quarta-feira, 4 de janeiro de 2023

La Cosmogonía

Cosmogonía (del griego κοσμογονία, kosmogonía o κοσμογενία, kosmogonía, derivado de κόσμος, kosmos ‘mundo’ y la raíz γί(γ)νομαι, gígnomai / γέγονα, gégona, ‘nacer’) es la narración mítica o un modelo, que pretende dar respuesta al origen del universo y de la propia humanidad.

Generalmente, en ella se nos remonta a un momento de preexistencia o de caos originario, en el cual el mundo no estaba formado, pues los elementos que habían de constituirlo se hallaban en desorden; en este sentido, el relato mítico cosmogónico presenta el agrupamiento —paulatino o repentino— de estos elementos, en un lenguaje altamente simbólico, con la participación de elementos divinos que pueden poseer o no atributos antropomorfos.

La cosmogonía pretende establecer una realidad, ayudando a construir activamente la percepción del universo (espacio) y del origen de dioses, la humanidad y elementos naturales. A su vez, permite apreciar la necesidad del ser humano de concebir un orden físico y metafísico que permita conjurar el caos y la incertidumbre.

Desde la antigüedad, los mitos han sido relatos compuestos por acciones simbólicas que se transmitieron por generaciones para ofrecer respuestas sobre el origen del universo y del hombre, relacionándolos con dioses y mensajeros que actuaban en nombre de estos.

Los mitos ofrecieron a las distintas culturas una visión integradora del mundo, al facilitar su percepción de los fenómenos que le parecían extraños a una creencia colectiva que dio origen a los que los acompañaron y proporcionaron la seguridad psicológica para la construcción de una identidad para la vida en comunidad.

En los mitos, algunos investigadores han señalado que los dioses suelen representar las fuerzas elementales de la naturaleza, que pueden percibir, de los cuales se derivan los fenómenos naturales que condicionaron sus vidas. Sin embargo, este postulado simplista y etnocéntrico ha ido quedando progresivamente superado para dar cuenta del mito como un especial espacio simbólico a partir del cual el ser humano puede atribuir significados (conscientes e inconscientes) a deidades, héroes y acciones míticas en estrecha relación con la vida psíquica, intersubjetiva, social y cultural. Esto quiere decir que un determinado mito puede tener relación con el proceso de madurez interno de determinada persona, pero también puede servir para generar cohesión social en una comunidad, o para legitimar determinadas estructuras de poder; no existe una explicación unívoca.


Etimología de la palabra «mito»

La palabra «mito» deriva del griego mythos, que significa ‘palabra’ o ‘historia’. Un mito tendrá un significado diferente para el creyente, para el antropólogo y para el filólogo. Esa es precisamente una de las funciones del mito: consagrar la ambigüedad y la contradicción. Un mito no tiene por qué transmitir un mensaje único, claro y coherente.

La mitología no es sino una alternativa de explicación frente al mundo, que recurre a la metáfora como herramienta creativa. Entonces, los relatos se adaptan y se transforman de acuerdo a quien los cuenta y el contexto en el que son transmitidos. Los mitos no son dogmáticos e inmutables sino que son fluidos e interpretables.


Cosmogonías

En general, las narraciones cosmogónicas no solo representan una configuración del universo, desde el punto de vista de estudiar lo que es en tanto que es y existe como sustancia de los fenómenos (visión ontológica), sino que de ellas también se derivan ciertas necesidades éticas para la preservación en la unidad del mismo.


Cosmogonías griegas

Las cosmogonías griegas narran el origen del mundo que parte del caos, para que en un acto de creación divina se imponga el orden. Esta acción marcará el principio del ser y del bien para el pensamiento griego, en donde el ser no puede ser informado porque el mal se acerca a la carencia de límite. Esta visión la recoge Hesíodo en su Teogonía y también Platón en el relato del demiurgo presente en el Timeo. Cabe destacar que en las cosmogonías griegas el orden se va imponiendo de una manera violenta, por las luchas entre los dioses, mientras que en la cosmogonía judeocristiana el orden surge por el poder de la Palabra de Dios.


Cosmogonía judeocristiana

En la cosmogonía judeocristiana, el origen del mundo está presente en el Génesis (el primer libro de la Biblia), que relata cómo Dios empezó a crear el mundo «en un principio». La teología cristiana utiliza el término ex nihilo para sustentar y referirse a la creación universal partiendo de la nada. Génesis 1 Reina-Valera 1960 (RVR1960) -La creación:


1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.


