segunda-feira, 4 de junho de 2018

La Iniciacion Gnostica


La iniciación es una ceremonia, generalmente un acto grupal, en el cual se le transmiten a un aspirante conocimientos secretos que producirán grandes cambios en él. Una vez iniciado, el aspirante nunca volverá a ser el mismo. Cuando una iniciación es verdadera, es un punto de inflexión en la vida del aspirante. Hay un antes y un después de la iniciación, porque ha ocurrido algo en esa ceremonia que ha cambiado espectacularmente su vida, algo que no podrá olvidar nunca más. He conocido personas que han recibido iniciaciones en distintos lugares, pero en ninguna de ellas notaron nada especial. Indudablemente, no se trató de iniciaciones verdaderas. Pero cuando alguien recibe una verdadera iniciación, su experiencia es realmente impresionante y jamás la olvidará. Algunos comparan esta experiencia con la de haber sido alcanzados por una especie de rayo, en medio de la ceremonia. Esa "especie de rayo" es lo que produce el cambio terrible que marcará para siempre la vida del aspirante. Ya nunca más volverá a ser el de antes. Por el resto de su vida quedará encausado hacia una meta, el objetivo particular de la iniciación recibida.

Todo hombre, tarde o temprano deberá optar por uno de los dos únicos caminos, opuestos e irreconciliables, que existen para él: la realización de su alma o la realización de su Espíritu. No hay una tercera posibilidad. El camino de la mano derecha, hacia el demiurgo, a través del perfeccionamiento del alma, o el Camino de la Mano Izquierda , hacia el Incognoscible, a través de la liberación del Espíritu. El alma o el Espíritu son lo que constituye la meta u objetivo particular de una iniciación, y por ello sólo existen iniciaciones del alma e iniciaciones del Espíritu. Ambas tienen por finalidad facilitar el acceso del aspirante hacia el destino escogido por él.

Es importante conocer las características principales de ambos tipos de iniciaciones, a fin de poder discriminar sin errores entre unas y otras. Por desconocer estos detalles, muchos incautos caen en las trampas que los conducirán directamente a las fauces del demiurgo. Es fácil equivocarse, pues a la falta de libros e información deben sumarse los enmascaramientos y falsificaciones. Veamos qué cosas es necesario tener en cuenta, para rechazar con eficacia la fruta envenenada que nos ofrecen los sirvientes del demiurgo.

En primer lugar, el objetivo de las iniciaciones del alma es la fusión final con el demiurgo. Esto debe ser tomado muy en cuenta. Si alguien nos habla de la "unión con Dios", de "perderse en Dios", de la "fusión de la conciencia individual con la Conciencia Una ", del samadhi (disolución en el demiurgo), etc., sabremos que estamos frente a una religión, secta o movimiento esotérico encolumnado tras el demiurgo. Por supuesto que las iniciaciones que puedan otorgar allí, serán las iniciaciones del alma y no las del Espíritu.

Por el contrario, en las iniciaciones del Espíritu jamás se habla de fusión con ningún dios. Al final del camino, cuando se produce el enfrentamiento total con el demiurgo, el iniciado deberá resistirlo y rechazarlo, excluirlo y excluirse para siempre. En estos casos no se hablará del samadhi sino del kaivalya : separación absoluta. Pero un kaivalya especial, no sólo una separación total con respecto a todo lo creado por el demiurgo. No. El verdadero kaivalya comprende inevitablemente la separación total y absoluta con el demiurgo mismo.

En segundo lugar, en las iniciaciones que conducen al demiurgo se procura en el aspirante un debilitamiento del yo y su posterior renuncia a él. Todo movimiento religioso que trabaje a favor del demiurgo le dará una gran importancia a la necesidad de anular el yo en los aspirantes. Para que la fusión con el demiurgo tenga éxito, es fundamental que el aspirante renuncie a su yo. Una vez que el yo se haya desintegrado, la cáscara vacía en que el iniciado se ha convertido será llenada presurosamente por el demiurgo. Ese hombre se ha entregado al demiurgo como animal de sacrificio, ha alcanzado la nada y la nada ha sido llenada por el demiurgo. Se ha cumplido la meta del demiurgo, ese hombre ha recorrido un largo camino para terminar disolviéndose en aquel que lo creó.

A la inversa, en las iniciaciones del Espíritu se procura siempre un agrandamiento del yo y una acumulación de poder. Agrandar el yo es acercar el Espíritu. Si no existe el yo, el Espíritu no puede manifestarse. Renunciar al yo es renunciar al Espíritu.

