domingo, 3 de dezembro de 2017

Lovecraft y la Gnosis


El Demiurgo desde tiempos arcaicos ha introducido el miedo y el terror a lo desconocido en el sentir y pensar del ario, donde comienza a ser desligado de su origen divino, se crea en la mente del virya una barrera artificial, una infinita y absoluta sombra ilusoria arquetípica, desplegando una terrible confusión gnoseológica en el espíritu sanguíneo del virya haciendo crecer cada vez más su olvido y debilitando su valor y arrojo natural.
Desde luego la guerra continuó en muchos planos de la existencia y en el devenir de los milenios ha habido cíclicamente momentos cumbre donde la sangre Hiperbórea se manifiesta en contra de la materia y trata de hacer enlace con sus orígenes sagrados, aferrándose a su intuición sanguínea con la esperanza de remontar la involución para regresar a su espléndida morada ancestral. 
Lovecraft como uno de los héroes contemporáneos de la estrategia Hiperbórea retrata con su mitología lo siniestro, los eventos cósmicos acontecidos desde los tiempos primordiales, aferra su mente al pasado prestigioso y niega el presente, intuye sabiamente que es preciso el enfrentamiento con ese miedo a lo desconocido, con ese terror al despojarse de todo lo presente cómodo y horizontal de nuestra época actual y es aquí precisamente donde se pone a prueba la pureza de sangre y su valor irracional y supremo.

Lovecraft opera sobre el lienzo de la literatura fantástica, pues es el único medio disponible para hacer manifiestos sus principios mitológicos dentro de la estrategia de guerra cultural de nuestros tiempos, también por que la dimensión fantástica rompe el orden cósmico creado por el demiurgo y se eleva sobre la materia (además es más grande que ella) y sustrae el espíritu del virya hacia niveles superiores.
En el Virya, o espíritu ario ha subsistido por su pureza de sangre un principio hermético de “presentimiento carismático espiritual”, en donde sobreviven los diferentes aspectos de esa falsa creación demiúrgica.
Lovecraft define un universo complejo y fenoménico que fue específicamente proyectado en su orden matérico para producir ilusiones y apariencias, pero que, ante el cual, se yergue la manifestación sensible y profunda de lo esencialmente sobrenatural, esto es: la aterrorizada alma aria. Un alma aria que, cuando eventualmente toma conciencia, rompe, en su espanto abismal, con la esfera sensorial primaria impuesta, utilizando para ello elementos sutiles de ella misma. 

Mitología de Lovecraft:

La obra de Lovecraft es la visión mágica-preternatural establecida en forma de “miedos arquetípicos”, según la concepción junguiana. Lovecraft crea o adivina una historia mítica-sagrada, con un panteón de seres oscuros indescriptibles por proceder de un universo dimensional intraducible a formas físicas. Algunos de estos seres innominados fueron derrotados en una gran guerra antes del nacimiento del tiempo. Entre los dioses arquetípicos tenemos a la deidad más importante derrotada, Nodens: señor del gran abismo, al que podemos asimilar como una especie de fuerza Luciferina. Del otro lado tenemos a los primordiales o primigenios triunfadores comandados por el gran Cthulhu, presumiblemente, una forma Jehovítica.

Es importante subrayar que cuando hablamos de mito hablamos de una ardua tarea desde el punto de vista cultural e histórico; incluso existen algunas definiciones que descartan la seriedad del término, pero es precisamente aquí en donde reside el gran aporte de Lovecraft,  quien al plantear su visión tétrica del cosmos entronca con la visión cosmogónica fundamental. Esto significa que Lovecraft confronta finalmente a las dos fuerzas en conflicto: por un lado la imposición establecida por Cthulhu y sus primordiales a través del pacto cultural, y por otro a Nodens, el dios arquetípico del pacto de sangre, derrotado y condenado al abismo. Esta pretérita batalla sigue manifestándose en nuestro plano fisico cotidiano. El pensamiento, o pacto cultural vendría a ser todo lo que involucra la razón, la lógica positiva y la ciencia evolucionista. En tanto el pacto de sangre  vendría a estar representado por el romanticismo, el pensamiento mágico, la angustia cósmica y la profundización en la estructura psíquica aria heredada. Dentro de lo que se denomina el pacto de sangre está incluido lo que Lovecraft llama la atmósfera, o construcción arquitectónica del horror, aquí es donde sobrevive lo innombrable (valga decir que esta atmósfera es materia potenciada alquímicamente hacia lo espiritual). Es el paisaje o geografía emocional percibida por la sangre. El mismo Lovecraft la define cuando dice que: “la atmósfera es lo mas importante, pues el criterio final de la autenticidad no es la construcción del argumento, sino la creación de una sensación dada”. Esta sensación dada, es lo verdaderamente de fondo y lo percibido por la sangre aria; no importa si el argumento o drama es arquetípico o especulativo.

Lovecraft es un conocedor intuitivo y un canalizador avatárico del pasado y el esplendor de la sangre aria. Intuye con profundidad el misterio indeleble de la sobrenatural apetencia del ario a lo inmenso y desconocido, a su lucha interna por liberar el poder del espíritu y vencer con gloria las cadenas de la materia. Explora las posibilidades metafísicas por medio de metáforas oscuras develando laberintos supra-humanos con construcciones atmosféricas hilvanadas de sustento trágico y macabras alegorías. Sustrae del pasado esotérico, arqueológico y mitológico las imágenes arquetípicas que sustentan la tragedia cósmica que, desde los albores del tiempo se gesta en todo plano de la existencia.

Lovecraft fundamenta su escatológica cosmovisión en una genuina teogonía fantástica en la que mora toda una jerarquía de deidades provenientes de otras esferas energéticas dimensionales, y de otros planos inimaginables, que acechan continuamente al ser humano esperando con malévola paciencia el instante de concluir su plan de destrucción.

En las narraciones Lovecraftianas la atmósfera de horror gótico alcanzan la cúspide de lo fantástico y sobrecogedor. Desafía lo existente e infunde un estremecimiento anímico con sutiles conceptos ocultistas y especulaciones científicas de las que se vale en no pocas ocasiones.
El terror y lo preternatural existen y prevalecen tomando diferentes formas desde el advenimiento de los Viryas, o espíritus arios, atrapándolos en las dimensiones menos sutiles, desde el momento mismo de la caída trágica de los divinos hiperbóreos, el terror retrata este acontecimiento mítico. El mito vive oculto en el terror, se viste de Gárgola, de monstruo, de mansión, de ruinas, de luz mortecina de ultratumba, pero también de aquello que es desconocido y se esconde para sorprendernos en las esquinas oscuras y neblinosas de nuestra alma. Horror es la lucha del Virya, o espíritu ario por no olvidar sus orígenes, porque su sangre aria no sea borrada en este ocaso de dioses al que estamos asistiendo: al Ragnarok en donde los agentes del demiurgo intentaran definitivamente suprimir nuestra sangre grandiosa…

El espanto, la literatura fantástica y el terror gótico del cual Lovecraft es su última manifestación, guardan ese último espacio mágico de ensoñación y conciencia trágica donde se simboliza y manifiesta la guerra cósmica que nos precede desde siempre. El horror gótico es la liturgia y el credo de la sangre aria angustiada, ante el abismo que se  abre a sus pies.

Parcialmente extraído de Ignacio Ondargáin.