La creación es un proceso que tiene lugar con un principio: 'Hágase la luz', y luego separación de: la tierra de los cielos, la tierra de las aguas, la luz de la oscuridad. Es decir, se procede por separación de componentes partiendo del caos primigenio. San Ignacio de Loyola, en su: 'Relato del peregrino', dictado a Luis Gonçalves de Cámara, dijo: 'Una vez se le presentó en el entendimiento con grande alegría espiritual el modo con que Dios había creado el mundo, que le parecía ver una cosa blanca, de la cual salían muchos rayos, y que de ella hacía Dios lumbre.


El pensamiento científico y la cosmogonía contemporánea

Las teorías científicas proporcionan actualmente al imaginario popular los elementos para la descripción del origen del universo y lo que hay en él; orígenes que anteriormente eran explicados solo a través de la cosmogonía presente en las diferentes religiones. Así, actualmente las ciencias describen la evolución del universo, particularmente a través de la teoría del Big Bang; y el origen y la evolución de la vida, a través de la teoría de la síntesis evolutiva moderna.

El pensador Teilhard de Chardin propone una reconciliación entre el punto de vista científico y el de la religión cristiana, interpretando la génesis como una transformación organizada de la materia a través del tiempo, desde niveles simples como los átomos hasta niveles mucho más complejos, como la especie humana. Sin embargo, no considera al hombre como la culminación de la evolución sino como un paso intermedio hacia lo que denomina el Punto Omega de unidad final con Dios preexistente. Aunque las ideas de Teilhard de Chardin fueron rechazadas inicialmente por parte de la doctrina católica, el papa Benedicto XVI ha admitido que el jesuita francés fue un gran visionario a este respecto.

Dentro del ámbito de las ciencias naturales, Richard Dawkins (1941–), en su texto El gen egoísta (1976), narra la descripción científica del origen de la vida como el momento en el cual aparece sobre la Tierra una molécula, formada accidentalmente, que tenía la propiedad de crear copias de sí misma (un protobionte). Luego, a partir del ancestro común universal, Dawkins explicará el desarrollo de la vida (evolución biológica), describiendo las diversas ramificaciones en especies en lo que él denominó «errores en la replicación».


Unus Mundus y el Anima Mundi

Unus mundus (en latín un mundo, o un solo mundo) es un término que se refiere al concepto de una realidad subyacente unificada a partir de la cual todo emerge y a la cual todo retorna.

Fue popularizado en el siglo XX por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, aunque el término se remonta a escolásticos como Juan Duns Scoto​ y fue retomado en el siglo XVI por Gerhard Dorn, un estudiante del famoso alquimista Paracelso.


Jung y Pauli

Jung, conjuntamente con el físico Wolfgang Pauli, exploró la posibilidad de que sus conceptos de arquetipo y sincronicidad estuvieran relacionados con el unus mundus; el arquetipo sería una expresión del unus mundus, mientras que la sincronicidad, o coincidencia significativa, sería posible por el hecho de que ambos, el observador y el acontecimiento concurrente, se derivan en última instancia de la misma fuente, el unus mundus.

Jung siempre tuvo cuidado, sin embargo, de enfatizar la naturaleza tentativa y provisional de tales exploraciones en una idea unitaria de la realidad.


Para Jung:

Mientras que el concepto unus mundus es una especulación metafísica, lo inconsciente puede ser experimentado en sus manifestaciones de manera al menos indirecta.

El alma del mundo (en latín: anima mundi) es el espíritu etérico puro, el cual fue proclamado por algunos filósofos antiguos como lo subyacente en toda la naturaleza (Monismo). Es lo que anima la naturaleza de todas las cosas como la misma alma anima al ser humano; estando presente en todo lo existente.


Por tanto, es de resaltar que: este mundo es, de hecho, un ser viviente dotado con alma e inteligencia [...] una entidad única y tangible que contiene, a su vez, a todos los seres vivientes del universo, los cuales por naturaleza propia están todos interconectados.

Platón, Timeo 29, 30


La idea se originó con Platón y también está presente en doctrinas orientales, en los conceptos de Brahman (Dios) y del atman (alma) en el hinduismo. Consecuentemente los estoicos creían que era la única fuerza vital presente en el universo.

Similares conceptos fueron sostenidos por filósofos tales como Paracelso (1493-1541), Baruch Spinoza (1632-1677), Gottfried Leibniz (1646-1716) y Friedrich Schelling (1775-1854).

Desde los años sesenta ha sido recobrada por defensores de la hipótesis de Gaia (que considera que la Tierra es un ser vivo), tal como James Lovelock.