En tercer lugar, en las iniciaciones del alma se habla de evolución, de futuro y de progreso. "El alma debe evolucionar hasta fundirse con Dios". "Toda la creación evoluciona hacia Dios". "La sociedad humana continuará evolucionando hasta llegar a ser una comunión universal de almas". "Cada día que pasa el mundo está mejor".

Al contrario, en las iniciaciones del Espíritu se habla de retorno y de pasado. El mundo marcha hacia su empeoramiento y su destrucción. Nada bueno nos espera en el futuro. Es imprescindible la restauración de Algo que existió en el pasado. Para reparar la Gran Injusticia cometida por el demiurgo y sus secuaces, es preciso retornar hacia ese pasado para desactivar todo, para liberar lo que haya que liberar y para destruir lo que haya que destruir.

En cuarto lugar, en las iniciaciones del alma se hablará de compasión, devoción, amor, generosidad y servicio. Compasión por todos los seres creados por el demiurgo. Amor al demiurgo y a los demás hombres. "Amor a todo lo que el Aliento de Vida Divina ha traído a la existencia" (este "Aliento de Vida Divina" no es otro que el aliento del demiurgo). Servir a los demás, a los "maestros" de la logia blanca y al demiurgo, "para que se cumpla el Plan de la Tierra ". También hacen hincapié en la culpa y en el arrepentimiento.

Por el contrario, en las iniciaciones del Espíritu se habla del aspirante como de un guerrero que ha declarado la guerra total a las fuerzas de la materia. No se habla de paz sino de espada, se habla de lucha por la libertad y de asaltar el cielo. No se habla de amor ni de devoción, ni de culpa ni de arrepentimiento, sino de deber, de honor y de venganza. Hay que tener en cuenta que a medida que el aspirante se va Espiritualizando, aumentan en él la agresividad y la repulsión contra todo lo que es anti-Espiritual e impuro, material y creado. Es esta la hostilidad natural del Espíritu hacia el demiurgo y su obra. Si el Espíritu sintiera amor hacia el demiurgo y su creación, no sería un Espíritu, sería un alma. El alma es amor puro (al demiurgo y su obra). El Espíritu es odio puro (al demiurgo y su obra).

Estos detalles que hemos enunciado, nos permitirán identificar mejor de qué bando están las personas o grupos religiosos que pretenden ayudar a otros. Al escucharlos o al leer sus libros, rápidamente sabremos si están con Dios o con el diablo. En esta era de tinieblas, en que sólo se habla de la "realización del alma", de "los poderes del alma", del "perfeccionamiento del alma", es bueno recordar que, aunque perseguida y negada, existe también la liberación y realización del Espíritu.

Una vez definidos los dos tipos posibles de iniciación, veremos a continuación otras características.

En las iniciaciones Gnósticas, la persona recibe un cierto conocimiento secreto. Este no es un conocimiento cualquiera sino un conocimiento que produce cambios notables en el aspirante. Se trata de un conocimiento especial que tiene el poder de transformar a quien lo escucha. Los Gnósticos dan una importancia capital a este tipo de conocimiento (ya vimos que Gnosis significa eso: conocimiento). Por ello, para todo Gnóstico la salvación no se alcanza por la fe, sino por el conocimiento. Este conocimiento secreto, transmitido durante la iniciación, no es el final del camino sino el principio. Este conocimiento tiene el poder de despertar y encausar al aspirante hacia su meta final: la liberación del Espíritu. Una vez recibido y estudiado, este conocimiento va transformando al iniciado paulatinamente, por etapas. Para alcanzar el cambio radical al que aspira, la transmutación final por el Espíritu, el iniciado deberá luchar permanentemente y sin descanso. El recuerdo y el impacto de la iniciación le darán fuerzas para no retroceder jamás ni olvidar su meta.

En una antigua obra Gnóstica recientemente recuperada, a la que han titulado "El pensamiento trimorfo", se dice que la iniciación "es una experiencia de conocimiento que aporta la realidad espiritual" (la realidad del Espíritu). Dice también que es "un proceso de ascensión que es derrota del cosmos y consolidación de lo verdadero" (el cosmos es la obra del demiurgo y lo verdadero es el Espíritu). Habla del conocimiento que libera y purifica. Habla de "los hombres que persiguen el mundo del Espíritu", y de "los hombres que caminan en la materia". Habla de las iniciaciones por etapas que paulatinamente van purificando y allanando el camino de ascensión hacia el Espíritu. En esta obra, el demiurgo es llamado "el gran demonio".

Generalmente, las iniciaciones son tres. Después de las transformaciones que produce la primera iniciación, y cuando se lo considera preparado, el iniciado recibirá la segunda iniciación, la cual producirá en él otro tipo de cambios. Y así sucederá con la tercera iniciación, con la cual el camino hacia su transmutación final quedará allanado completamente.

