En el Sendero Izquierdo, Lucifer es el nivel donde se conecta con las energías planetarias y en lado diurno del Árbol de la Vida, lo cual representa el amor estéril de este plano material, el cual sin embargo rinde frutos en los niveles más altos. A través de ello el adepto renace como su propio hijo y se convierte en uno con su propio Daemon, el propio ser elevado. La Venus Oscura es la madre del Daemon, el príncipe que pertenece al siguiente nivel del Árbol Cósmico – El qlipha Thagirion. A’arab Zaraq es la esfera del lado obscuro de los sentimientos y emociones que se manifiestan a la luz de la consciencia en una forma de expresión creativa.
Lucifer es aquel que rechazó el plan de salvación de Dios y se atrevió a proponer el suyo propio. Él encarna el eterno sueño de la autodeificación, el camino del progreso espiritual individual y la búsqueda de la perfección. Él es el patrón de las artes, específicamente las extáticas, de las emociones, la imaginación y la creatividad.
El objetivo principal es la Libertad sin límites, la cual es posible alcanzarla sólo cuando uno trasciende su naturaleza humana y se convierte en un dios. Es la total Liberación de los límites impuestos por el mundo material y los dogmas que atan al Ego y que nos dan posibilidades ilimitadas de creación.
En esta iniciación gradualmente pasamos a través de sucesivos niveles del despertar de la consciencia, hasta el nivel de Satariel (Binah) donde experimentamos la apertura de “El ojo de Lucifer”. La Serpiente Kundalini despliega sus alas y se convierte en el Dragón. Entonces se abre el ojo, que ve lo invisible.
Por esto, el Ojo de Lucifer, es también llamado, el Ojo de Odín, como un símbolo de haber completado cierta etapa del proceso iniciatico. Todo esto junto forma 11 niveles. El punto de inicio es el mundo de las ilusiones en el que vivimos. Cuando nos volvemos conscientes de del mundo que existe más allá de la realidad que percibimos, nuestra consciencia voltea al “Otro Lado”, o el “Lado Izquierdo”. Una grieta en el velo de las ilusiones se abre y a través de ella entra una realidad alternativa. Así pasamos a través del portal de Lilith y comenzamos el viaje iniciatico en el mundo de las Tinieblas.
Gradualmente el ojo de Lucifer se abre en nuestra consciencia y su luz brilla como una antorcha en la obscuridad del abismo hasta que está totalmente abierta en el nivel de Satariel (8.0) y arde con la luz de la divinidad en el nivel de Ghagiel (9.0).
Se cree que Lucifer, es el personaje principal del épico poema de Milton,” El Paraíso perdido”, aunque en el texto es llamado Satán. Pero la palabra “Satán” significa “Adversario”, “El Acusador”, “El Oponente”. Y el Satanás de Milton es de hecho el Oponente de Dios. Sin embargo su imagen está lejos del estereotipo de un sombrío y astuto demonio, tal como es descrito por la tradición Cristiana contemporánea.
En vez de ello, él es el ángel que trae la luz, quién se atreve a retar a Dios y dejar el Cielo para crear su propio reino en el abismo de la oscuridad. Sin embargo, al mismo tiempo, él no pierde su belleza, esplendor u orgullo. Él es el Adversario, el rebelde que rechaza la obediencia de Dios, el regente orgulloso y el príncipe de la oscuridad. Él representa el principio de “Negación”, tan esencial para la continuidad de la existencia del mundo y la armonía cósmica. En el Sendero de la Mano Izquierda él encarna la persecución de la propia divinidad (él no está satisfecho con el espacio limitado y la función que Dios le asignó).
A través de su caída él se convirtió en el emblema de la fuerza y la libre voluntad que prueba que uno puede existir sin Dios y su luz divina, y que uno puede ser el propio creador y dar forma a su propio mundo en las profundidades del abismo, donde existe un potencial infinito para la creación. Lucifer inspira a todos aquellos cuya voluntad es lo suficientemente fuerte para seguir sus pasos y caminar el Sendero de la Mano Izquierda; aquellos a quienes él les agrada y creen que “Es mejor reinar en el Infierno que servir en el Cielo”.