O Ovo Cósmico

Os sacerdotes de jemenu, capital do décimo quinto nomo do alto Egito lograram criar um sistema cosmogônico pouco conhecido, e só através de textos que pertencem a outros sistemas, e geralmente da época tardia é que se pode ter algum conhecimento a respeito desse sistema.

O principal deus desse nomo era a divindade lunar Thot, também deus dos escribas, mas Thot não toma parte na criação do mundo. E nem sequer seus adoradores observam algum tipo de doutrina nesse sentido.

Dizia-se que, em Jemenu, em princípio haviam oito deuses, dos quais se têm pouca certeza quem eram, e com um demiurgo, que em alguns textos é Shu, e em outros, Atón Rá; ela, entretanto, foi, indiscutivelmente a característica matricial do panteão de Jemenu. Ao mesmo tempo, funcionam como uma divindade autônoma, composta por oito deuses que agem sempre de forma igual, de forma distinta da Enéade de Iunu.

Muito pouco se conhece ou se especula da Ogdoáde de Jemenu, uma das mais misteriosas congregações de divindades do antigo Egito, talvez originária de uma agregação de crenças antigas das várias doutrinas de Tebas, Iunu e do Fayun. Paralela a Enéade, ela é formada por oito deuses, chamados conjuntamente de “Hehu”, organizados em quatro casais divinos.

Seu culto, entretanto, é muito remoto, sendo inclusive o nome da cidade – Jemenu – dado em homenagem a essas entidades: significa “cidade dos oito”. Ao contrário da Enéade de Iunu, esses deuses formavam uma entidade única, que apesar da diversidade tinha apenas uma vontade, uma vez que eles sempre estavam em uníssono.

Os quatro pares de deuses da ogdoáde são representados, via de regra, com corpos de homem e cabeça de rã, e as mulheres com corpo de mulher e cabeça de serpente. Se considerarmos que a possibilidade de essa ogdoáde dar origem e ter relações com outros sistemas divinos, é possível inferir que há uma mudança conforme muda o sistema, ou seja, a cosmogonia, apesar de ser a mesma divindade – ou antes, ter o mesmo nome.


Os quatro pares de deuses são:


-Nun e Naunet, representando o oceano primordial;

-Heh e Hehet, cujo aspecto é um tanto obscuro, mas seria algo relacionado ao caminho que as águas percorrem quando á cheia;

-Kek e Keket parecem estar ligadas ás trevas;

- Amon e Amaunet, relacionados ao desconhecido, e seriam deuses não cognoscíveis.

- Niau e Niaunet, que personificariam o vazio, a ausência da totalidade.


A cosmogonia de Iunu admitia a existência e dizia ser a Ogdoáde uma emanação de Rá, que era divindade suprema, numa espécie de sincretismo.

Nas leituras mais antigas e puramente relacionadas á cosmogonia de Jemenu, Rá existia, mas não como divindade suprema; ele era, inclusive filho dos membros da Ogdoáde.

Dizia-se que nesta era primordial, uma ilha se ergueu do oceano primitivo, e foi nesta ilha que os deuses rãs e deusas serpente colocaram um ovo. Desse ovo nasceu o Sol, que deveria criar o mundo e ordenar a criação.

Não há uma concordância nos textos e hinos de Jemenu quanto á origem desse ovo. As explicações que são dadas, além de muito pouco exatas, tendem a conter a influência de uma outra cosmogonia, via de regra a tebana. Não há sequer concordância sobre que ave teria botado o ovo, hora um ganso, hora um falcão.

Enfim, não se sabe exatamente que Deus se ocultava na casca – não no interior, note-se – do ovo cósmico. Algumas possibilidades, corrobadas por textos da época, apontam para o deus Shu, já que o sopro de vida desse Deus era universal.

Os sacerdotes de Jemenu não tinham uma idéia muito clara da origem desse ovo, e suas explicações revelam a influência de outros sistemas teológicos, em especial o Tebano.

Os textos religiosos mais antigos não estão de acordo nem, sequer, na atribuição de que ave teria posto o ovo. Às vezes a ave parece ser um ganso, outras vezes parece ser um falcão; e o livro dos mortos parece, às vezes, referir-se ao ovo de um pássaro macho.

Ao final não se sabe quem é o demiurgo que se oculta na casca do ovo cósmico. Talvez venha a ser Shu, o deus do ar, "o que separa a terra dos céus", e a casca do ovo tenha sido o repetáculo do sopro de vida universal. Essa poderia ser, ao menos, uma explicação que faria sentido para os egípcios, já que "casca" (suhet) e "sopro do ar" (suh) eram, em sua língua, palavras muito próximas, que derivavam da mesma raiz.