Otra característica de las iniciaciones es que pueden ser individuales o colectivas. Hasta ahora hemos hablado de iniciaciones individuales, cuando un hombre decide transponer el umbral y ser iniciado. En el segundo caso es ya un pueblo o una comunidad entera, cuyos miembros persiguen esta transformación como en un solo bloque. Estos casos son más bien raros, pero ha habido varios en la historia.

También puede darse el caso de una auto-iniciación, cuando el aspirante se siente preparado y decide iniciarse a sí mismo.

También está el caso de iniciaciones recibidas durante el sueño.

Más adelante veremos con mayor detalle estos dos últimos casos.

¿Cuáles serían las características de las iniciaciones Gnósticas en la antigüedad? Todos los libros Gnósticos que las describían han sido destruidos. Busquemos entre los enemigos de los Gnósticos, quienes sí pudieron leer esas obras. Ireneo de Lyon fue uno de ellos. Escribió una obra en cinco tomos titulada "Adversus Haereses" ("Contra las herejías"). Sólo se ha traducido el tomo I, el cual es más o menos fácil de conseguir y en el que Ireneo se burla de las ideas Gnósticas. El resto de los tomos están en griego y latín, ocultos en alguna biblioteca de difícil acceso. Es comprensible, pues el tomo II está referido a las ideas del gran Gnóstico Marción, y se ha tratado de que nadie conozca sus ideas, de que nadie lea su inmortal obra "Antithesis", por ejemplo. Se ha procurado que ningún hombre pueda ser esclarecido por él, despertado por él, no sea que alguna de las religiones del demiurgo se venga abajo.

Pero el tomo III, el más ocultado, es el que describe las ceremonias Gnósticas de iniciación. Si estos libros, contrarios a la Gnosis, escritos nada menos que por San Ireneo, llenos de calumnias e ironías contra ella, son tan celosamente ocultados. ¡Que podría esperarse de un libro auténticamente Gnóstico!

La gran erudita del Gnosticismo, Elaine Pagels, tuvo acceso al tomo III de Ireneo de Lyon, y en su libro "Los evangelios gnósticos" nos describe algunos detalles de la iniciación Gnóstica. Nos dice Pagels que el aspirante ha tomado conciencia de que antes adoraba y servía al demiurgo, a quien hasta ese momento había confundido con el verdadero Dios. Durante la ceremonia de iniciación, el aspirante se dirige al demiurgo declarando su independencia con respecto a él y a su creación, comunicándole que ya no pertenece a su esfera de autoridad y que ha trascendido todo eso. El iniciado reconoce al Dios Incognoscible, rechaza la autoridad del dios creador y sus mandamientos, y declara que ha sido liberado para siempre del poder del demiurgo. A partir de allí su relación con el demiurgo será completamente distinta.

A través de la iniciación, el iniciado ha cambiado radicalmente su relación con el dios creador. Se ha separado del demiurgo y de toda la creación. Se ha separado de su cuerpo y de su alma. Ha quedado fuera de las leyes que rigen el mundo de la materia y del tiempo. Ha quedado fuera de todo, menos de su Espíritu.

Con esto volvemos al tema de la auto-iniciación. Hay hombres que han despertado un poco y buscan desesperadamente el camino hacia la liberación de sus Espíritus. Esos hombres pueden auto-iniciarse, producir por sí mismos el cambio trascendente que los lleve hacia el Espíritu.

A continuación voy a relatarles la fórmula de auto-­iniciación que elaboré y apliqué sobre mí mismo. Por la noche, estando acostado y listo para dormir, cualquiera que lo desee puede repetirla mentalmente hasta quedarse dormido. Dice así: "Quiero separarme del dios creador y de su creación, quiero separarme de la materia y del tiempo, quiero separarme de mi cuerpo y de mi alma, quiero unirme a mi Espíritu, quiero que se libere mi Espíritu, quiero ser mi Espíritu, yo soy mi Espíritu".

Esta fórmula de auto-iniciación produce resultados increíblemente impresionantes, por lo que debe ser aplicada con cuidado. Al menos en los comienzos, es conveniente no aplicarla todas las noches.

Este tipo de auto-iniciación nocturna nos lleva a los casos en que las iniciaciones son recibidas durante el sueño. En estos casos el aspirante se halla fuera de su cuerpo físico y la ceremonia es llevada a cabo en otras dimensiones del universo creado. Hay iniciados que han recibido una, dos y hasta tres iniciaciones durante el sueño. Otros han recibido la primera en el plano físico y las restantes fuera de él. Cada caso es particular, no hay dos iguales.

