domingo, 3 de dezembro de 2017

Otto Rahn y la Corte de Lucifer


Rahn nació en Michelstadt en 1904. Desde su primera juventud ambicionó ser un gran escritor y en 1930 viajó a París, para continuar su tesis doctoral sobre el poeta Wolfram von Eschenbach (1170-1220).

Fue su curiosidad por su obra Perceval la que le llevó al mundo cátaro, al aludir a la existencia del Grial en un lugar llamado Mountsalvatsche, bajo la influencia de El cuento del Grial, del escritor francés del siglo XII Chrètien de Troyes. A su vez, Richard Wagner (1813-1883) se inspiró en Perceval al escribir su drama Parsifal, que situó la leyenda del Grial en Montsalvat, en los Pirineos. Se abrió así una brecha que condujo a Rahn a identificar Mountsalvatsche y Montsalvat con el Montségur occitano y a los cátaros con los custodios del Grial.

Instalado en la capital francesa con pocos recursos, Rahn frecuentó medios bohemios esotéricos que avivaron su interés por el Catarismo. Estaba convencido de que existía una conexión entre el movimiento Cátaro y los romances sobre el Grial.

Rahn, sin embargo, tuvo que regresar a su país al ser sospechoso de practicar espionaje (aunque sus erráticas andanzas no parecen corroborarlo) y en 1933 plasmó sus tesis sobre los cátaros en Cruzada contra el Grial. Conoció entonces una lenta aproximación al entorno de Himmler que le animó a seguir sus indagaciones. Una vez más, es difícil dilucidar las claves de la carrera de Rahn en medios hitlerianos, aunque sabemos que contó con el beneplácito del influyente Karl Maria Wiligut, afamado “ariosofista” (nacionalista que preconizaban la existencia de una antigua raza aria) y manifestaba tener una “memoria ancestral” que le permitía captar las andanzas de sus antepasados teutones miles de años atrás. Sus teorías se ganaron la confianza de Himmler, que le convirtió en asesor de la Anhenerbe (“Memoria ancestral”), una entidad de las SS que debía rastrear huellas arias a través del planeta en la que convergieron expertos como Rahn y Wiligut.

Rahn formó parte de este tinglado en el que sus teorías sobre el Grial –como era de preveer- hallaron un campo fértil para arraigar y dar un paso adelante: “germanizar” el catarismo. En 1937 Rahn lo hizo en La corte de Lucífer, complaciendo a Himmler hasta el punto de que éste regaló a Adolf Hitler una lujosa edición de la obra por su cumpleaños.

En ella Rahn exponía que los cátaros no consideraban a Lucífer el maligno, sino todo lo contrario. Le percibían como Luzbel, el portador de la Luz, y le asimilaban con el Norte, diferenciándole del maligno Satán, identificado con el Sur. En esta cosmovisión, el Grial era una piedra preciosa caída de la Corona de Lucífer de la que la Iglesia se había apropiado y convertido en símbolo cristiano (el cáliz que sostiene Jesús). Asimismo hizo al monasterio benedictino de Montserrat depositario del Santo Grial. Ateniéndonos a lo expuesto, no es de extrañar la célebre visita que Himmler y su séquito realizaron al cenobio catalán en octubre de 1940.


En este aspecto, la visión de los “perfectos” de Rahn sintonizaba con las teorías raciales hitlerianas, ya que la cruzada anticátara se insertaba en un intento de los hombres del Sur por asaltar al Norte y acabar con los cátaros, que conservaban una memoria ancestral de sus orígenes nórdicos.

Gran alegría me causó en especial un libro alemán publicado hace setenta años. 
Lleva el título de Caesarius von Heisterbach. El autor lo designa como un aporte a la historia de la cultura de los siglos XII y XIII. Quizás en mi próximo libro anteponga una frase del Evangelio de san Juan que hallé en él:  
¡Une los fragmentos para que nada perezca!
“Mis antepasados remotos fueron paganos, y los recientes, herejes.
Para exculparlos voy recogiendo los trozos que Roma desdeñó como sobras"  
- Otto Rahn, La Corte de Lucifer -
Los herejes amaban el firmamento, creían firmemente que después de la muerte tendrían que ir acercándose a la divinidad de estrella en estrella, cumpliendo las etapas de deificación. Por la mañana rezaban hacia el sol del levante; al ocaso dirigían su mirada, devotamente, hacia el sol del poniente. Por la noche se dirigían a la argéntea luna o al norte, porque el Norte les era sagrado.

En cambio consideraban al sur como una morada de Satán. Satán no es Lucifer, pues Lucifer significa portador de luz. Los cátaros tenían otro nombre para él: Luzbel. No era el Maligno. Con el negativo los judíos y los papistas lo degradaban. En lo referente al Grial, como es la opinión de tantos, debe de haber sido una piedra caída de la corona de Lucifer (Lapis Exilis).

Así la Iglesia, al pretenderlo para sí, hacía de algo luciferino algo cristiano. Si la montaña de Montségur es la Montaña del Grial, entonces ha sido Esclarmonde la Señora del Grial. Después de su muerte, de la destrucción de Montségur y del exterminio de los cátaros, quedaron abandonados el Castillo del Grial y el propio Grial. La Iglesia, conscientemente, con la cruzada contra los albigenses llevó a la práctica una guerra de la Cruz contra el Grial, y no dejó escapar la oportunidad de volver a apropiarse de un símbolo de creencia no eclesiástico para poder ponerlo al servicio de sus fines. No satisfecha con esto, declaró al Grial como el cáliz en el que Jesús les ofreció la cena a sus discípulos, el mismo que recogería su Sangre en el Gólgota. Incluso concedió al convento benedictino de Montserrat, que está al sur de los Pirineos, ser el templo del Grial.

Los Cátaros, llamados a menudo luciferinos por los inquisidores, habían custodiado la luciferina piedra del Grial, al norte de los Pirineos. Más tarde, la Iglesia afirmó que al sur de la misma montaña, el Grial ya estaba en poder de sus monjes católicos, haciéndolo pasar por una reliquia de Jesús, el Triunfador sobre el Príncipe de las Tinieblas.

Los cátaros interpretaron la "caída" de Lucifer como la "suplantación ilegítima del hijo primogénito, Lucifer, por el Nazareno".

No somos expertos en la Biblia y tampoco queremos llegar a serlo. Pero es inevitable que advirtamos, a simple vista, como ya lo hicieron los cátaros en su momento, que el Antiguo y el Nuevo Testamento hablan de dos dioses diferentes, aunque, por cierto, piensen en uno solo y el mismo.

“El Antiguo Testamento –nos informa Otto Rahn- anatematizó a la ‘hermosa estrella matutina’; el Nuevo Testamento, en cambio, revela en el Apocalipsis según San Juan que un determinado ‘rey y Ángel del Abismo’ tiene ‘en griego el nombre de Apolión, más conocido entre nosotros como Apolo, es un “Ángel de los Abismos y Príncipe de este mundo, es el ¡Apolo luminoso!”

Otto Rahn, descifrando la doctrina secreta de los cátaros, asevera que “...la Estrella Matutina del Antiguo Testamento y el Apolión del Nuevo Testamento son uno solo”.

Esta opinión se sostiene, además, “...en el hecho de que en el espacio griego de la Estrella Matutina Fósforos... se la considera la acompañante permanente, anunciadora y representante del solar Apolo, máximo portador de luz, y que al propio Apolo se le tiene como la bella ‘Estrella de la Mañana’, el Sol” 

Para nosotros es una evidencia que el Kristos de los Cátaros no tiene nada que ver con ese galileo crucificado en el gólgota.

Los Cátaros habrían interpretado la caída de Lucifer como una especie de “...suplantación ilegítima del hijo primogénito de Dios, Lucifer, por el Nazareno”. Pero, no fueron pocos los cátaros que, ignorando los secretos de los perfectis, “...creían que, en efecto, Lucifer hubiera sido por arrogancia y orgullo apartado del camino por el Dios Padre, al igual que el hijo perdido del Evangelio, y creyeron que el día del juicio caería de rodillas ante el Todopoderoso para pedir perdón”. Pero ciertamente estas creencias, constituían una excepción. 