Segundo o sistema de Iunu shu seria a primeira criatura do demiurgo Rá, e, por sua vez, o criador dos deuses da Enéade. Do mesmo modo, a passagem de número 76 do texto dos sarcófagos proclama Shu como o pai dos deuses, e, concretamente, da Ogdoáde de Jemenu.

Mas há uma contradição com a passagem de número 226 do texto dos sarcófagos, em que Shu nasce sim do ovo, mas justamente daquele que os oito membros da Ogdoáde de teriam depositado na colina de Jemenu. Dessa maneira, seriam os pais, e não os filhos de Shu.

Os sacerdotes não souberam como evitar essas contradições, quando tentaram realizar a "integração" do mito de Jemenu com os sistemas cosmogônicos em vigor.

A confusão seria cada vez maior com o tempo: um texto da época Lágida dirá que Ptah, o deus da terra, criou o ovo que saiu do caos, (Num), e deste ovo vieram à existência os deuses da Ogdoáde. Outro mito diz que Rá, e toda a humanidade teriam saído daquele ovo.

Um hino de inspiração tebana disse que no interior do ovo se encontrava o demiurgo, e ele é identificado com o deus solar Rá e o deus nacional do novo império, Amon. Shu, deus do ar, havia perdido, logo, o papel de Demiurgo.

El Océano Cósmico

Un océano cósmico o río celestial es un motivo mitológico que se encuentra en la mitología de muchas culturas y civilizaciones, que representa el mundo o el cosmos envuelto por las aguas primordiales.

En los mitos de la creación, las aguas primordiales a menudo son representadas inicialmente llenando todo el universo, siendo la primera fuente del cosmos de los dioses con el acto de creación correspondiente al establecimiento de un espacio habitable separado de las aguas envolventes. Una de las primeras veces que aparece es en la mitología mesopotámica antigua como Nammu en sumerio, más tarde como Apsu y Tiamat babilónicos; y como Nun en la mitología egipcia. El Enuma Elish lo describe como:

Cuando el cielo de arriba aún no había sido nombrado/Ni la tierra de abajo se pronunciaba por nombre,

Apsu, el primero, su generador/Y la creadora Tiamat, que los apoyó a todos,

Habían mezclado sus aguas, pero no habían formado pastos ni cañas descubiertas.

Cuando los dioses aún no se han manifestado/Los nombres no se han pronunciado, ni se han declarado los destinos.

Entonces los dioses nacieron dentro de ellos.

El contacto de los pueblos semíticos en el Cercano Oriente con los pueblos mesopotámicos y egipcios influyó en la concepción hebrea de las aguas primitivas.​ En la historia de la creación en la Biblia, inicialmente solo existe tierra y agua en un estado desorganizado: «Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Génesis 1:2). El mundo también es creado como un espacio dentro del agua, y por lo tanto está rodeado de esta, «Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas» (Génesis 1:6). Este abismo de aguas es designado por la palabra Tehom en hebreo.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

La mitología griega también fue influenciada: en algunas versiones de teogonías narran a los dioses que personifican las aguas como los primeros en existir, como se refiere Homero en la Ilíada 14:201: «Océano, origen de los dioses, y la madre Tetis».​ Aristóteles y Platón se refirieron a esta corriente.​ Platón, sin embargo, afirma en Timeo que el estado pre-cósmico no está formado por elementos naturales:

Como dijimos al principio, todas estas cosas estaban en un estado de desorden, cuando dios implantó en ellas proporciones tanto en relación con ellos mismos como en sus relaciones entre sí, en la medida en que les fuera posible estar en armonía y proporción. En ese momento, nada participaba en esto, excepto por accidente, ni había nada que mereciera ser llamado por los nombres que ahora usamos, como fuego y agua.

Plutarco señala que los egipcios se atribuyen el origen de la doctrina del agua como elemento inicial (que se encuentra en Tales y Homero):

Ellos [los egipcios] piensan que Homero también, como Tales, puso el agua como el principio y el origen de todas las cosas, después de aprender de los egipcios; Océano es Osiris y Tetis es Isis, porque ella cuida y nutre todas las cosas.

Posteriormente, Beroso confronta las narrativas griega y babilónica, comparando a Omoroca (una forma del título de Tiamat como «Ummu–Hubur», que significa Madre-Río del Inframundo, o derivado de «emaruukka», inundación​) con Talasa (mar).