Durante las ceremonias de iniciación efectuadas durante el sueño, el aspirante, aunque alejado de su cuerpo físico, está plenamente conciente de todo lo que ocurre.

No sólo las iniciaciones del Espíritu, también las del alma pueden ser recibidas en otras dimensiones.

En mi caso, busqué por todo el mundo y por muchos años a quien pudiera darme la verdadera iniciación Gnóstica. Al final, supe que ¡Ese iniciado había vivido todos esos años a menos de cien metros de mi casa! Yo buscaba por lejanos países aquello que estaba al alcance de mi mano. Cuando fui a golpear su puerta me comunicaron que hacía poco tiempo se había marchado de este mundo. Fue tan grande mi decepción que pensé que la única manera de acceder a la iniciación Gnóstica auténtica sería auto-iniciar­­me durante el sueño, en otras dimensiones del mundo creado.

A continuación voy a relatar algunas experiencias que me sucedieron.

Una noche, en que había estado leyendo el libro "El rostro verde", de Gustav Meyrink, antes de dormirme repetí mentalmente varias veces "quiero la liberación de mi Espíritu", durmiéndome a continuación. Habría transcurrido media hora, cuando me despertó una potente luz. Yo permanecía con los ojos cerrados pero veía una gran luz, todo era luz para mí. Abrí lentamente los ojos y pude comprobar que esa intensa luz llenaba toda la habitación. Pensé que alguien había entrado en mi casa y había encendido las luces. Pero no, las luces estaban apagadas, esta era una luz diferente, una extraña luz que nunca había visto antes. Sin moverme, recorrí con la mirada toda la habitación y descubrí que se originaba en un rincón de la misma. Fluía desde allí un chorro de luz que ya había llenado la habitación, a borbotones, como una niebla luminosa que lo inundaba todo. Ante estos fenómenos debemos tratar de no asustarnos, recordando que el miedo no existe para el Espíritu. El Espíritu no teme a nada porque es indestructible, inmortal y eterno.

Otra noche, después de leer unas páginas del libro "La teoría de la vida eterna", de Rodney Collin, resolví repetir mentalmente, hasta dormirme, las palabras "quiero recibir la iniciación del Espíritu". Unos cuarenta minutos después me despertó nuevamente la misma luz de la vez anterior, pero ahora había además dos personas en la habitación. Yo continuaba con los ojos cerrados, pero "sentía" que había dos hombres allí, junto a mi cama. Pensé, "¿Cómo pudieron entrar, si las puertas y ventanas están cerradas y solo yo tengo las llaves de esta casa?". Yo temía abrir los ojos, temía mirarlos y que se percaten de que yo había despertado. Oí una voz extraña y fuerte: "Nos llamaste y hemos venido ¡Y ahora tienes miedo!". Yo continué sin abrir los ojos y nada respondí. Hubiera deseado escapar de allí, pero temía ser atacado por ellos si lo intentaba. Después escuché "no estabas preparado del todo", y luego "no hay otra manera". Inmediatamente clavaron en mi cabeza una especie de aguja, sin darme tiempo a reaccionar ni defenderme. Sentí que estaban inyectando una especie de líquido en mi cráneo, con lo que me pareció era un tipo de jeringa de metal, o algo así. A continuación me dormí. Desde ese día en adelante, percibí en mí una especie de alejamiento con respecto al mundo y supe desde entonces con exactitud y claridad cuál era la meta a la que debía dedicar todos mis esfuerzos por el resto de mi vida. También noté que mis dudas y fluctuaciones, con respecto a cuál era el camino más directo hacia el Espíritu, habían desaparecido.

El miedo en un hombre es señal de que está aún compenetrado con el mundo creado y con sus leyes. Señal de que aún ama lo material, su cuerpo y su alma, y no quiere perderlos. Por esa razón su separación con respecto a todo lo creado debe ser paulatina. A medida que avanza en su Espiritualización el miedo va disminuyendo, a la vez que, como ya dijimos, va aumentando su hostilidad hacia todo lo impuro y efímero. Estas son las pruebas de que un hombre se está acercando a su Espíritu.

Años después, viví una experiencia similar después de las repeticiones mentales previas al sueño. Apareció la misma luz y los mismos hombres. Esta vez la misma voz dijo: "Ya no hay miedo". Y a continuación apoyaron en mi cabeza un extraño instrumento que emitía una especie de rayo láser, con el cual grabaron en mi cráneo un extraño signo de forma romboidal. Después de esta segunda experiencia, menos invasiva que la primera, advertí que estaba avanzando hacia mi Espíritu sin mirar atrás ni a los costados. El camino había sido allanado completamente, se había transformado en una vía directa a la que sólo restaba transitar.