“Este mito cosmogónico (no podría ser de otra manera), se basaba en que el mundo sería un lugar apartado de Dios y un lugar de sufrimientos, que solamente podría ser perfecto cuando el Dios-Espíritu eterno haya espiritualizado, divinizado y redimido al mundo, materia perecedera y sin espíritu. En aquellos herejes, que como se ha dicho, constituían la excepción, ya había hecho su efecto la influencia debilitadora de la creencia en la redención cristiana, aun cuando con vestimentas no romanas”

Por su parte, “...ya que los trovadores pertenecían, para la Santa Iglesia Católica de Roma, a los sirvientes del diablo, porque ellos habían escrito sobre sus estandartes la fidelidad al dios Amor; ya que ellos, como incontables ejemplos lo demuestran, cantaron maravillosos aires sobre una corona de Lucifer, podría ser -si aceptamos el lenguaje bíblico- que hayan dado una luciferina ‘corona de la Vida eterna’, y podría ser, si seguimos tejiendo los hilos en este sentido, que el dios Amor haya sido Lucifer en su más elevada persona. 

Esta suposición pasa a ser evidencia si atamos los nudos de otra manera. El dios Amor es el dios de la primavera. Apolo no lo es menos. Por lo que ambos, Amor y Apolo, son el dios de la primavera. 

El que vuelve a traer a su sitio la luz del sol, de acuerdo con esto, es portador de luz, un ‘Lucifer’.

Apolo no puede ser otro que Lucifer, al que los herejes provenzales llamaron Lucibel.

Sociedad para la Investigación Psíquica



La Sociedad para la Investigación Psíquica (Society for Psychical Research (SPR)) fundada en 1882 entre otros por el físico William Barret, en el primer número de PROCEEDINGS queda clara la vía que llevará la Sociedad y todos sus puntos:

Ha sido ampliamente considerado el presente como el momento oportuno para crear una organización para la investigación sistemática de ese gran grupo de fenómenos designados con los términos de mesmericos, psíquicos y espiritualistas.

Desde los testimonios registrados de muchos testigos competentes, del pasado y del presente, incluidas las observaciones hechas recientemente por los eminentes hombres científicos de varios países, no parece haber mucha ilusión y engaños, pero un importante conjunto de fenómenos extraordinarios a primera vista inexplicables y sin alguna hipótesis generalmente reconocida, y si fuera establecida indiscutiblemente, sería del mayor valor posible.

La tarea es examinar tales fenómenos residuales que se lleva a cabo por el esfuerzo individual, pero nunca antes habían sido estudiados por una Sociedad organizada científica con una base suficientemente amplia. Como paso previo a este fin, una conferencia convocada por el Catedrático Barrett se llevó a cabo en Londres, el 6 de enero de 1882 y se proyectó la Sociedad para la Investigación Psíquica. La Sociedad se constituyó definitivamente el 20 de febrero de 1882, y su Consejo que fue nombrado ha esbozado un programa para el futuro trabajo. Los siguientes temas se han confiado a los Comités especiales:-

1. Un examen de la naturaleza y del alcance de cualquier influencia que pueda ejercerse de una mente sobre otra, aparte de cualquier modo generalmente reconocido de percepción.

2. El estudio de la hipnosis y las formas del llamado trance hipnótico, con la supuesta insensibilidad al dolor, clarividencia y otros fenómenos afines.

3. Una revisión crítica de las investigaciones de Reichenbalch con cierta organización de los llamados "sensibles", y una investigación de si tales organizaciones poseen algún poder de percepción más allá de una sensibilidad altamente exaltada de los órganos sensoriales reconocidos.

4. Una cuidadosa investigación de los informes, que descansan sobre fuertes testimonios, respecto a las apariciones en el momento de la muerte, u otro tipo, o acerquen a los disturbios de las casas frecuentadas.

5. Una investigación sobre los diferentes fenómenos físicos comunes llamados espiritualistas, con la intención de descubrir sus causas y leyes generales.

6. Recopilación y cotejo de los materiales existentes que influyen en la historia de estos temas.

El objetivo de la Sociedad será el de acercarse a estos diversos problemas, sin prejuicios o predisposición o de cualquier tipo, con el mismo espíritu de exacta investigación y desapasionado y que ha permitido a la ciencia resolver tantos problemas, ante situaciones no menos oscuras y no menos abatidos. Los fundadores de esta Sociedad reconocen plenamente las dificultades excepcionales que rodean a esta rama de la investigación, pero sin embargo, esperan que el esfuerzo paciente y sistemático de algunos resultados sean alcanzados con un valor permanente.

El deseo del Consejo es llevar a cabo sus investigaciones en la medida de lo posible a través de canales privados, e invitar a la comunicación de cualquier personas, ya sea con la intención de unirse a la Sociedad o no, que pueda estar dispuesto a favorecer con ello el registro de sus experiencias, o con sugerencias para la investigación o experimentos. Dichas comunicaciones serán tratadas, si lo desea con privacidad y confidencialidad.

Notas relativas a los diferentes fenómenos llevados por los siguientes Comités:

(comités y nombres)

La Sociedad para la Investigación Psíquica está ahora en condiciones de invitar a la adhesión a los Miembros teniendo en cuenta la nota preliminar que aparece en la página de la Constitución de la Sociedad.

"Nota: Tenga en cuenta: Para evitar malentendidos, ser miembro de esta Sociedad no implica la aceptación de cualquier explicación particular de los fenómenos investigados, ni ninguna creencia en cuanto al funcionamiento del mundo físico y de las fuerzas que no estén consideradas por la Ciencia Física".

Podemos resumir entonces los objetivos originales del SPR:

1 Telepatía2 Hipnosis 3 Sensibles 4 En el momento de la muerte 5 Fenómenos de Espiritualismo 6 Recoger historias

Ahora bien, tenemos dos tipos de investigadores “Laboratorio” y de “Campo”, vamos a clasificar qué tipo de investigador hace falta para los objetivos originales del SPR.

1 Telepatía: Campo, Laboratorio 2 Hipnosis: Laboratorio 3 Sensibles: Campo, Laboratorio 4 En el momento de la muerte: Campo 5 Fenómenos de Espiritualismo: Campo, Laboratorio 6 Recoger historias: Campo

Ectoplasma Aura (parapsicología)



Ectoplasma es una supuesta materia viva que se halla presente en el cuerpo físico de cualquier ser vivo, capaz de asumir estados líquidos o sólidos y sus propiedades, de la cual no existe ninguna evidencia. La denominación "Ectoplasma" fue propuesta por Charles Richet. Es generalmente descrita por los médiums físicos. Se supone que fluye en la oscuridad a través de los poros y los distintos orificios del cuerpo, siendo normalmente de aspecto luminoso. En general es un intento de dar respaldo científico a algunas concepciones metafísicas, en especial apariciones de fantasmas, espíritus y otros entes por el estilo. No ha sido posible comprobar su existencia por medio del método científico y sus defensores rechazan comúnmente cualquier comprobación empírica de su existencia.

Descripción

Es un fluido etérico semimaterial que supuestamente emana de los médiums durante el trance. Estos detallan que cuando el ectoplasma se produce (en general) baja la temperatura del lugar. Posee un olor característico y es frío al tacto.

Los médiums afirman que en ocasiones puede llegar a conformar cuerpos enteros, y en estos casos se mueven provistos de vida propia, hablando o caminando con una total independencia. Afirman que suelen poseer funciones fisiológicas como pulso, tensión arterial, temperatura corporal y respiración, todo ello mensurable y asimilable a los valores normales del ser humano.

El médium, durante la supuesta producción, afirma que experimenta (o registra) una disminución de masa; la cual es recuperada una vez que ha absorbido de nuevo el ectoplasma. Una sustracción con fines de análisis científico infligiría al médium un supuesto "sufrimiento intolerable".

Otra característica es que se dice que podría tomar muchas formas, tanto elásticas, hasta duras, produciendo los raps (golpeteos).

Otras denominaciones

Las denominaciones que adoptaría el ectoplasma según su origen serían ectozooplasma, ectofitoplasma y ectoneroplasma.

Aura (parapsicología)

En el ámbito de la parapsicología, el aura se concibe como un campo energético de radiación luminosa multicolor que rodearía a las personas o a los objetos como un halo y que sería invisible para la gran mayoría de los seres humanos.​ Como con todos los fenómenos paranormales, no existe evidencia alguna de existencia del aura, y los defensores de la misma no han aportado prueba alguna de ello.

Características

El psíquico estadounidense Edgar Cayce (1877-1945) afirmaba que la habilidad de visualizar el aura se debilita con la edad.

Algunos defensores de la parapsicología sostienen que el aura está dividida en siete estratos relacionados directamente con los siete chakras, y que cada uno de esos estratos puede tener uno de los once colores del aura.

En otras ocasiones se ha afirmado que el ver auras pueda ser una experiencia sinestésica, donde se relacionan colores con la personalidad.

Críticas

El uso de la cámara Kirlian

Desde la parapsicología se ha sostenido que las fotografías tomadas con cámara Kirlian muestran la existencia de estas energías.