Él [Beroso] dice que había un tiempo en el cual todo era oscuridad y agua, dónde nacieron extrañas criaturas de peculiar forma [...]; sobre todas estas regía una mujer llamada Omorka (Όμόρκα), la cual en caldeo es llamada Thalath (Θαλάτθ), que en griego significa «el mar» (Θάλασσα), pero en valor numérico es igual a «luna».

Oannes dijo que hubo un momento en que todo era oscuridad y agua, y que en esta agua seres extraños con formas peculiares cobraron vida [...] Pero esto, dice [Beroso], es hablar alegóricamente sobre la naturaleza, donde todo consistía en humedad y las criaturas llegaron a existencia en ella.

En la mitología iraní, Frāxkard (persa medio: pl'hwklt, Avesta: Vourukaša; también llamado Warkaš en persa medio) es el nombre del océano cósmico, tal como se aparece en Bundahishn. En la mitología hindú, el concepto aparece como la diosa Danu18​ y sus hijos (Dánava), o como Apas (aguas).​ El indólogo Alain Daniélou señala que se encuentra en las tradiciones del hinduismo:

El mundo es un pensamiento divino, una vibración en el sustrato causal; por lo tanto, la luna, la mente cósmica, se asimila a las aguas causales (ap), de las ondas a partir de las cuales se desarrollan todas las formas tangibles.

En la mitología nórdica según la Edda poética, la fusión del hielo primordial genera todas las criaturas del cosmos, originando a Ymir (de cuyo sudor surgieron los gigantes) y a Audumbla (que lamió el carámbano, dando forma al humano).

Justo cuando la parte norte estaba congelada, el sur estaba derretido y brillante, pero el centro de Ginnungagap era tan suave como el aire en una noche de verano. Allí, el cálido aliento que provenía del norte de Muspell encontró la escarcha de Niflheim; y hablaron y jugaron, y el hielo comenzó a derretirse y gotear. La vida se aceleró en esas gotas, que tomaron la forma de un gigante, llamado Ymir.

La narrativa de Popol Vuh, atribuida al pueblo maya quiché, registra un mito de la creación maya que contiene referencias a las aguas primordiales:

La faz de la tierra aún no ha aparecido. Solo queda la extensión del mar, junto con la matriz de todo el cielo [...] Tz'aqol y B'itol, Tepeu y Serpente Quetzal (Gucumatz), Xmucane y Xpiyacoc. Brillantes son en el agua, envuelto en plumaje de quetzal y plumas de cotinga. Por eso se llaman Serpiente de Quetzal [...] Deje que el agua se retire, se vacíe, para que se cree la placa de tierra.

En el espiritismo, el concepto de «fluido cósmico universal» o «fluido universal» se atribuye a los espíritus como la sustancia fundamental de toda la materia y el elemento único que sufre modificaciones, generando propiedades del universo como las fuerzas moleculares, la electricidad y el magnetismo.

La materia cósmica primitiva contenía los elementos materiales, fluidos y vitales de todos los universos que muestran su magnificencia frente a la eternidad. Es la madre fructífera de todas las cosas, la primera abuela y, sobre todo, la eterna generatriz. Esta sustancia de la que provienen las esferas siderales no ha desaparecido en absoluto; este poder no murió, ya que todavía, sin cesar, da a luz nuevas creaciones y recibe incesantemente, reconstituido, los principios de los mundos que se borran del libro eterno.

La Cosmología

La cosmología, del griego κοσμολογία («cosmología», compuesto por κόσμος, /kosmos/, «cosmos, orden», y λογια, /logía/, «tratado, estudio») es la rama de la astronomía que estudia el universo en conjunto y su origen.

La palabra «cosmología» fue utilizada por primera vez en 1731 en la Cosmología generalis del filósofo Christian Wolff. El estudio científico del universo tiene una larga historia que involucra a la física, la astronomía, la filosofía, el esoterismo y la religión.

El nacimiento de la cosmología moderna puede situarse en 1700 con la hipótesis de que las estrellas de la Vía Láctea pertenecen a un sistema estelar de forma discoidal, del cual forma parte el propio Sol; y que otros cuerpos nebulosos visibles con el telescopio son sistemas estelares similares a la Vía Láctea, pero muy lejanos.