La tercera experiencia iniciática tiene por finalidad facilitar y favorecer la transmutación final, la Salvación Verdadera.

Rebeldia y Oposicion


Los Gnósticos, una vez delimitadas las diferencias absolutas e irreconciliables entre el dios creador y el Dios Incognoscible, consideran al dios creador del mundo como algo totalmente inferior al Dios Verdadero y Desconocido. Es lógico entonces, que sostengan que todos los mandatos, todas las leyes del dios creador del universo y del hombre deben ser desobedecidas, porque esa no es la palabra del Dios Verdadero sino la del otro, la del impostor, inferior e inepto. Para los Gnósticos, todo lo que está en los libros sagrados de las religiones no es la palabra del Dios Verdadero e Incognoscible, sino la del dios creador o demiurgo. En esos libros están sus mandamientos, lo que él desea que los hombres cumplan, cómo deben relacionarse entre ellos y cómo deben adorarlo y servirlo a él. Los Gnósticos concluyen que si esas leyes son las del demiurgo, pueden y deben ser desobedecidas.

Los Gnósticos se oponen a priori, por principio, a todo lo que provenga del demiurgo. Todo lo que el creador declare, todo lo que ordene, todo lo que exija debe ser desobedecido, porque ese no es el Dios Verdadero sino un impostor que se cree "el Único".

Vista desde afuera y superficialmente por un hombre común, esta posición Gnóstica parece una rebeldía abominable. El hombre común imagina que un dios bueno ha creado al hombre, ama al hombre, desea ayudarlo, ha puesto muchas esperanzas en él y necesita del hombre para perfeccionar y completar su obra. El hombre común vería con horror esta oposición Gnóstica contra "el padre bueno que lo ha traído al mundo". El hombre, la mejor de las criaturas que dios ha creado, se estaría rebelando contra él, oponiéndose a él, renegando de él. ¡Que cosa horrible! Pero lo que el hombre común no sabe, es todo lo que hemos dicho hasta ahora sobre ese "padre bueno", y sus obras y proyectos.

Para la Gnosis , la rebelión contra el demiurgo no sólo libera al hombre de su esclavitud y servidumbre, también debilita y quita poder a aquél. Con su oposición permanente, el Gnóstico paulatinamente va adquiriendo un poder igual y luego superior al del dios creador.

Si el hombre fuera sólo un cuerpo y un alma, si estas dos entidades creadas por el demiurgo fueran todo lo que constituye a un hombre, por supuesto que nunca habría rebelión alguna. Nada creado se rebela contra su creador. Lo que ocurre es que hay algo en el hombre que no ha sido creado por el dios creador: el Espíritu Eterno. El Espíritu ha sido traído de afuera, no pertenece a este mundo. Ha sido agregado al engendro cuerpo-alma, para hacerlo funcionar y evolucionar. Pero ha sido puesto allí contra su voluntad, se encuentra encarcelado en la materia. Es el Espíritu lo que se rebela. No se rebela contra su creador, se rebela contra su aprisionador. Escuchen bien: esta rebelión proviene del Espíritu. Es lo increado en el hombre lo que aborrece y se opone al satanás creador y a su obra.

Un hombre Gnóstico, un hombre que se haya transformado en su propio Espíritu, un hombre en quien su Espíritu se haya liberado y que apoderándose de su cuerpo y alma los utilice como instrumentos, ese hombre será un gran rebelde, un gran opositor. Sus acciones serán imponentes y demoledoras, como lo es todo Espíritu liberado. Y como en el caso de Caín, el demiurgo no tendrá poder sobre él.

Un hombre semidormido, por el contrario, será un rebelde a medias. Buscará a ciegas una salida. Se opondrá casi inconcientemente al mundo creado que envuelve y asfixia a su Espíritu. Su accionar semiconciente no permitirá una rebeldía u oposición capaces de poner en peligro al demiurgo y su obra.

Dijimos que en el proceso de liberación del Espíritu, el hombre va adquiriendo un poder igual y luego superior al del dios creador. Dijimos también que una rebeldía y oposición, fuertes y sostenidas, debilitan y quitan poder al demiurgo. Esto nos lleva a las cuatro posturas posibles sobre la idea que un hombre puede tener del dios creador.

La primera de ellas: el demiurgo existe. El dios creador del cielo y de la tierra, existe.

La segunda posición es: el demiurgo no existe. Es el ateísmo. El dios creador no existe. Todo lo que existe es producto de la evolución ciega de la materia.

Estas dos primeras posiciones, dios existe-dios no existe, son las tradicionales en la historia de la humanidad.