La cámara Kirlian utiliza una descarga eléctrica de elevado voltaje y baja potencia que se aplica sobre el objeto o persona que se vaya a fotografiar y sobre la placa fotográfica. Así, produce el denominado efecto corona, que es «el conjunto de fenómenos ligados a la aparición de conductividad de un gas (aire) en la proximidad de un conductor sometido a alta tensión».​ Como conductor el más probable sería la humedad correlacionada a los fenómenos biológicos (dedos de la mano, hojas de árboles) experimentados por la fotografía Kirlian, de manera que los objetos más húmedos obtendrían una imagen más luminosa. Además puede permanecer humedad residual en el cristal aislante de la cámara Kirlian, dando la falsa impresión de ser la «energía» del objeto, incluso si se secciona una parte de él sin mover el resto del objeto del cristal (falsa teoría del miembro fantasma, en la que se afirma que al arrancar un trozo de, por ejemplo, una hoja de árbol, la energía del trozo cortado permanece, siendo ésta en realidad la humedad residual del trozo arrancado).

Además, en ausencia de electricidad o aire (o cualquier elemento gaseoso) no se produce ningún efecto corona. Por tanto, el efecto no es inherente al ser humano, y no muestra ninguna característica de éste ni otras atribuciones que se han hecho desde diferentes sectores de lo paranormal, sucediendo lo mismo con otros organismos vivos y seres inertes. Se trata de una reacción del aire al someterse a altos voltajes y tener un conductor cerca (el objeto a fotografiar).

Para probar lo anterior, se tomaron fotografías Kirlian en el vacío. En ninguna de las fotografías apareció ningún aura.

Percepción visual no física

Algunos autores​ encuentran incoherente la impercepción sensitiva con su relación con la percepción física del ojo y el espectro de frecuencias visible.

James Randi

El escéptico James Randi, cuya fundación de su propiedad (Fundación Educativa James Randi) ofrece un millón de dólares a la persona que sea capaz de demostrar la existencia de cualquier suceso paranormal de forma objetiva (sin manipulación de datos), puso a prueba a varias personas que decían tener poderes paranormales en un programa de televisión llamado ¡Explorando los poderes psíquicos en directo!.

Una de las candidatas afirmaba que podía ver el aura de las personas, y que el aura mide unos 12 cm alrededor de la persona, y se puede ver a una distancia de 25 cm. Se dejó escoger a la candidata a 10 personas de entre el público que, según ella, tenían un aura claramente visible. Se situó a las 10 personas detrás de una pantalla opaca de la altura de las personas, sin que llegue a verse la coronilla. La candidata afirmaba que cuando las personas estaban de pie, se podría ver el aura por encima de la pantalla. De forma aleatoria, se le asignó a cada uno de los 10 voluntarios que permanecieran de pie o sentados. Una vez comenzado el experimento, la candidata tenía que mirar la pantalla opaca y determinar si veía o no el aura, y por tanto, tenía que saber si la persona estaba de pie o sentada. Como por puro azar se puede adivinar el 50% de los casos, se pidió a la candidata que acertara al menos 8 veces si ve el aura o no. La candidata dijo ver el aura en todos los casos, cuando en realidad solo estaban de pie 4 personas.

En 1996, la Fundación James Randi y la Asociación de Filadelfia para el Pensamiento Crítico realizaron una invitación a más de 60 «enfermeras del toque terapéutico ―incluyendo a Dolores Krieger (profesora de enfermería en la Universidad de Nueva York, e inventora del toque terapéutico en los años setenta)―, y ofrecieron 742.000 dólares a cualquiera que pudiera demostrar su habilidad para detectar el aura. Sólo una enfermera aceptó la invitación, pero obtuvo resultados no significativos estadísticamente. Su rendimiento fue del 55 %, ya que sólo identificó correctamente a 11 sujetos de 20 como enfermos o sanos.

En 1998, Emily Rosa, una niña de 11 años, se convirtió en la persona más joven que ha publicado un artículo en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA). Su trabajo sobre el toque terapéutico desmontó las afirmaciones de sus practicantes de que son capaces de detectar el aura de una persona. En su experimento participaron 21 practicantes del toque terapéutico. Cada uno de ellos se sentó al lado de una pantalla opaca introduciendo sus manos a través de unos agujeros. Emily lanzó en cada ocasión una moneda al aire para decidir a cuál de las dos manos del enfermero acercaba las suyas. El enfermero debía detectar su aura y decir a qué mano se había acercado. Aunque todos los participantes afirmaron ser capaces de realizar correctamente la prueba, los resultados estuvieron en contra de tales afirmaciones, ya que acertaron un 44 % de las veces, ligeramente peor que por puro azar.

Protociencia



En la filosofía de la ciencia, el término protociencia se usa para describir una nueva área de esfuerzo científico en proceso de consolidación. A veces los escépticos científicos se refieren a las protociencias como ciencias patológicas. El término protociencia se usa a veces para describir una hipótesis que el método científico aún no ha demostrado adecuadamente, pero que por lo demás es consistente con la ciencia existente o que, donde no lo es, lo indica abiertamente a la espera de nuevos hechos o investigaciones.

Las protociencias pueden ser disciplinas o campos del saber en un estadio anterior al de ser consideradas ciencias; las hipótesis presentadas pueden estar o no de acuerdo con las evidencias conocidas en el momento, porque las predicciones asociadas a las mismas aún no se hayan comprobado empíricamente o no puedan serlo debido a limitaciones tecnológicas. Ejemplos en ese sentido serían la teoría de la relatividad general, que empezó siendo una protociencia y hoy se considera ciencia, o la teoría de cuerdas, considerada hoy día una protociencia a la espera de verificación experimental.

En el sentido histórico se considera protociencias a disciplinas como la astrología o la alquimia que dieron paso a la astronomía y la química con la aparición del método científico. Sin embargo, la negativa de sus practicantes a aceptar dicho método hace que hoy día se las considere pseudociencias.

Historia del término protociencia

El filósofo de la ciencia Thomas Kuhn fue el primero en usar esta palabra en un ensayo, publicado por primera vez en 1970:

En todo caso, hay muchos campos –los llamaré protociencias- en los que la práctica produce conclusiones contrastables pero que, sin embargo, se parecen a la filosofía y las artes en su modelo de desarrollo. Pienso, por ejemplo, en campos como la química y la electricidad antes de la mitad del siglo XVIII, en el estudio de la herencia y la filogenia antes de mediados del XIX, o en muchas de las ciencias sociales hoy. También en estos campos, aunque satisfacen el criterio de demarcación de sir Karl, la crítica incesante y el continuo esfuerzo para conseguir un nuevo comienzo son fuerzas primarias, y es necesario que lo sean. Sin embargo, como sucede en la filosofía y en las artes, esto no da como resultado un progreso nítido… En resumen, mi conclusión es que las protociencias, como las artes y la filosofía, carecen de algún elemento que, en las ciencias maduras, permite las formas más obvias de progreso.
Kuhn 2000, 168.
Mientras la protociencia es con frecuencia especulativa, ha de ser distinguida de la pseudociencia por su adhesión al método científico y a las prácticas establecidas de la buena ciencia, y más notablemente en la voluntad de ser refutada por nuevas evidencias (si éstas apareciesen) o suplantada por una teoría más predictiva.

Campos tales como la astrología y la alquimia, anteriores a la invención del método científico, pueden ser también considerados como protociencias. Con la llegada del método científico, produjeron rápidamente los campos científicos de la astronomía y la química respectivamente, dejando a aquellos que rehusaban adoptar el método científico en la práctica de una pseudociencia.

Más típicamente un campo protocientífico es aquél donde la hipótesis presentada está de acuerdo con las evidencias disponibles en aquel momento y donde se ha elaborado un corpus de predicciones asociadas, pero éstas no han sido aún probadas (o no pueden serlo, debido a limitaciones tecnológicas actuales).

Algunas protociencias progresan hasta ser una parte aceptada de la ciencia establecida. Otras fallan en esta consolidación, o se vuelven pseudocientíficas cuando sus seguidores persisten a pesar de carecer de evidencias científicas que sustenten sus puntos de vista.

Diversas ciencias comenzaron como ramas de la filosofía: matemáticas, filosofía natural, economía, psicología, sociología, etcétera.

