terça-feira, 19 de março de 2024

Leviatán – "Rey de todos los Hijos del Orgullo"


"Maldígan a los que maldicen el día, los que están listos para despertar a Leviatán."

(Job 3:8)


El nombre de esta serpiente mítica de agua deriva del hebreo y significa "aquello que se pliega en sí mismo" o "aquello que es arrastrado hacia afuera." El nombre aparece principalmente en las fuentes cristianas: El Antiguo Testamento (Libro de Job, Libro de Isaías, Libro de los Salmos), y en los apócrifos (Libro de Enoc, el Libro de Esdras), donde se refiere a una serpiente, un dragón, un cocodrilo, una ballena, o en general - una bestia del mar. Leviatán también se menciona en la literatura rabínica y en varios relatos Gnósticos. La Biblia presenta a Leviatán como una de las creaciones de Yahweh:

“Allí surcan las naves, Y Leviatán que hiciste para que jugara en él”. (Salmos 104:26)

Yahweh creó esta maravillosa serpiente de mar como un orgullo para el mundo. Sin embargo, Leviatán es también un enemigo de Yahweh, él es la encarnación del mal, el engreimiento, la oscuridad y el caos, el cual este dios se esfuerza continuamente en derrotarlo. Como una serpiente de siete cabezas, Leviatán es una de las formas del Diablo:

“En aquel día el Señor castigará con su espada terrible, inmensa, poderosa,

a Leviatán, la serpiente enroscada,

a Leviatán, la serpiente tortuosa,

y matará al dragón que está en el mar”. (Isaías 27:1)

El Antiguo Testamento describe a Leviatán como el monstruo más peligroso que Yahweh tiene que enfrentar. Pero los apócrifos y la literatura rabínica mencionan dos monstruos: un macho y una hembra. La hembra es Leviatán, el macho: Behemoth (plural de "behamah" = "bestia"). Según el Midrash, dos Leviatanes fueron creados en el quinto día de la Creación. Al principio estaban unidos en un par, pero Dios, temiendo que sus crías pudieran destruir el mundo, mató al monstruo hembra. Su carne será servida como un manjar a los piadosos en el Día del Juicio. El monstruo masculino habita en los mares, en el Mar Mediterráneo en particular, y las aguas del Jordán corren por sus mandíbulas.

Su cuerpo mide 300 millas de largo, y cuando tiene hambre, el calor de su boca hace que las aguas entren en ebullición. También los ojos de Leviatán son característicos: brillan con una luz extraña, son "como los párpados del alba." (Job 41:18).

Sin embargo, de acuerdo con el Libro de Enoc, Leviatán y Behemoth no serán separados antes del Día del Juicio:

“En aquel día dos monstruos se distribuirán como alimento; un monstruo hembra, cuyo nombre es Leviatán, habitante de las profundidades del mar, sobre las fuentes de las aguas; Y un monstruo macho, cuyo nombre es Behemoth, que posee, moviéndose en su vientre, el desierto invisible. Su nombre era Dendayen al este del jardín donde los elegidos y los justos habitarán”. (Enoc 7-9)

Entonces ambos monstruos serán derrotados y Leviatán será muerto, y su cuerpo será servido como banquete de los justos. De la piel de Leviatán Dios hará tiendas para las gentes más piadosas, cinturones, collares y joyas. Los restos de la piel serán colgados en las paredes de Jerusalén y brillarán en todo el mundo. Según la leyenda, será Gabriel quien se enfrentará a Leviatán en la lucha. Pero no va a ser capaz de derrotar a la serpiente del mar por su cuenta. Ni Yahweh ni ninguno de sus ángeles son lo suficientemente fuertes como para matar a la bestia del mar. Dios ordenará a Leviatán y Behemoth (el buey de montaña) a que se batan a duelo, y su lucha terminará con la muerte de los dos monstruos.

El Día del Juicio se presenta de manera similar en el Apocalipsis Siríaco de Baruc. De acuerdo con este relato apócrifo, Leviatán y Behemoth serán muertos en el día de la venida del Mesías, y sus carnes serán servidas como banquete para los elegidos.

En otra obra apócrifa, llamados Los Libros de Esdras, no prevé el destino de Leviatán y Behemoth.

Sin embargo, los describen como dos monstruos que se crearon en el quinto día y luego fueron separados, porque las aguas no podían mantenerlos juntos. Y así Behemoth fue a morar en las montañas y en los desiertos, mientras que, para Leviatán, Dios le asignó la séptima parte de la tierra – aquella llena de las aguas. Behemoth se convirtió entonces en el señor de la tierra seca, Leviatán - el regente de las aguas y de todas las criaturas acuáticas.