Siempre se pensó que no podía haber una tercera postura, pero vino Nietzsche y declaró "dios ha muerto". Esta es la tercera idea que sobre el dios creador puede tener un hombre: dios existió, pero ahora está muerto. Esta idea parece ser algo intermedio entre existe-no existe.

La cuarta posición es mi posición Gnóstica: el dios creador existe, pero debe ser eliminado por el hombre.

Esta última posición parece ser la que más horror ha causado, a juzgar por la forma en que se la ha perseguido y ocultado. Los Gnósticos sostienen que el creador debe ser acorralado y debilitado, de forma tal que no pueda volver a crear nunca más nada y termine por desaparecer. La dualidad de mundos debe ser eliminada por el hombre. Habrá entonces un solo reino: el del Dios Incognoscible.

Los Gnósticos sostienen que los ataques deben ser dirigidos contra el dios creador, para romper el eterno retorno de manvantaras y pralayas, de ensayos y errores experimentales en ese Gran Plagio que jamás alcanzará la perfección. Si una reacción atómica en cadena destruyera todo lo creado, el demiurgo nuevamente volvería a crearlo todo otra vez. Por esta razón la Gnosis afirma que es el dios creador quien debe ser vencido y eliminado.

En un interesante film titulado "Warlock", un brujo, que es "el malo de la película", intenta encontrar las palabras exactas con las que el demiurgo ha creado el mundo. Pronunciando al revés esa fórmula toda la creación desaparecería. No se trata de algo malo sino de una posible pérdida de tiempo: si así sucediera el demiurgo volvería a crearla nuevamente.

Otro tema importante es el del suicidio. El suicidio pareciera ser una rebelión contra el creador, pero no lo es. Quienes piensen que a través del suicidio lograrán escapar de las garras del demiurgo, están equivocados.

Cuando un hombre comienza a despertar y empieza a ver las cosas tal como son, teme haberse vuelto loco. Se da cuenta que todo lo que le han enseñado han sido mentiras, que está rodeado de locos y sonámbulos, y que está inmerso en un gigantesco campo de concentración habitado por insanos. Si este hombre no encuentra rápidamente a otros hombres despiertos como él, es probable que piense en suicidarse, tratando de huir de esa prisión. Por eso la mayoría de los hombres prefiere continuar durmiendo. La mayoría no quiere conocer la verdad: que habitan un gigantesco manicomio ideado y controlado por el Loco Supremo. Solo una minoría de hombres muy valientes buscará ese Conocimiento Especial capaz de despertarlos.

Vimos que el intento de destrucción de la obra del demiurgo es algo inútil, pues éste volvería a crearla nuevamente. Así también, el suicidio es un error, una rebelión inútil, y en este caso todo lo contrario a una liberación.

Cuando un hombre común y corriente se suicida, su alma es separada del cuerpo, llevándose consigo al Espíritu que está atado a ella y entregada al demiurgo. A continuación vienen el juzgamiento, el castigo y el karma. Esto es lo que sucede cada vez que un hombre muere, y en el caso del suicida no es una excepción. En el caso del suicidio, el castigo infligido por el demiurgo será mayor: un prisionero ha intentado escapar y ha sido atrapado nuevamente. Doble castigo. El suicida no ha escapado de nada, no se ha liberado de nada. Allí está, nuevamente en las manos del demiurgo. Para el hombre común, el suicidio no es una salida ni una liberación. Al contrario, es un empeoramiento de su situación.

Pero en el caso de un hombre que se ha realizado en su Espíritu todo es diferente, pues él ya no es un hombre común y corriente. Él es un evadido de la cárcel del demiurgo. A él ya no pueden alcanzarlo el demiurgo y sus castigos. Las leyes del karma ya no existen para él. Él se ha transformado voluntariamente en algo increado dentro del mundo creado y puede hacer lo que quiera, incluso suicidarse. Su cuerpo y su alma impuros, han sido divinizados por el Espíritu y ya no pertenecen al demiurgo. Su cuerpo, alma y Espíritu se han convertido en una sola cosa: indestructible, inmortal y eterna. Para esta clase de hombre, el suicidio es simplemente una manera de trasladarse de un punto a otro del universo, o de una dimensión a otra.

Este tipo de hombre es el que está descrito en el mito cristiano. Se dice que cuando fueron a buscar el cuerpo de Cristo no lo encontraron, la tumba estaba vacía. Claro, ¡Si el Espíritu se había llevado al cuerpo y al alma con él! Después de la "muerte", el cuerpo y el alma Espiritualizados, transformados en una unidad indisoluble con el Espíritu, se marchan con él.