Ejemplos de protociencias

El ejemplo moderno más famoso de protociencia podría ser la teoría de la deriva continental tal como fue originalmente propuesta por Alfred Wegener (que finalmente llegó a ser un modelo científico aceptado cuando los mecanismos de la tectónica de placas fueron comprendidos). Otros ejemplos incluyen:

Las diversas teorías de cuerdas de la física, o la ciencia cognitiva de las matemáticas. La teoría de cuerdas suele ser calificada de pseudocientífica por no demostrar lo que intenta a pesar de cumplir con el método científico en su totalidad y basarse en complejas ecuaciones matemáticas. Lo que imposibilita su demostración es que choca contra la concepción de la realidad por las dimensiones que postula como probablemente existentes.
La astrobiología, el estudio protocientífico de formas de vida extraterrestre, incluyendo la especulación sobre las propiedades de las formas de vida basadas en elementos distintos del carbono. La exobiología ha sido duramente críticada por no tener un objeto serio de estudio.
La memética, el estudio de hipotéticas ideas autorreproductoras llamadas memes.
La homotoxicología es una escuela de la homeopatía que ha tratado de salir del unicismo de la homeopatía tradicional. Cumple con el uso de un método científico más reciente que el modelo Hahnemmiano. Se la puede considerar protociencia a pesar de que no se ha encontrado el mecanismo exacto de la misma. Además es un puente entre la homeopatía y la medicina ortodoxa, no niega las contribuciones de la medicina moderna y no curaciones milagrosas como otras medicinas. Reconoce sus limitaciones teorícas y técnicas.
Algunos campos como la acupuntura o los sueños lúcidos, las experiencias cercanas a la muerte o ECMs y el psicoanálisis, pueden ser también categorizadas como protociencias, teniendo pendientes más evidencias y su consolidación teórica.

Sobrenatural



Lo sobrenatural (Del latín: supernaturāle) es el término utilizado para definir algo que se tiene como "por encima", que excede o está más allá de lo que se entiende como natural o que se cree existe fuera de las leyes de la naturaleza y el universo observable. La ciencia limita sus explicaciones a los fenómenos no sobrenaturales, un proceso conocido como naturalismo metodológico, y no considera las explicaciones sobrenaturales, ya que no pueden ser investigadas empíricamente.

Los temas sobrenaturales son a menudo asociadas con la idea de lo paranormal y lo oculto. En las sociedades seculares, los milagros suelen ser percibidos como afirmaciones sobrenaturales, al igual que los hechizos y maldiciones, la adivinación, y el más allá. Características de los fenómenos propuestos como sobrenaturales son la anomalía, la singularidad, la falta de control y la no repetibilidad. Por lo tanto, las condiciones en que tales fenómenos se cree que se manifiestan no pueden ser reproducibles para examen científico.

Como sobrenatural se tiende a definir fenómenos que parecen o se suponen reales, pero que no se pueden explicar científicamente, por su propia naturaleza. Al utilizar el término sobrenatural, comúnmente va asociada a la frase "fenómenos sobrenaturales". Los adherentes a las creencias sobrenaturales sostienen que estos hechos existen tanto como los hechos del mundo natural. Los opositores argumentan que hay explicaciones naturales y científicas para lo que a menudo se percibe como sobrenatural.

Diferencia entre fenómenos sobrenaturales y paranormales

Aunque los llamados fenómenos paranormales suelen ser considerados como una subcategoría de los fenómenos sobrenaturales, para los adherentes a dichas creencias, lo sobrenatural no sería sinónimo de lo paranormal. Postulan que los llamados fenómenos paranormales no serían trascendentes a la naturaleza, sino inmanentes a ella, excepto que se salen de la norma (a causa de su rareza, o como anomalía); y aunque no hayan sido explicado en términos concretos de la ciencia actual, si se les pudiese aplicar un estudio más formal y pueden llegar a dar lugar a teorizaciones dependientes de los criterios epistemológicos vigentes (ex: condiciones en laboratorio; etc.) los llamados fenómenos sobrenaturales dejarían de formar parte del mito, del ocultismo y su teorización dejaría de pertenecer al ámbito del esoterismo.

Descripción

Existen tres clasificaciones de fenómenos sobrenaturales:

Los subterfugios, es decir, una voluntad de ocultar intencionadamente la verdad (es el caso de la magia exhibicionista);
La descripción no racional de fenómenos antes considerados sobrenaturales, de los cuales actualmente si existe una explicación natural; realizada por descubrimientos científicos (como las auroras boreales);
Los fenómenos (reales o irreales) no estudiados o no explicados científicamente, para los cuales la ausencia de elementos concretos hace ilegítima toda supremacía de una teoría sobre otra.

Ejemplos de lo que se considera fenómenos sobrenaturales

Algunos fenómenos o creencias que se asocian a fenómenos sobrenaturales son:

Milagros;
Magia (no prestidigitación);
Contactos con el más allá,
Reencarnación;
Profecías;
posesiones demoníacas.
entidades sobrenaturales: vampiros, hombres lobo, fantasmas...
otros fenómenos considerados antiguamente sobrenaturales, hoy día son denominados paranormales.

Paranormal



Paranormal o fenómenos paranormales (del gr. παρά, pará, «al lado, al margen» y el adjetivo «normal») son términos usados para dar nombre a cierta clase de experiencias que se encuentran al margen del campo de las experiencias normales explicables científicamente. Los fenómenos paranormales no son asimilables a otros fenómenos no completamente entendidos, como, por ejemplo, la energía oscura.

La comunidad científica considera que no existe evidencia que apoye el conjunto de creencias que se engloban dentro de la etiqueta "paranormal", considerándolas pseudocientíficas.

Descripción

Una definición frecuentemente utilizada en la literatura científica es la de James E. Alcock (1981):
Un fenómeno paranormal es aquel que:

No ha sido explicado en términos de la ciencia actual.
Únicamente se puede explicar mediante una amplia revisión de los principios de base de la ciencia.
No es compatible con la norma de las percepciones, de las creencias y de las expectativas referentes a la realidad.
Recientemente, J. Irwin y C. Watt proponen en la siguiente definición, muy general, que la Parapsicología "es el estudio científico de experiencias que, si son lo que parecen ser, están, en principio, fuera del dominio de las capacidades humanas tal como en el presente están conceptuadas por los científicos convencionales. Así, los fenómenos parapsicológicos señalan ostensiblemente la actuación de factores por lo común no conocidos o no reconocidos por la ciencia ortodoxa, a los que solemos referirnos como factores paranormales".

Que resulte inexplicable por las ciencias establecidas es condición necesaria para la estimación de un fenómeno como "paranormal", pero no es condición suficiente; tales efectos deben presentar además rasgos propios, específicos, que los distingan y aparten de los fenómenos naturales, tanto normales como anómalos, cuyo dinamismo se ajusta a las relaciones de variables conocidas o utilizadas por la ciencia oficial. Sería más precisa, en cuanto a esos rasgos específicos, la siguiente definición de Charles Richet: “Es característico del hecho metapsíquico, cualquiera que sea, el que parece ser debido a una inteligencia desconocida (humana o no humana). (...) Parece que son debidos a fuerzas inteligentes desconocidas, comprendiéndose en las mismas los sorprendentes fenómenos intelectuales de nuestras inconsciencias. (...) las fuerzas que determinan los presentimientos, las telepatías, los movimientos de objetos sin contacto, las apariciones y ciertos fenómenos mecánicos y luminosos, no parecen ser ciegas e inconscientes como el cloro, el mercurio y el sol. (...) dijérase que están dotados de entendimiento, voluntad, intenciones, que quizás no son humanas, pero que en todo caso se parecen a las voluntades e intenciones humanas. La intelectualidad, o sea la elección, la intención, decisión conforme a alguna voluntad personal, no conocida, constituye el carácter de todo fenómeno metapsíquico”.(El término "metapsíquico" equivale aquí a "parapsicológico").

En el mismo sentido se pronuncian J. B. Rhine y J. G. Pratt: "En realidad, lo más asombroso de este nuevo tipo de casos psíquicos es que ellos demuestran ser totalmente independientes del tiempo. (...) Resulta evidente, tanto de los casos espontáneos como de los experimentales, que la ESP no está limitada a ciertas distancias. (...) No podría esperarse que el tiempo ejerciera una influencia limitativa, si el espacio no lo hace. En efecto, se comprueba que el tiempo no ejerce tal influencia"."El hecho de que las funciones de psi hasta ahora no muestren influencias limitativas de espacio y tiempo revela una diferencia que es tal vez la más fundamental y sin embargo la más contradictoria de todo el universo del conocimiento. Es cosa evidente ahora en forma bastante concluyente en parapsicología, como para no dejar lugar a dudas, que (...) estamos tratando con principios y procesos no físicos".​"El único rasgo distintivo de esta energía psíquica reside en el hecho de que funciona sin relación restrictiva de ninguna clase (que por lo menos se conozca) ante los criterios de espacio-tiempo-masa. Pero eso es solo repetir que esa energía no es física".

