domingo, 3 de dezembro de 2017

Güija



La güija (según la grafía recomendada por la RAE) o ouija (del francés "oui"(sí) y del alemán "ja"(sí). pronunciado /uíya/) es un tablero dotado del alfabeto y de números con el que supuestamente se establecería contacto con espíritus. Es muy similar al juego de la copa, en el que se coloca una copa boca abajo rodeada por las letras del alfabeto y los participantes colocan el dedo índice en la misma base.

El tablero güija tiene un origen impreciso, en la moda espiritista de hacia finales del siglo XIX que dio lugar a una patente registrada el 28 de mayo de 1890 declarando al estadounidense Elijah Jefferson Bond como su inventor y a William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como titulares. No está claro si Bond o los titulares inventaron realmente algo o simplemente patentaron una de las muchas planchettes (‘planchitas’) o «tablas parlantes»[cita requerida] para comunicarse con los espíritus que circulaban por Europa y Estados Unidos. En todo caso, Kennard creó la empresa para la fabricación del tablero y comenzó a vender los primeros ejemplares en 1890. Kennard inventó asimismo el nombre ouija, afirmando que era una antigua palabra egipcia que significaba ‘mala suerte’. Afirmaba que su origen se remontaba hasta el antiguo Egipto, aunque no presentó ninguna evidencia que probara tal afirmación. Posteriormente, la patente fue vendida a William Fuld, antiguo empleado de Kennard, cuya compañía comercializó el juguete hasta que Parker Brothers adquirió los derechos en 1966. Fue Fuld quien afirmó que la palabra ouija era una mezcla de los vocablos oui y ja, que significan ‘sí’ en francés y alemán, respectivamente. Actualmente, otras empresas comercializan este tablero, que en inglés se llama witchboard (‘tablero de bruja’) y fue creada por la empresa MIS2​

Objetivo

El tablero ouija tiene como objetivo el contacto (con o sin entrar en un trance mental) de las personas que participan en el juego con espíritus o «almas en pena», personas y mascotas fallecidas, e incluso con seres extraterrestres.

Descripción

El tablero ouija tiene un puntero movible (de forma triangular o de otra forma; también puede ser un vaso vacío) en medio del tablero de juego. Todos los jugadores ponen sus dedos índices sobre el triángulo. A cada lado del tablero hay un sí y, del otro lado, un no; arriba un hola y abajo un adiós y en forma circular las letras del abecedario. Para comenzar el juego, cada participante hace una pregunta y espera a que el puntero se mueva hasta una letra, luego hasta otra, hasta formar una palabra coherente.

Críticas

El experimento Bayou

En un experimento realizado por el profesor de secundaria Larry Bayou, en el cual los participantes no veían las letras que señalaban, no se formó ni una sola palabra coherente en el tiempo que duró la prueba. Esto demostraría que son los participantes quienes realmente crean las palabras (ya sea de manera voluntaria o inconsciente), y que por lo tanto necesitan ver el tablero.

Esto da pie a la teoría de la acción ideomotriz, es decir, el movimiento del vaso (o pieza que sirva de marcador o puntero) se lograría mediante pequeñas presiones de los dedos de cada participante.

Religión

Desde el punto de vista religioso, la crítica apunta no a la falta de efectividad del tablero ouija, sino precisamente a su efecto. Según algunas corrientes religiosas, jugar al tablero ouija equivale a dar paso a entidades sobrenaturales malignas del más allá, que pueden causar daño a los jugadores.

La postura católica oficial es que, más allá de los efectos peligrosos de esta y otras prácticas (espiritismo, adivinación, hechicería), las mismas son contrarias al respeto que se debe tener a Dios porque «encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2.116).