Cosmología física

Cosmología física se entiende por el estudio del origen, la evolución y el destino del Universo utilizando los modelos terrenos de la física. La cosmología física se desarrolló como ciencia durante la primera mitad del siglo XX como consecuencia de los acontecimientos detallados a continuación:


1915-1916. Albert Einstein formula la teoría general de la relatividad, que será la teoría marco de los modelos matemáticos del universo. Al mismo tiempo formula el primer modelo matemático del universo conocido como universo estático, donde introduce la famosa constante cosmológica y la hipótesis conocida como principio cosmológico, que establece que el universo es homogéneo e isótropo a gran escala, lo que significa que tiene la misma apariencia general observado desde cualquier lugar.

1916-1917. El astrónomo Willem de Sitter formula un modelo estático de universo vacío de materia con la constante cosmológica donde los objetos astronómicos alejados tenían que presentar corrimientos al rojo en sus líneas espectrales.

1920-1921. Tiene lugar el Gran Debate entre los astrónomos Heber Curtis y Harlow Shapley que estableció la naturaleza extragaláctica de las nebulosas espirales cuando se pensaba que la Vía Láctea constituía todo el universo.

1922-1924. El físico ruso Alexander Friedmann publica la primera solución matemática a las ecuaciones de Einstein de la relatividad general, que representan a un universo en expansión. En un artículo de 1922 publica la solución para un universo finito y en 1924 la de un universo infinito.

1929. Edwin Hubble establece una relación lineal entre la distancia y el corrimiento al rojo de las nebulosas espirales que ya había sido observado por el astrónomo Vesto Slipher en 1909. Esta relación se conocerá como Ley de Hubble.

1930. El sacerdote y astrónomo belga Georges Édouard Lemaître esboza su hipótesis del átomo primitivo, donde sugería que el universo había nacido de un solo cuanto de energía.

1931. Milton Humason, colaborador de Hubble, da la interpretación de los corrimientos al rojo como efecto Doppler debido a la velocidad de alejamiento de las nebulosas espirales.

1933. El astrónomo suizo Fritz Zwicky publica un estudio de la distribución de las galaxias, sugiriendo que estaban permanentemente ligadas por su mutua atracción gravitacional. Zwicky señaló, sin embargo, que no bastaba la cantidad de masa realmente observada en la forma de las galaxias para dar cuenta de la intensidad requerida del campo gravitatorio. Se introducía así el problema de la materia oscura.

1948. Herman Bondi, Thomas Gold y Fred Hoyle proponen el modelo de estado estacionario, donde el universo no solo tiene la misma apariencia a gran escala visto desde cualquier lugar, sino que la tiene vista en cualquier época.

1948. George Gamow y Ralph A. Alpher publican un artículo donde estudian las síntesis de los elementos químicos ligeros en el reactor nuclear que fue el universo primitivo, conocida como nucleosíntesis primordial. En el mismo año, el mismo Alpher y Robert Herman mejoran los cálculos y hacen la primera predicción de la existencia de la radiación de fondo de microondas.

1964. Arno Penzias y Robert Woodrow Wilson de los laboratorios Bell descubren la señal de radio que fue rápidamente interpretada como la radiación de fondo de microondas, que supondría una observación crucial que convertiría al modelo del Big Bang (o de la Gran Explosión) en el modelo físico estándar para describir el universo. Durante el resto del siglo XX se produjo la consolidación de este modelo y se reunieron las evidencias observacionales que establecen los siguientes hechos fuera de cualquier duda razonable:

El universo está en expansión, en el sentido de que la distancia entre cualquier par de galaxias lejanas se está incrementando con el tiempo.

La dinámica de la expansión está descrita con muy buena aproximación por la teoría general de la relatividad de Einstein.

El universo se expande a partir de un estado inicial de alta densidad y temperatura, donde se formaron los elementos químicos ligeros, estado a veces denominado Big Bang o Gran Explosión.


El Big Bang

A pesar de que el modelo del Big Bang o «La Gran Explosión» es un modelo teórico observacionalmente bastante robusto y ampliamente aceptado entre la comunidad científica, hay algunos aspectos que todavía quedan por resolver:

Se desconoce qué ocurrió en los primeros instantes tras el Big Bang. La respuesta se busca mediante el estudio del universo temprano, una de cuyas metas es encontrar la explicación a una posible unificación de las cuatro fuerzas fundamentales (fuerza nuclear fuerte, fuerza nuclear débil, fuerza electromagnética y la fuerza más débil de las cuatro que es la gravitacional).

No existe un modelo definitivo de la formación de las estructuras actuales, a partir del Big Bang. La respuesta se busca mediante el estudio de la formación y evolución de las galaxias y la inflación cósmica.

Queda por saber a qué se debe el hecho de que el universo se expanda con aceleración (Véase Aceleración de la expansión del universo).