Se desprende de los textos citados que sería el conocimiento causal de los hechos llamados paranormales —hoy por hoy objeto solo de hipótesis, mejor o peor fundamentadas— lo que permitiría la definición de sus rasgos propios. De ahí el interés de la investigación de tales datos y de que no se ponga obstáculos a la misma. Se comprenderá mejor este problema leyendo la clasificación de fenómenos que figura a continuación.

Clasificación de fenómenos paranormales

Primer grupo: Fenómenos paranormales llamados "de conocimiento", caracterizados por la "obtención de información sobre el mundo exterior al margen de los canales sensoriales comunes".​ Son ejemplos los siguientes fenómenos, llamados de "percepción extra-sensorial" (PES): la telepatía (comunicación o transmisión de contenidos de mente a mente, pero también entre hombre y animal y entre animales), la precognición (conocimiento de sucesos futuros libres), la retrocognición (conocimiento de sucesos pasados ignorados por el sujeto) y la simulcognición (conocimiento de hechos que tienen lugar en distinto espacio, en la misma unidad de tiempo). La radiestesia y telerradiestesia, la psicometría y las llamadas "mancias" estarían también incluidas, como fenómenos en los cuales la presencia o la utilización de muy diversos objetos excitarían presuntas facultades de PES en sujetos "dotados" o "paragnostas" (quiromancia, cristalomancia, cartomancia, cafemancia, ornitomancia, acutomancia, dominomancia, rabdomancia, astrología...).

Segundo grupo: Fenómenos paranormales llamados "de efectos físicos", en los que —siempre según sus estudiosos— se producen "efectos objetivamente detectables en el mundo exterior al margen del marco de las influencias energéticas conocidas (...): efectos mecánicos tales como el movimiento de objetos a distancia, sin el concurso de ninguna fuerza física detectable (telekinesis y psicokinesis), efectos antigravitacionales (levitación), cambios en el estado de la masa (materialización), transformaciones de energía (cambios de temperatura, producción de sonidos diversos y efectos electromagnéticos que se originan sin ninguna causa física conocida), y la influencia que ejerce aparentemente la concentración mental sobre reacciones químicas y sobre procesos biológicos".9​ La literatura especializada recoge como ejemplos de fenomenología para-física, entre otros, además de los citados: la fantasmogénesis, la bilocación y la espectrogénesis; los aportes y la hiloclastia: apariciones y desapariciones de objetos que parecen surgir "atravesando" materia sin dejar señal; los "raps" (golpes); la clariaudiencia: audición directa de voces para las que no se detecta causa u origen físico; la hoy llamada "transcomunicación instrumental", que incluiría la psicofonía o parafonía y la psicoimagen o paraimagen; la ideoplastia o teleplastia: aparición de figuras y signos en medios físicos; el doblamiento de metales; la combustión espontánea; la psicofotografía (plasmación fotográfica voluntaria de contenidos imaginados); los "extras" (aparición en placa de elementos no presentes al realizarse la fotografía), etc. Asimismo, se incluyen efectos para-biológicos, entre los que se encuentran: las experiencias extra-corpóreas; las formaciones ectoplásmicas, con posible inclusión en ellas de los fenómenos de transfiguración; la dermografía y, dentro de esta, la estigmatización; la transfixión; así como fenómenos para-higiénicos: varias formas de diagnóstico y terapia paranormales, entre las que destacan, por ejemplo, las atribuidas a los llamados "psicocirujanos" filipinos y brasileños, etc.

Esoterismo, ocultismo, teosofismo, espiritismo, brujería, vudú, satanismo, etc. son contextos doctrinales en los que parece haberse registrado una variada fenomenología paranormal, la cual, por otra parte, está presente también en todas las grandes religiones (así, por ejemplo, la que aparece relatada en varios libros de la Biblia o en textos dentro del budismo o del lamaísmo, etc.) y místicas. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que interesa a la Parapsicología y pretende la verificación y definición precisa de los fenómenos paranormales objetivos, aislándolos, en tanto que hechos, del contexto teórico interpretativo en que, cuando es el caso, surgen o se producen.

Así sucedería al estudiar, por ejemplo, fenómenos de sanación al margen de la ciencia médica ortodoxa o convencional, observados por los antropólogos en grupos primitivos o que mantienen su identidad cultural total o parcialmente incontaminada, como el que registra, por ejemplo, Hermitte: se trata de sucesos que una comunidad indígena interpreta desde los relatos sobre su Dios, que todo lo puede y que castiga con enfermedades a aquel que no siga al pie de la letra sus órdenes, que, para la comunidad, garantizan una vida llena de plenitud, sin preocupaciones y una familia feliz. Cuando alguien del grupo es ofendido por un miembro del mismo, este cae rápidamente enfermo. Para una posible sanación deberá de ir a la casa de la curandera, conocida como “la bruja”. La misma se encargará de curarlo practicando una serie de “conjuros”, verificando mediante el pulso cómo va recorriendo la sangre el cuerpo. Según como sea la velocidad a la que va la sangre por el cuerpo, así será el tipo de avance que haya tenido la medicación. Si no hay avance, la bruja le preguntará si ha ofendido a un compañero de la comunidad y dependiendo de lo que conteste el hombre o mujer, decidirá si continuará con la sanación o lo dejará como un castigo. Es así como se castiga a los de la comunidad. Tal vez la enfermedad para la comunidad sea un castigo de su Dios todopoderoso, pero, ¿y si es solo una identidad desconocida que está poseyendo a la comunidad, un ser que habita entre la comunidad y es considerable que permanezca de esa manera durante generaciones, para ser catalogado como una leyenda o un mito? Afectando así la reputación de la familia en la comunidad o afectando a la comunidad y alejándolos de la civilización avanzada por un evento desconocido para todos, no cabe que para este fenómeno exista solución. Lo más recomendable es la ayuda de expertos que pueden devolver a la comunidad la paz que anhela.

El parapsicólogo se interesaría en principio por una sanación debidamente comprobada en la comunidad indígena anterior, aislándola, como hecho objetivo, de las creencias del grupo, y sabiendo que una curación heterodoxa no puede conceptuarse como "paranormal" por el solo hecho de producirse al margen de la Medicina convencional, ya que podría quedar explicada desde ciertos capítulos de la Psicología, además de los de la medicina psico-somática. El parapsicólogo investigaría después de haber podido descartar estas explicaciones (que, por otra parte, conducen a interrogantes de interés acerca de la relación entre cuerpo y mente). Una vez más, se destaca la cuestión central de la averiguación de las causas de los fenómenos que se presentan como paranormales, de cara a la identificación de los rasgos esencialmente propios de los mismos y, por tanto, para su completa definición.

Difusión actual

Con la publicación de la obra El retorno de los brujos de Bergier y Pauwels (1960) y de los bestseller de Erich von Däniken —como Recuerdos del futuro, etc.—, hubo una oleada de publicaciones similares donde el tema de lo paranormal se potenció en librerías y revista; a tal punto; de influenciar audiencias en televisión y cine. La aceptación de lo paranormal se ha difundido considerablemente, con un sinfín de películas y de series como la recordada The X-Files, y otras: "paranormal activity", Supernatural, la serie Fringe o la Dimensión Desconocida; programas de TV españoles tales como Cuarto Milenio y emisiones de radiodifusión como, entre otros, Milenio Tres, Espacio en blanco o La Rosa de los Vientos.

Según un estudio de Gallup11​ en 2005 en EE. UU., 73% de los encuestados creían en al menos uno de diez fenómenos paranormales incluidos en la encuesta.

Los fenómenos eran los siguientes (número de respuestas positivas entre paréntesis):

Percepción extrasensorial (41%)
Casas embrujadas (37%)
Fantasmas (32%)
Telepatía (31%)
Adivinación del futuro (26%)
Astrología (25%)
Brujas (21%)
Comunicación con los muertos (21%)
Reencarnación (20%)
Canalización de entidades espirituales (9%).

Investigación y métodos

La investigación de los fenómenos paranormales y aún más su interpretación, son difíciles de encajar en el ámbito de las pautas metodológicas y las teorías científicas establecidas. Debe tenerse en cuenta el problema epistemológico que significa el calificar como "paranormales" precisamente aquellos hechos para los que no se haya podido encontrar explicación causal empleando la metodología de la ciencia positiva, la cual es, por tanto, de obligatoria aplicación previa en el proceso —multidisciplinar— de determinación de todo supuesto fenómeno paranormal. Puede decirse que la historia de las ciencias, secular y abierta, ha venido siendo la de la mutua referencia entre lo observado, como dato a definir con precisión, y la elaboración del orden de pautas de investigación a seguir en el proceso metódico de lograr dicha definición. Esto ha conducido a señalar que, si han de ser los hechos observados los que orienten la elaboración del método y no al contrario, es decir, no que los hechos se adapten a un método preestablecido (que podría, como consecuencia de su aplicación, desfigurar los rasgos definitorios que se buscan), los datos que nos ocupan están reclamando una adecuada metodología específica.