Veamos el ejemplo de un suicida famoso, ahora que hablamos del cristianismo. Ese suicida es Judas, el hombre que traicionó a Jesucristo. Un hombre común, desinformado y confundido, diría que Judas es un monstruo, que por su culpa Jesucristo fue crucificado. Judas es el malo de esta historia ¿Quién podría quererlo a Judas?

Sin embargo, para los Gnósticos Judas es un héroe, un benefactor de la humanidad, que con su traición ayudó a que se cumpla la misión de Jesucristo. Incluso existió un "Evangelio de Judas", que narraba todos estos sucesos desde el punto de vista de él. Ya pueden imaginar lo que ocurrió con ese evangelio.

Según los Gnósticos, Judas vino a ayudar a Cristo en su misión. La traición de Judas es lo que condujo directamente a Jesucristo a su crucifixión. La muerte del Mesías redimió al mundo. La muerte redentora del Salvador, sin Judas no hubiera sucedido. Sin Judas, el cristianismo no hubiera triunfado como religión. Que distinta hubiera sido la historia humana si no hubiera existido Judas, "el mejor de los discípulos del Señor".

Qué podía importarle a Judas el hecho de que generaciones posteriores dijeran de él que era un monstruo. ¡Si ése es el destino de los héroes, de los grandes hombres, aquí, en el infierno del demiurgo! Sin duda Judas sabía que posteriormente se hablaría mal de él, que se lo desprestigiaría sin piedad, que sería odiado y despreciado por todos. Pero, ¿Qué podía importarle eso a quien vino a cumplir una misión imprescindible, nada menos que junto a uno de los salvadores del mundo? Por eso Cristo dijo a Judas: "Judas, lo que tienes que hacer hazlo ahora". Su "traición" fue fundamental para el futuro del cristianismo.

¿Qué podría hacer Judas después de cumplir con éxito su misión? Debía abandonar el mundo del demiurgo, pues ya no tenía nada que hacer aquí. Cumplida su misión, debía retornar a su hogar en el mundo incognoscible.

Judas se suicidó. Cuentan las tradiciones que Judas se dirigió a un árbol y se ahorcó. Una vez cumplida su misión, un Guerrero del Espíritu puede recurrir al suicidio como una forma de salir rápidamente del infierno del demiurgo. Puede hacerlo porque él no pertenece a este mundo y, como dijimos, ni el creador ni sus leyes tienen poder sobre él.

Pero una cosa es el suicidio en un guerrero, en un superhombre del Espíritu, y otra cosa es el suicidio en un hombre dormido. Por eso no es lo mismo el suicidio de Judas que el suicidio de un hombre común y corriente, que se desespera por cualquier tontería del mundo de la materia y un buen día se mata.

Afirman los Gnósticos que el árbol en el que Judas se colgó, no era otro que el árbol del Edén.

Las Logias Blanca y Negra


Mucho se habla últimamente de la logia blanca y la logia negra. Los seres que las integran actúan en otros planos dimensionales, por lo que son invisibles para el hombre común. Se dice que la logia blanca está conformada por seres supuestamente muy evolucionados, que tratan de ayudar a los hombres a evolucionar, de acuerdo al Gran Plan que el dios creador tiene reservado para su creación material y para sus criaturas. Como esta logia trata de ayudar al hombre, para que este pueda cumplir satisfactoriamente su función dentro del plan de la creación, se la llama "logia blanca", o "fraternidad blanca". Sería algo así como "la logia buena de los seres buenos de la luz".

Por otra parte, ya podemos imaginar quienes son los miembros de la logia negra: los que están en contra del plan del dios creador, los que tratan de evitar que ese plan se lleve a cabo. Esta es la logia negra, los "malos de la película". Debemos aclarar que estamos utilizando el término "logia negra" para evitar confusiones, porque así se la conoce vulgarmente, al haber sido denominada de esta forma por los agentes del demiurgo. Jamás los representantes del Espíritu integrarían una "logia". Su verdadero nombre es Orden Negra.

La logia blanca trabaja a favor del dios creador y de su plan, mientras que la logia negra trabaja en su contra. Por ello, a los miembros de la logia negra se los denomina "los hermanos equivocados". Porque "pudiendo ayudar a construir, decidieron destruir". Porque "pudiendo hacer el bien, optaron por el mal". Al sostener que los miembros de la logia negra se oponen al "plan perfecto de un demiurgo bueno", automáticamente se produce un rechazo y una aversión natural hacia estos "enemigos del bien". Lo que deliberadamente se ha ocultado durante siglos, es que estos "enemigos del dios único" no se oponen porque sí a la obra de este creador. Se ha ocultado que ellos tienen otro dios, que no es el diablo sino el Dios Superior y Verdadero. Se ha ocultado que la lucha para hacer fracasar los planes del demiurgo es la empresa sagrada de estos guerreros del Verdadero Bien. Se ha ocultado que el Dios Incognoscible también tiene un plan, infinitamente luminoso y perfecto. Y todo esto se nos ha ocultado para engañarnos mejor. Para desprestigiar y calumniar con mayor eficiencia a los Guerreros del Espíritu. Para que no podamos despertar. Para que no podamos "ser como dioses, conocedores del bien y del mal".