No se sabe cuál es el destino final del universo.

Se desconoce en su mayor parte la naturaleza de la materia oscura y la energía oscura.

En el momento después del Big Bang aparecieron las partículas elementales, dos quarks arriba y uno abajo en los protones y dos quarks abajo y uno arriba en los neutrones, y se desconoce la proporción entre protones y neutrones. Estas partículas están hechas por dos quarks con la misma carga eléctrica, no se habrían podido unir gracias a la interacción electromagnética, siendo inútil recurrir a la interacción nuclear fuerte, pues esta solo tiene un alcance del tamaño máximo de un núcleo atómico y además porque la interacción electromagnética tiene un alcance gigantesco y si el universo se agrandó en un solo segundo cien octillones de veces, en este brevísimo lapso de tiempo la interacción nuclear fuerte no podría unir la casi totalidad (si no es la totalidad) de los quarks.


Cosmologías alternativas

Se entiende por cosmología alternativa todas aquellas teorías, modelos o ideas cosmológicas que contradicen el modelo estándar de cosmología. La mayoría de ellas se han ido descartando con el tiempo, o están hoy en un estado decadente.


Cosmología de plasma: Ambiplasma

Teoría del estado estacionario

Expansión cósmica en escala de C. Johan Masreliez

MOND de Mordehai Milgrom


Cosmología filosófica

En filosofía y metafísica, la cosmología trata del universo considerado como colección de seres finitos, de su esencia, origen, leyes, elementos y atributos o caracteres más importantes y generales:


Del mundo en general;

De los principios esenciales de los cuerpos;

De las leyes de la naturaleza física;

De las principales afecciones o propiedades de los cuerpos;

De los cuerpos vivientes y animados, por ser partes principales del mundo visible.

El ciclo de Pan Gu

 


Pan Gu ( chino tradicional: 盤古) es un ser mitológico chino. Forma parte de dos mitos cosmogónicos; con su nacimiento se formó el mundo y de sus órganos tras su muerte surgieron los accidentes geográficos. Es venerado en el taoísmo.
Se suele representar a Pan Gu con un par de cuernos, un cuerpo peludo y ropa hecha con plantas. A veces tiene colmillos y a veces lleva un hacha. A veces parte de su cuerpo es el de una serpiente o un dragón.

El ciclo de Pan Gu
El primer mito de creación que protagoniza Pan Gu es un mito tardío cuyas primeras pruebas escritas datan del siglo III: en Historia de los tres soberanos y los cinco emperadores, se relata cómo el universo fue creado por la separación de cielo y tierra a manos de Pan Gu:
En medio del cielo y de la tierra, que estaban juntos y mezclados como si fueran un huevo, nació Pan Gu. El cielo y la tierra tardaron dieciocho mil años en separarse. Lo Yang, que era claro, fue haciéndose el cielo, y lo Yin, que era turbio, fue haciéndose la tierra, y en medio cambiaba Pan Gu sin parar hasta que su sabiduría llegó a ser tan alta como la del cielo y su fortaleza tanta como la de la tierra. Durante aquellos dieciocho mil años el cielo fue subiendo una vara al día, la tierra fue bajando otra vara y Pan Gu fue creciendo otro tanto; y así estuvo sucediendo hasta que llegó el cielo al tope por arriba, la tierra al tope por abajo y Pan Gu al máximo de su tamaño.
En el principio no había nada en el universo salvo caos informe y una masa oscura y vacía. El caos comenzó a fusionarse en un huevo cósmico durante 18.000 años. Dentro de él, los principios opuestos del yin y yang se equilibraron y Pangu salió del huevo. permaneció entre ellos empujando el cielo hacia arriba. Esta tarea le llevó 18.000 años, elevándose el cielo cada día un zháng (丈, equivalente a 3'33 metros) mientras la tierra se hundía en la misma proporción y Pangu crecía también la misma longitud. En algunas versiones, Pangu es ayudado por los cuatro animales benévolos: la tortuga espíritu (靈龜; pinyin: língguī), el qilin (麒麟), el fénix (鳳凰; pinyin: fènghuáng) y el dragón Yinglong (應龍).
En algunas versiones del mito nace a partir de un huevo cósmico en forma de dragón. Dentro del huevo, Pan Gu simboliza el Taiji (太極).
Después de otros 18.000 años, Pan Gu se tumbó a descansar. Era ya tan mayor que su sueño fue llevándolo lentamente hacia la muerte. De su respiración surgió el viento, de su voz el trueno, del ojo izquierdo el sol y del derecho la luna. Su cuerpo se transformó en las montañas, su sangre en los ríos, sus músculos en las tierras fértiles, el vello de su cara en las estrellas en la Vía Láctea. Su pelo dio origen a los bosques, sus huesos a los minerales de valor, la médula y semen en jade y perlas. Su sudor cayó en forma de lluvia y las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo (pulgas en algunas versiones), llevadas por el viento, se convirtieron en los seres humanos. Según la leyenda, Pangu acabó de crear el universo hacia el año 2.229.000 A.C.1​ Así, Pan Gu dio origen a todo lo que conocemos hoy en día.