Sucesos paranormales como los clasificados más arriba no constituyen observaciones deducibles de las teorías e hipótesis científicas, uno de cuyos valores es el de ser predictivas y contrastables, además de coherentes con el paradigma científico vigente, del cual reciben su inspiración. Dentro de la metodología científico-natural, teorías e hipótesis empíricas incluyen siempre, precisamente por ser empíricas, la posibilidad tanto de anomalías como de refutaciones, entre las cuales destacarían los datos llamados paranormales. En este sentido, la discusión contemporánea muestra que, según unos, el estudio de tales fenómenos pretende iniciar su propia historia como ciencia injustificadamente, porque carece de un ámbito propio de objetos a definir, bien porque se juzga que tales datos no se han verificado o no se han replicado experimentalmente, bien porque se los considera de posible asimilación a datos ya conocidos, mientras que según otros, esa historia, aunque llena de dificultades, está ya plenamente iniciada, al estimarse que los hechos, comprobados algunos de ellos también en laboratorio, componen una casuística significativa con fisonomía específica y, por tanto, su negación o el rechazo de su investigación no responden al genuino espíritu científico, sino, en el caso más objetivo de rechazo, a la posición denominada cientificismo.

El gran número de fenómenos presuntamente paranormales de que se viene teniendo noticia documental desde tiempos remotos, los registros y comprobaciones referidos a fenomenología tanto espontánea como provocada, así como la atención prestada por algunos científicos a ciertos fenómenos vinculados a la doctrina espiritista (mesas y "médiums" parlantes, escritura automática, formaciones ectoplásmicas y otros), terminaron por animar la creación de sociedades (así, en 1882, la pionera Society for Psychical Research, de Londres, con su posterior filial norteamericana) e institutos de investigación (así, en 1919, el Instituto Metapsíquico Internacional de París, declarado oficialmente "de utilidad pública", o el de Varsovia), con la promoción de conferencias y congresos sobre los datos que constituyen el objeto material de estudio del llamado, ya en nuestros días, "parapsicólogo". Cierta fenomenología espontánea que, como tal, es testimoniada desde experiencias vividas en condiciones no sometidas a control, también mereció interés por las posibles consecuencias científicas de lo que se descubriese respecto a sus procesos y causas, conduciendo progresivamente a una investigación que, objetivando su realidad bajo control experimental, lograse describir las leyes de su dinamismo. (Se prescinde aquí de la problemática epistemológica, general para todas las ciencias experimentales, que suponen las nociones de causalidad y de ley de la naturaleza, tal como ha venido siendo presentada a lo largo del siglo XX por científicos y filósofos de la ciencia).

"Investigación psíquica" y "Metapsíquica", término este último utilizado por el premio Nobel de Fisiología francés Charles Richet, fueron los primeros nombres dados a la disciplina que se ocupa del estudio de los fenómenos paranormales. A partir de la I Conferencia Internacional sobre Parapsicología, celebrada en Utrecht (Holanda) en 1953, se impuso este último término, "Parapsicología", acuñado en 1889 por Max Dessoir, filósofo alemán de la Universidad de Berlín. Los científicos reunidos en la citada Conferencia convinieron en el interés de la investigación de los fenómenos paranormales hasta el punto de que, como consecuencia, en el mismo año 1953 un encargo de curso conferido en 1936 al profesor Willem H. C. Tenhaeff (1893-1981) se convirtió en una cátedra con un laboratorio anexo, el Instituto de Parapsicología de la Universidad de Utrecht. Una segunda cátedra, esta vez ya ordinaria, fue adjudicada al profesor Johnson en la misma universidad. Poco después, en 1954, la Universidad de Friburgo de Brisgovia (Alemania) confiaría una cátedra de Psicología y áreas limítrofes de la Psicología que acogería el Instituto para las áreas fronterizas de la Psicología y la Psicohigiene, al fundador de este en 1950: el médico, humanista y psicólogo Hans Bender, reconocida autoridad europea en la investigación paranormal. Por su parte, tras las experiencias de telepatía llevadas a cabo por Bechterev y mejoradas por el fisiólogo Leónidas Vassiliev, hasta el punto de interesar al gobierno de la URSS para fines militares, este último científico fundó en 1960 y dirigió en Leningrado hasta su muerte, en 1966, el Instituto de Bioinformación (término soviético para designar la telepatía), que su sucesor, P. Gulyaev, convirtió en el Laboratorio de Cibernética Biológica de la Universidad de Leningrado.

La Parapsicología tiene sus orígenes en las investigaciones realizadas desde la segunda mitad del siglo XIX por científicos ilustres (el ya mencionado Charles Richet, Oliver Lodge, William Crookes, Alfred Russell Wallace, F. Myers, William F. Barrett, William James, y otros). Aunque ya entre ellos se dieron antecedentes, la Parapsicología llamada "cuantitativa" y "empírica" comenzó su andadura a raíz de utilizarse un método experimental en la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EE.UU.) a finales de la década de 1920 y en la década de 1930, bajo los auspicios del psicólogo William McDougall, quien reclamó a un antiguo asistente suyo en Harvard: el catedrático de fisiología vegetal J. B. Rhine (1895-1980). Este, en labor conjunta con su esposa, la Dra. Louise Ella Rhine, también botánica y naturalista, utilizó las "cartas Zener" y dados especiales, para experimentos orientados a constatar las manifestaciones de percepción extrasensorial y de psicocinesis, así como a encontrar correlaciones estadísticas en ellos.

En 1957, en EE. UU. fue fundada la Parapsychological Association para el estudio metódico y sistemático de los fenómenos de este tipo. En 1969 la misma fue admitida en la prestigiosa Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia. Esa afiliación, junto con una apertura mayor hacia los "fenómenos psíquicos" en la década de 1970, tuvo como consecuencia un aumento de la investigación parapsicológica, con un renovado interés por la experimentación en laboratorio que dio lugar, por ejemplo, a las series de experimentos sobre visión remota realizadas en 1972 y 1973 en el Stanford Research Institute (California), con, entre otros sujetos, el artista neoyorquino Ingo Swann y el ex comisario de policía Patrick H. Price, así como las llevadas a cabo con el sujeto israelí Uri Geller, todas ellas bajo la dirección de dos físicos, pioneros investigadores del láser, que juzgaron satisfactorios sus resultados: Harold Puthoff y Russell Targ.

El psicólogo John Beloff dio entrada a la Parapsicología en la Universidad de Edimburgo en 1962, habiéndose creado posteriormente en la misma Universidad la Unidad Arthur Koestler a partir del legado que, cumpliendo la última voluntad de este reconocido escritor, fallecido en 1983, se destinó a la investigación de los fenómenos paranormales.​ También en el Reino Unido, un nuevo galardonado con el premio Nobel se ha sumado a los que ya prestaron atención a los fenómenos paranormales: el físico Brian Josephson,​ de la Universidad de Cambridge.

En la URSS y en los países de su ámbito de influencia, hubo también mucho interés en el estudio de la Parapsicología en esos años, que vieron la fundación de múltiples cátedras y sociedades estatales especializadas que investigaron con arreglo a programas experimentales. Entre ellas estuvieron la Academia de Parapsicología y Medicina (1970), el Instituto de Paraciencia (1971), la Academia de Religión e Investigación Psíquica, el Instituto para las Ciencias Noéticas (1973), y la Asociación Internacional de Investigación Kirlian (1975).

En respuesta al creciente interés popular por la Parapsicología, también en los años setenta se crearon organizaciones escépticas, principalmente el Comité para la Investigación Científica de Afirmaciones Paranormales (1976), ahora llamado Committee for Skeptical Inquiry (Comité para la Investigación Escéptica), junto con su revista, el Skeptical Inquirer. En España la organización equivalente es la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, llamada por razones históricas ARP-SAPC, y el Círculo Escéptico.

