domingo, 3 de dezembro de 2017

Ofitas y los Hiperboreos


FRAGMENTO DE LA SABIDURíA HIPERBÓREA:

PERO AL MENCIONAR A LOS OFITAS...

–No temas hijo –dijo en árabe el anciano a quien llamaban Naaseno–.
Nadie te hará daño aquí. Tú eres un enviado del Dios Serpiente, Ophis-Lúcifer a quien nosotros servimos.
Lo prueba el Signo que traes marcado para Su Gloria.
Me indicó en gesto afectuoso que permitiera ser tomado en brazos por él, para poder así “enseñarme la imagen de Dios”. Realmente estaba necesitando un trato afectuoso pues aquellos fanáticos no reparaban en que Yo era un niño. Abracé al anciano y éste echó a andar hasta un extremo de la sala –que resultó ser un sótano– adonde se elevaba una columna en cuyo pedestal brillaba una pequeña escultura de piedra muy pulida. Tenía la forma de una cobra alzada sobre sí misma con ojos refulgentes, debido quizá a la incrustación de piedras de un verde más intenso.

La imagen me fascinó y la hubiese tocado si el anciano no retrocede a tiempo.
–¿Te ha gustado la imagen de Dios, “pequeño enviado”? –dijo el Maestro.
–Sí –respondí sin saber porqué.
–Tú tienes derecho a poseer la joya de la Orden. –Continuó el Maestro mientras hurgaba en una bolsita de fino cuero que llevaba colgada al cuello.
–¡Aquí está! –Exclamó el Maestro Naaseno– es la imagen consagrada del Dios Serpiente. Para obtenerla los hombres pasan duras pruebas que a veces les llevan toda la vida. Tú en cambio no necesitas pasar ninguna prueba porque eres portador del signo.
Con un afilado puñal que extrajo del cinto, cortó un cordón verde de un manojo que colgaba en la pared y, ensartando la réplica de plata en un lazo, la colocó en mi cuello. A continuación me miró a los ojos, de una forma tan intensa que no he podido olvidarlo nunca. Tampoco olvidé sus palabras, las que pronunció con voz muy fuerte, ritualmente. Me tenía agarrado con su brazo izquierdo y me elevaba para que fuese visto por todos, mientras con el índice de la mano derecha señalaba al Dios Serpiente.

 Dijo esto:

– ¡Iniciados de la Serpiente Liberadora! ¡Seguidores de la Serpiente de Luz Increada!
¡Adoradores de la Serpiente Vengadora! ¡He aquí al Portador del Signo del Origen!
¡Al que puede comprender con Su Signo a la Serpiente; al que puede obtener la Más Alta Sabiduría que le es dado conocer al Hombre de Barro! En el interior de este niño Divino, en el seno del Espíritu eterno, está presente la Señal del Enemigo del Creador y de la Creación, el Símbolo del Origen de nuestro Dios y de todos los Espíritus prisioneros de la Materia. Y ese Símbolo del Origen se ha manifestado en el Signo que nosotros, y nadie más, hemos sido capaces de ver: ¡niño Divino; él podrá comprender a la Serpiente desde adentro ! ¡pero nosotros, gracias a él, a su Signo liberador, la hemos comprendido afuera, y ya nada podrá detenernos.

Pasaron los minutos y todo se fue calmando en el refugio de la Orden Ofita.

~ Fragmento de "El Misterio de Belicena Villca" 

Ofitas y Ofismo, son denominaciones genéricas para varias sectas gnósticas que se desarrollaron alrededor del año 100 en Siria y Egipto. 
Su nombre se deriva del griego (ophis, "serpiente"). 
Común a estas sectas era la gran importancia que daban a la serpiente del Génesis (la del relato bíblico del pecado original de Adán y Eva), por su conexión con el árbol del conocimiento del bien y del mal, y la de éste con la gnosis ("conocimiento"). 


Contrariamente a la interpretación cristiana ortodoxa de la serpiente como Satanás, los ofitas veían en la serpiente una figura positiva, heroica; mientras que al Dios del Antiguo Testamento lo identificaban con una figura negativa, malvada (un demiurgo al que denominan Yaldabaoth el leontoeides "rostro de león").

La imposición de la doctrina cristiana ortodoxa a partir del siglo IV implicó la destrucción de todos los textos de los ofitas. Algunos textos ofitas, sin embargo, han sido recuperados en descubrimientos arqueológicos recientes, como los de Nag Hammadi (Evangelio apócrifo de Juan, Hipóstasis de los Arcontes o Sobre el origen del mundo).

La esencia de la doctrina ofita era que el Dios del Antiguo Testamento fue una deidad misantrópica para aquellos que creían que el poder de la humanidad tenía que ser liberado.
Los ofitas se sintieron perfectamente justificados en su posición, asegurando que lo que la serpiente buscaba en realidad era entregar a Adán y Eva el conocimiento, y la prohibición de este conocimiento, era por tanto, asimilable con la figura que tanto el cristianismo como el judaísmo identifican con Dios. Así, otros enemigos del Yahveh del Antiguo Testamento se convierten en héroes para la secta.

Los miembros progresaban a través de ceremonias de iniciación completamente formales que incluían símbolos de purificación, vida, espíritu y fuego. El sistema completo de la secta parecía tener una combinación de la doctrina cristiana con misterios orientales (particularmente los de la diosa egipcia Isis) y otros conceptos de las mitologías orientales (La serpiente era equivalente al Dragón).

Persecución:
Los cristianos que apoyaban la ortodoxia de la iglesia veían en el gnosticismo su máximo enemigo, y les era particularmente repugnante que los ofitas tuvieran a la serpiente como un ideal de adoración; esta circunstancia hizo que los ofitas fueran perseguidos con particular violencia.