Fuentes documentales
Xu Zheng (徐整, Xú Zhěng, 220 - 265), en el libro Sanwu Liji (三五歷紀), es el primero en mencionar el mito en la historia "Pangu separa el cielo de la tierra".
Ge Hong (葛洪, Gě Hóng, 284 - 364), en el Baopuzi Neipian (抱朴子内篇), describe a Pangu.
Ouyang Xun (欧阳询, Ōuyáng Xún, 557 - 641), en el Yiwen Leiju (藝文類聚), también habla de Pangu.


El Huevo Cósmico

Un huevo cósmico o huevo del mundo es un tema mitológico y cosmogónico usado en los mitos de creación de muchas culturas y civilizaciones. Típicamente el huevo cósmico representa simbólicamente un comienzo de algún tipo.


Mito del Huevo cósmico

Las primeras ideas de un naciente "Cosmos en forma de huevo" proviene de algunas de las escrituras en sánscrito. El término sánscrito Brahmanda (Brahm significa 'Cosmos' o 'expansión', Anda significa "huevo"). Entre los mitos Hindú que hacen referencia al tema destaca el de la diosa Ammavaru. Igualmente está relacionado con el concepto de Hiranyagarbha (que significa matriz dorada), y hace referencia a la matriz universal; siendo esta la fuente de la creación del universo o el cosmos manifestado en la filosofía védica.


La ciencia y el mito del Huevo cósmico

Huevo cósmico es también un concepto cosmológico desarrollado en los años 1930 y explorado por los teóricos durante las dos décadas siguientes. La idea viene de la aparente necesidad de reconciliar las ideas de Georges Lemaître, corroboradas empíricamente por Edwin Hubble, sobre que nuestro universo es un universo en expansión, basándose en las ecuaciones de la teoría de la relatividad general de Einstein).


Teorías científicas equivalentes al mito del Huevo cósmico

La conjetura afirmaba que hace varios miles de millones de años toda la masa del universo estaba comprimida en un volumen unas treinta veces el tamaño de nuestro sol, y desde este estado se expandió hasta su estado actual (el Big Bang).

Otra propuesta relacionada afirmaba que la gravedad estaría ralentizando gradualmente la expansión cósmica, y que en algún momento del futuro el universo podría volver a contraerse hasta formar una nueva singularidad espaciotemporal (equivalente un nuevo huevo cósmico), proceso conocido como Big Crunch. Entonces el universo "rebotaría" a otra fase de expansión, y el proceso se repetirá indefinidamente; teoría conocida como teoría del universo oscilante.

Sin embargo, las observaciones actuales muestran una expansión acelerada del universo, por lo que parte de la hipótesis anterior ya no tiene amplia aceptación, aunque es una solución posible de las ecuaciones de campo de Einstein con constante cosmológica nula (aunque en nuestro universo parece tener un valor pequeño pero positivo).


Teorías científicas alternativas contrarias al mito del Huevo cósmico

Un intento rival de reconciliar un universo eterno con la expansión cósmica es la teoría del estado estacionario desarrollada por Fred Hoyle y otros. Según Hoyle, nunca ocurrió ningún suceso como el Big Bang y la expansión cósmica es eterna, creándose continuamente nueva materia para mantener una densidad constante. Ambas teorías se oponen al más reciente modelo de universo sin límites propuesto por Stephen Hawking, en el que el espaciotiempo surgió de una singularidad espaciotemporal en el Big Bang. En este modelo, cualquier cuestión de lo que ocurrió "antes" del Big Bang carece de significado, dado que el propio tiempo fue creado en ese instante. Pero de hecho últimamente Roger Penrose, en conjunto con su amigo Stephen Hawking, han puesto en tela de juicio si carece de significado hablar de "antes" del Big Bang, agregando así modificaciones al modelo del Big Bang. Igualmente hasta la fecha esto es todavía un tema de discusión.