Las críticas a las prácticas y afirmaciones hechas por la parapsicología son amplias. El premio Nobel de Física Sir George Thomson, consideraba en los años 1950 que la prueba experimental aportada por Rhine en Estados Unidos y por Soal en Inglaterra era "buena, lo bastante buena para ser aceptada, si lo que estuviese en juego no fuera el trastorno fundamental de los sistemas de pensamiento que han adoptado los científicos más modernos y más técnicos", señalando que la importancia "del tema es enorme, y se trabaja demasiado poco sobre él. Si resulta ser cierto todo ello, se producirá una revolución en el pensar".​ Así, Thomson ya adelantaba la misma crítica que Carl Sagan resumía en "Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias". Thomson también incidió en la falta de reproducibilidad de los resultados obtenidos y la poca calidad de la estadística disponible: "Las pruebas son buenas, pero no lo bastante, en parte porque son pocas las gentes que se han dedicado a su estudio", y también por el desacuerdo entre investigadores en cuanto a las hipótesis empleadas "para dar cuenta de resultados procedentes de experimentos bastante similares", admitiendo que "ello puede deberse a que, en conjunto, la idea se halla muy distante de nuestros pensamientos usuales".​ El psiquiatra Carl G. Jung —a quien la fenomenología paranormal interesó vivamente—, después de estimar "los conocidos experimentos de Rhine" como "prueba científica", expresaba lo siguiente: "la psique en ocasiones funciona más allá de la ley de causalidad espacio-tiempo. (...) Una imagen del mundo perfecta debería, por así decirlo, ser ampliada con otra dimensión; solo entonces podría aclararse unitariamente la totalidad de los fenómenos. Por ello los racionalistas insisten todavía hoy en que no existen experiencias parapsicológicas, pues con ello se derrumba su ideología (...), porque es imperfecta". (El término "racionalista" equivale aquí a "cientificista" y, en este contexto, a "escéptico"). La comprobación crecientemente rigurosa de los datos paranormales —sin la que, a pesar de las críticas, no se habría podido reconocer como científica la disciplina de la que son objeto— se ha venido proponiendo de las dos formas ya señaladas:

Enfoque en fenomenología espontánea

Muchos estudiosos han catalogado testimonios referidos a fenómenos paranormales espontáneos, desde los numerosos archivados por la pionera Society for the Psychical Research de Londres; entre ellos, por ejemplo, el trabajo de Charles Fort (1874-1932), que recopiló unos 40.000 fenómenos inexplicados, sobre los que escribió siete libros, de los cuales perduran cuatro: The Book of the Damned (1919), New Lands (1923), Lo! (1931) y Wild Talents (1932).

La mencionada Dra. Louise E. Rhine escribe —refiriéndose concretamente al campo de los fenómenos de efectos parafísicos— lo siguiente, sobre el valor del dato paranormal espontáneo:

Nunca se hubiera pensado en investigar la PK (psicocinesis) en laboratorio si nadie hubiese comunicado un acaecimiento espontáneo que parecía ser un efecto directo de la mente sobre la materia. A causa de la acumulación de informes (...) se llegó finalmente a controlar pruebas para ver si era posible que existiera en la naturaleza un principio como el de la PK.

Y, sentando su posición como experimentadora, continúa:

¿Qué relación existe entre esos sucesos espontáneos y la investigación experimental? (...) se debe intentar dar respuesta al interrogante: ¿cómo encajarían semejantes sucesos en la información sobre PK acumulada mediante sucesos experimentales?
La primera observación sobre la relación de la vida y el laboratorio es, simplemente, que los experimentos han demostrado que la PK es una realidad. Sin tal seguridad ningún comunicado de efecto espontáneo podría sostenerse frente a la absoluta improbabilidad de su acaecimiento.
Cuando se trata de fenómenos espontáneos, el investigador que accede a ellos se introduce en el escenario de los hechos con una primera finalidad imprescindible: asegurar su autenticidad, descubrir o descartar un posible fraude. Necesitará colaboradores expertos que aporten los pertinentes datos psicológicos, sociológicos, culturales, ideológicos, etc., en relación con los sujetos o testigos de los hechos, cuyos testimonios estudiará detenidamente, así como la recabada información histórica, cuando la misma sea relevante, sobre el lugar en que los hechos se han producido o se producen. Cuando se haya podido descartar el fraude, corresponderá a colaboradores científico-naturales determinar si los hechos tienen su adecuada explicación dentro de sus ciencias. Solo ante la negativa fundamentada de tal explicación, se clasificarán los fenómenos en su debida conceptuación paranormal hipotética, buscando, como es lógico, que el equipo investigador pueda observarlos de forma directa, utilizando medios técnicos de análisis y de registro de imagen, sonido y otras variables físicas, que proporcionan certeza de objetividad, así como datos sobre las probables y siempre importantes constantes o los elementos comunes con fenómenos ya investigados, permitiendo la buscada definición precisa de lo sucedido.

La crítica escéptica insiste en las posibles desviaciones introducidas por el observador, así como en la posible falta de sistematización en la recolección de datos.

Enfoque experimental

Varias universidades del mundo e investigadores independientes emplean métodos experimentales (no necesariamente el uso del método científico, o su realización al 100%), para repetir bajo control en laboratorio algunos de estos fenómenos. Uno de los principales iniciadores en este campo fue el ya mencionado Joseph B. Rhine (1895 – 1980).

Los resultados experimentales hasta ahora no han sido universalmente aceptados y en pocas ocasiones se ha admitido su publicación en revistas científicas con peer review (revisión por pares), el método normal de aceptación de artículos científicos.

La opinión de la comunidad científica

La posición de la comunidad científica establecida queda reflejada en el siguiente texto, cuyo autor es Martin Gardner: "¿En qué se equivocan, en mi opinión, los parapsicólogos? No hay una respuesta única a esto. Creo que en la mayoría de los casos sus resultados son fruto de un sesgo no intencionado en el diseño de los experimentos y en el análisis de los datos en bruto. (...) En resumen, a mi modo de ver hay tres fuentes principales de error en los experimentos psi clásicos: la propensión inconsciente del experimentador, el fraude deliberado por parte de los sujetos, y un fraude poco frecuente por parte de los investigadores. (...) No puedo decir que las fuerzas psi no existan. Sólo digo que la evidencia que tenemos de ellas es débil. Las declaraciones extraordinarias reclaman una evidencia mucho más extraordinaria que la que los parapsicólogos han sido capaces de reunir. Cuando los experimentos puedan ser repetidos fiablemente, cuando sea evidente que los controles guardan una proporción razonable con la magnitud de las pretensiones, y cuando magos sabios participen en el diseño de esos experimentos y sean testigos de los mismos, entonces no dudaré en cambiar de parecer".

Otro miembro de la comunidad científica, el socio-psicólogo H. J. Eysenck, en obra de autoría común con el parapsicólogo Carl Sargent, escribe que, frente a informes de acontecimientos paranormales, a un lado "se sitúan aquellos que dicen: 'Está bien. Vayamos a echar un vistazo'. Para nosotros, esos son los verdaderos científicos. (...) Al otro lado tenemos a quienes no creen que puedan existir pruebas dignas de ser buscadas. (...) Algunos científicos no desean que lo paranormal sea investigado. Están convencidos en el interior de sus propias mentes de que tales cosas no pueden existir (...) Y aún más: cuando se realiza alguna investigación en el campo de lo paranormal, esas gentes tratan de desacreditar las posibles pruebas conseguidas, a menudo con argumentos (...) que de ningún modo resultan aceptables a la luz de la crítica científica. Rechazamos con firmeza ese escepticismo de andar por casa. En principio, debe ser posible investigar científicamente toda anomalía o anormalidad. Por otro lado (...) Debemos adoptar una postura crítica frente a las pruebas que se nos ofrezcan, e insistir en que esas anomalías 'paranormales' estén apoyadas por hechos innegables. Solo entonces podremos proceder a alterar o desafiar las ideas establecidas por la ciencia. Sin embargo, hay una diferencia crucial entre un punto de vista escéptico y un punto de vista crítico. (...) Nosotros debemos ser (...) críticos, pero no escépticos".

Según los escépticos, cabe la posibilidad de considerar los fenómenos parapsicológicos no como fenómenos reales, sino dentro de la psicología individual y social, en estudios sobre el desarrollo de creencias.

La Psicología no se adhiere a los postulados de la parapsicología, aunque algunos psicólogos han sido prominentes parapsicólogos. Por ejemplo, en 1978 el catedrático de Psiquiatría checo Stanislav Grof, radicado en EE. UU., funda la "Asociación Transpersonal Internacional", impulsando el estudio y la investigación de los estados modificados de la conciencia. Su aporte a la Parapsicología ha sido básicamente el concebir la conciencia no sólo como un mero producto de nuestro cerebro, sino como algo que puede existir de un modo transmaterial y que trascendería por tanto los límites del tiempo y del espacio. Los fenómenos paranormales y los místicos tendrían cabida como objeto de estudio en este nuevo modelo de la psique humana que ha desafiado los postulados establecidos por la ciencia convencional.