La descripción de la apariencia de Leviatán se da en el Libro de Job, donde se le identifica como un cocodrilo. Su espalda está hecha de hileras de escudos, de su boca salen antorchas en llamas y saltan chispas de fuego. De sus narices sale humo y con su aliento puede encender carbones. Su corazón es duro como una piedra. Cuando él se levanta, los poderosos se asustan y desmayan. Cuando se mueve, deja detrás una estela brillante. Su respiración agita las olas del mar. Él es el Señor de las tempestades y las tormentas. Ningún arma le puede hacer daño. Él es invencible y no le teme a nada:

“Nada en la tierra es semejante a él, una criatura sin temor.

Desafía a todo ser altivo; él es rey sobre todos los hijos de orgullo”. (Job 41,33-34)

Leviatán y Behemoth aparecen también en las fuentes Gnósticas. Los Ofitas consideraban estas dos criaturas como dos (de los siete o diez) círculos o estaciones que el alma tiene que pasar a fin de ser purificada y alcanzar la dicha. En sus escritos, Leviatán es el alma del mundo, identificada con la serpiente Ouroboros.

Estas dos bestias primordiales también poseen muchas contrapartes en otras mitologías y leyendas de diferentes culturas. A menudo se identifican con el Babilónico dragón del caos Tiamat y su consorte, Kingu (similitud fonética con la palabra aramea "akna" = "serpiente"). El nombre "Tiamat" significa "abismo", que corresponde a la palabra hebrea "tehom" - "profundidades". En la mitología Ugarítica la contrapartida de Leviatán es Lotán, identificado con otra deidad marina, Yamm. El relato bíblico puede haberse basado en la historia Cananea de la lucha entre Yamm y Baal: En el principio de los tiempos sólo existían dos criaturas: Yamm y Baal. Yamm, conocido también como "El Príncipe de los Mares", fue descrito como un monstruo marino - dragón, serpiente, o una bestia de siete cabezas. Baal era el dios de las tormentas, las nubes y el aire. Estas dos criaturas primordiales se comprometieron en una batalla por la soberanía del mundo. Terminó con la derrota de Baal por la serpiente marina Yamm.

Una historia similar es el mito acerca de la pelea entre el dios Babilonio Marduk y la diosa Tiamat, retratada como un dragón marino, personificación de todas las aguas. A partir de su carne, crea la tierra y los cuerpos humanos. Leviatán también comparte muchas cualidades con muchas serpientes y bestias marinas de muchas otras mitologías, por ejemplo, la Escandinava Jormungandr, Rahab o Tanin - lo demonios marinos de las leyendas Judías, el Kraken Noruego, o la legendaria Hydra. Bernard Havuelmans, escribe en su libro In the Wake of Sea-Serpents que Leviatán puede ser una auténtica serpiente marina que fue vista por muchos marineros en sus viajes en el mar.

En la tradición Cristiana, Leviatán es a menudo identificado con Satán o presentado como uno de los ángeles caídos que lo sirven: el señor de las aguas y la dirección del oeste. Por esto aparece en el grimorio titulado The Book of the Sacred Magic of Abra-Melin the Mage. Ahí, es mencionado como uno de los principales gobernantes del Infierno, junto con Lucifer, Belial y Satán. En este aspecto, es identificado con el ángel Rahab, a menudo descrito como el ángel de la muerte. Esto viene dado por la antigua creencia en la relación entre bestias marinas y oscuridad, maldad - los atributos comunes del Diablo.

"...Shaitan era llamado “la Vieja Serpiente (dragón)” y “el Señor del Abismo”. La Vieja Serpiente o Viejo Dragón es, de acuerdo a expertos como E.A. Budge y S.N. Kramer, Leviatán. Leviatán es Lotán.

Lotán lleva a Tietán. Tietán, nos han dicho las autoridades en mitología del cercano oriente, es una forma tardía de Tiamat. De acuerdo a los expertos el Dragón del Abismo llamado Shaitan es el mismo Dragón del Abismo llamado Tiamat" (2)

Leviatán también es descrito como un intermediario entre Lilith y Satán-Samael, el par de gobernantes infernales. Más aún - él es la imagen de su unión: “Ya tu sabes que el malvado Samael y la retorcida Lilith son como un par sexual quienes, por medio de un intermediario, reciben una malvada y retorcida emanación de uno y emanan al otro. Debo explicar esto basándome en el significado esotérico del verso “En ese día el Señor castigará con su espada terrible, inmensa, poderosa, a Leviatán, la serpiente enroscada, a Leviatán, la serpiente tortuosa” -Esta es Lilith - “y matará al dragón que está en el mar”

(Isaías 27:1).