Anexo:Poderes psíquicos

Los poderes psíquicos son un recurso muy utilizado en la literatura, en el cine de ciencia ficción y algunos en la vida real debido a que una de las noticias de canal CUATRO era la de unos que causaron estragos cargando objetos para luego cargarlos.

Lista de habilidades psíquicas

Habilidades puramente mentales (psíquicas)

Telepatía: capacidad de «escuchar» pensamientos de otra persona, o de hablarle mentalmente. En algunas obras de ciencia ficción también permite controlar a otras personas sin que estas se den cuenta.
Clarividencia: capacidad de encontrar personas desaparecidas, sin conocerlas o haberlas visto, teniendo como referencia un objeto personal de la persona o una foto suya.
Profecía: afirmación clarividente sobre el futuro.
Psicometría: capacidad de conseguir información sobre un objeto, tocándolo.
Lectura del aura: capacidad para percibir, describir e interpretar el aura, un supuesto campo «energético» que rodea a las personas y los objetos.
Psicografía: texto escrito sin pensamiento consciente.
Proyección astral o proyección mental: experiencia extracorporal donde el "cuerpo astral" se separa del cuerpo físico.
Bilocación o multilocación: estar en diferentes lugares al mismo tiempo.
Medicina energética: Capacidad de sanar con la propia energía astral empática de la persona.
Terapia de energía: sanación canalizando diferentes energías.
Mediumnidad: capacidad para comunicarse con los espíritus.
Precognición, premonición o sueños precognitivos: percepción de eventos antes de que ocurran.
Visión remota: capacidad de obtener información de un evento, persona, objeto o lugar que se encuentra a grandes distancias.
Retrocognición o retromonición: percepción de eventos pasados.

Habilidades psiónicas

Dagas psiónicas o de luz: Crear dagas de energía o luz, por medio de la mente o el pensamiento.
Psiball o bolas psíquicas: Crear bolas de energía o de chi (Ki) por medio de la mente (a través de la relajación así reuniendo la energía necesaria para lanzar).

Habilidades quinéticas

Permiten controlar mentalmente el medio externo.

Telequinesis o psicoquinesis: capacidad de mover objetos con la mente.
Escritura automática - Capacidad de escribir sin pensamiento consciente.
Omnipresencia - La capacidad de estar presente en múltiples lugares al mismo tiempo.
Atmoquinesis: manipulación de la atmósfera para controlar el clima, provocar lluvias, granizo, vientos y tormentas eléctricas.
Citoquinesis: manipulación del crecimiento de las plantas, y así hacer crecer árboles o vegetación a gran velocidad.
Crioquinesis: manipulación del frío, que permite congelar objetos.
Cronoquinesis: manipulación de la percepción del tiempo sobre uno mismo, es decir, sin cambiar la percepción de los demás.
Electroquinesis: manipulación de la electricidad. Según algunas novelas de ciencia ficción, la electroquinesis permitiría descargas rayos de energía eléctrica.
Advertencia de muerte: La capacidad de experimentar sensación de muerte inminente asociada con la experiencia de casi muerte.
Adivinación: La capacidad de obtener una visión de una situación a través de un proceso oculto estandarizado.
Aeroquinesis o eoloquinesis: manipulación del viento.
Ergoquinesis: manipulación y absorción de energías invisibles.
Fotoquinesis: manipulación de la luz para crear haces de luz, destellos o aumentar la luminosidad del entorno.
Fragoquinesis: destrucción de objetos. En algunas novelas de ciencia ficción permite disolver o desvanecer los objetos.
Geoquinesis: manipulación de tierra, rocas, etc.
Hidroquinesis: manipulación de agua.
Levitación: capacidad de flotar en el aire.
Magnetoquinesis o ferroquinesis: manipulación de campos magnéticos para controlar objetos metálicos.
Piroquinesis: manipulación o creación de fuego. Véase termoquinesis.
Radioquinesis: capacidad de crear radioactividad. En las novelas de ciencia ficción y en los cómics permite generar explosiones de plasma radioactivo.
Sonoquinesis o ecoquinesis: manipulación del sonido, para aumentarlo, disminuirlo. En las novelas de ciencia ficción permite crear sonidos de la nada, y crear efectos de onda de choque.
Termoquinesis o piroquinesis: manipulación de la temperatura corporal, disminuyéndola o aumentándola a voluntad. En algunas novelas de ciencia ficción, la termoquinesis permite aumentar la temperatura de algún objeto para ponerlo al rojo o incendiarlo.
Umbraquinesis: manipulación de la oscuridad para disminuir la luminosidad del entorno.
Aporte: materialización, desaparición o teletransporte de un objeto.
Radiestesia: habilidad para localizar objetos. A menudo usando una herramienta llamada vara zahorí.
Intangibilidad: es la capacidad de atravesar la materia sólida, haciendo al sujeto prácticamente invulnerable a cualquier cosa.

Güija



La güija (según la grafía recomendada por la RAE) o ouija (del francés "oui"(sí) y del alemán "ja"(sí). pronunciado /uíya/) es un tablero dotado del alfabeto y de números con el que supuestamente se establecería contacto con espíritus. Es muy similar al juego de la copa, en el que se coloca una copa boca abajo rodeada por las letras del alfabeto y los participantes colocan el dedo índice en la misma base.

El tablero güija tiene un origen impreciso, en la moda espiritista de hacia finales del siglo XIX que dio lugar a una patente registrada el 28 de mayo de 1890 declarando al estadounidense Elijah Jefferson Bond como su inventor y a William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como titulares. No está claro si Bond o los titulares inventaron realmente algo o simplemente patentaron una de las muchas planchettes (‘planchitas’) o «tablas parlantes»[cita requerida] para comunicarse con los espíritus que circulaban por Europa y Estados Unidos. En todo caso, Kennard creó la empresa para la fabricación del tablero y comenzó a vender los primeros ejemplares en 1890. Kennard inventó asimismo el nombre ouija, afirmando que era una antigua palabra egipcia que significaba ‘mala suerte’. Afirmaba que su origen se remontaba hasta el antiguo Egipto, aunque no presentó ninguna evidencia que probara tal afirmación. Posteriormente, la patente fue vendida a William Fuld, antiguo empleado de Kennard, cuya compañía comercializó el juguete hasta que Parker Brothers adquirió los derechos en 1966. Fue Fuld quien afirmó que la palabra ouija era una mezcla de los vocablos oui y ja, que significan ‘sí’ en francés y alemán, respectivamente. Actualmente, otras empresas comercializan este tablero, que en inglés se llama witchboard (‘tablero de bruja’) y fue creada por la empresa MIS2​

Objetivo

El tablero ouija tiene como objetivo el contacto (con o sin entrar en un trance mental) de las personas que participan en el juego con espíritus o «almas en pena», personas y mascotas fallecidas, e incluso con seres extraterrestres.

Descripción

El tablero ouija tiene un puntero movible (de forma triangular o de otra forma; también puede ser un vaso vacío) en medio del tablero de juego. Todos los jugadores ponen sus dedos índices sobre el triángulo. A cada lado del tablero hay un sí y, del otro lado, un no; arriba un hola y abajo un adiós y en forma circular las letras del abecedario. Para comenzar el juego, cada participante hace una pregunta y espera a que el puntero se mueva hasta una letra, luego hasta otra, hasta formar una palabra coherente.

Críticas

El experimento Bayou

En un experimento realizado por el profesor de secundaria Larry Bayou, en el cual los participantes no veían las letras que señalaban, no se formó ni una sola palabra coherente en el tiempo que duró la prueba. Esto demostraría que son los participantes quienes realmente crean las palabras (ya sea de manera voluntaria o inconsciente), y que por lo tanto necesitan ver el tablero.

Esto da pie a la teoría de la acción ideomotriz, es decir, el movimiento del vaso (o pieza que sirva de marcador o puntero) se lograría mediante pequeñas presiones de los dedos de cada participante.

Religión

Desde el punto de vista religioso, la crítica apunta no a la falta de efectividad del tablero ouija, sino precisamente a su efecto. Según algunas corrientes religiosas, jugar al tablero ouija equivale a dar paso a entidades sobrenaturales malignas del más allá, que pueden causar daño a los jugadores.

La postura católica oficial es que, más allá de los efectos peligrosos de esta y otras prácticas (espiritismo, adivinación, hechicería), las mismas son contrarias al respeto que se debe tener a Dios porque «encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2.116).