“Como hay un Leviatán puro en el mar y es llamado una serpiente, por lo que hay una gran serpiente profana en el mar en el sentido literal. Lo mismo sostiene una verdad en una manera oculta. La serpiente celestial es un príncipe ciego, la imagen de un intermediario entre Samael y Lilith. Su nombre es Tanin’iver… Él es el enlace, el acompañamiento y la unión entre Samael y Lilith. Si hubiésemos sido creados en la totalidad de su emanación hubiese destruido el mundo en un instante” (4).

Así, el nombre Leviatán (LvTHN) aparece en el símbolo de Baphomet, una representación de la unión entre Lilith y Samael, como una fuerza cíclica y eterna - el símbolo derivado de Anton LaVey viene del ocultista francés Eliphas Levi.

En la enciclopedia medieval de arte bíblico, el llamado Liber Floridus, podemos ver a Leviatán como una bestia que carga en su espalda al Anticristo. Leviatán es presentado aquí como una bestia que recuerda un dragón, con ojos negros y afilados dientes. El dibujo sugiere que el Anticristo saca su fuerza de la bestia que cabalga. Esto se confirma en el Apocalipsis de San Juan: “y adoraron al dragón, porque había dado autoridad a la bestia” (Revelaciones 13:4).

Simbólicamente, Leviatán representa la mayoría de todas las fuerzas más bajas, el caos primitivo que crea balance en el orden cósmico. Él también es la bestia primordial que sirve de sacrificio cosmogénico - como Marduk vence a Tiamat, o Baal a Yamm, así Yahweh mata al Leviatán femenino y usa su piel y carne como elementos para otras creaciones. Los “atuendos de luz” preparados por Adán y Eva, fueron creados de la piel del Leviatán asesinado. Porque “atuendo” es interpretado como carne cubriendo el alma humana, por lo tanto los cuerpos humanos son parte de la bestia del caos primordial.

Michael Aquino escribe en El Diabolicon: “Antes que Dios o Ángeles, Daemones u hombre, estaba Leviatán solo, principio de continuidad y existencia atemporal”. Leviatán representa por lo tanto el inicio, las fuerzas cósmicas originales que levantaron el universo. No de manera accidental, los Gnósticos, creían que era el Anima Mundi, el alma del mundo. Él es el eterno inicio y final. Él no puede ser derrotado o domesticado porque la serpiente/dragón asesinada siempre regresa a la vida, o existe como parte del mundo y la naturaleza humana. Uno puede despertarlo e invocarlo, lo que es contado por Job quien maldice la noche de su propio nacimiento y dice que hay gente habilidosa en hacerlo. En el sentido microcósmico, Leviatán representa los niveles más oscuros del subconsciente.

Él es el elemento del caos y el potencial de la fuerza que reside durmiente en los rincones oscuros de la psique humana.

Leviatán es lo que une el cuerpo astral y el físico. Él representa el autocontrol y la maestría del Yo a través del cambio dinámico. Él es ambos “el arriba” y “el abajo” - las fuerzas internas y externas, el alma del mundo y la chispa divina. Él es la existencia atemporal, el principio que despierta y une la esencia del Yo. Puedes encontrarlo incursionando en las profundidades del subconsciente, en sueños y vicios a través los impulsos de lo desconocido que son traídos a la luz de lo consciente. Este proceso es la parte integral del Sendero de la Mano Izquierda, donde el adepto gradualmente alcanza la esencia de la consciencia a través de la inmersión en su propio núcleo - en búsqueda de potencial que le permita a uno alterar la realidad - ambas interna y externa. Mediante el caminar en el sendero de Leviatán nos convertimos como él - la Serpiente/Dragón, el ser divino, separado de todas las estructuras cósmicas. Todo lo que debemos hacer es esforzarnos por volvernos conscientes y maestros de la chispa divina, la esencia de Leviatán.

Bibliografía:

1) Kaufmann Kohler, W.H. Bennet, Louis Ginzberg: The Jewish Encyclopedia

2) Ryan Parker: Necronomicon Info Source

3) La Biblia

4) R. Isaac b. Jacob Ha-Kohen: Treatise on the Left Emanation

5) Aquino Michael: The Diabolicon

6) Lurker, Manfred. Lexicon of Gods and Demons