Hay una guerra que comenzó con el Big Bang, hace miles de millones de años, entre esas dos fuerzas de la oscuridad y de la Luz, entre el dios creador y el Dios Incognoscible. Las logias blanca y negra son sus respectivas huestes. Como este es el mundo del demiurgo, él es quien decide a quien llamar blanco y a quien llamar negro. El mundo del demiurgo es, también, el campo de batalla donde esta guerra es librada.

¿Cómo son representados vulgarmente estos "maestros de sabiduría" de la logia blanca? Se los representa con aspecto angelical y bondadoso, con barbas y ropajes blancos, como si fueran puros e inmaculados. Se los representa así para engañar mejor a los incautos. Para que nadie pueda sospechar que estos son los verdaderos demonios, encargados de hacer cumplir el plan satánico del demiurgo. Para que nadie pueda intuir que estos engañadores de hombres son quienes procuran que la humanidad prosiga a ciegas, avanzando hacia su muerte Espiritual. Para que nadie llegue jamás a saber que estos verdugos del Espíritu son quienes desean que cada hombre sea una pieza de relojería más, una máquina más, un eslabón más. Una hormiga más del Hormiguero Comunista Universal que el demiurgo satanás tiene reservado para la humanidad como destino final.

Se dice que al final de la evolución de cada hombre, si ha perdido la batalla del Espíritu y no puede luchar nunca más, ahí es cuando verá los verdaderos rostros de estos falsos "maestros" de la logia blanca.

En los últimos ciento cincuenta años, a estos miembros de la logia blanca se los ha comenzado a describir, cada vez con mayor claridad. Sus nombres, aspectos y características se encuentran en los libros de Helena Blavatsky y de sus continuadores, entre los que sobresale Alice Bailey. Hemos hablado de uno de ellos: Satán Kumara. ¡Miren que nombre! Eso fue demasiado, tuvieron que enmascararlo después, transformándolo en Sanat Kumara. Cada uno de ellos, como el demiurgo, tiene muchos nombres, muchos disfraces para engañar mejor. Algunos tienen directamente nombres de demonios, como Maitreya, de quien se dice que es "el verdadero Cristo", o los "maestros" Morya y Dwall Khul. Otros ostentan títulos nobiliarios, como el "príncipe" Rakotzy, un verdadero "príncipe de las tinieblas". Hay muchos más, todos similares. Al igual que todo lo creado, todos estos demonios, cascarones vacíos del demiurgo, serán desintegrados en el pralaya.

Por el contrario, a los miembros de la logia negra se los representa como seres horribles, monstruosos. ¿De qué otra manera se los podría representar en el mundo del demiurgo? Se los llama "enviados de Satán", o "agentes del Maligno". Son representados como monstruos destructivos, generalmente vestidos de negro, para confundir mejor a los crédulos.

Dejando de lado las falsedades elaboradas para desprestigiar mejor, analicemos algunas características de los guerreros de la logia negra.

En primer lugar, ¿Qué aspecto podría tener un ser divino, un Ser de Luz que entre en este infierno? Cara de felicidad no ha de tener. Tendrá cara de dolor, desfigurada por el sufrimiento. El sacrificio de Seres de Luz, quienes invaden el mundo del demiurgo para ayudar a la humanidad extraviada, implica el mayor sufrimiento que se pueda imaginar.

En segundo lugar, ¿De qué color dijimos que el hombre dormido percibe la Luz Increada? Del color negro más intenso, sin duda. Porque la Luz Verdadera enceguece a los impuros. Ser representado de color negro es un honor para un Guerrero del Espíritu, porque el negro significa Luz pura, Luz que enceguece, Luz Verdadera.

En tercer lugar, ¿Cómo es la conducta de estos Seres de Luz cuando irrumpen en el universo del demiurgo? Cuando los guerreros de la logia negra penetran en el infierno creado, lo hacen por un tiempo limitado, para cumplir una misión determinada y luego salir de allí lo más rápidamente posible. No tienen tiempo que perder, pues este mundo impuro es un tormento inconcebible para ellos. Llegados al gigantesco engendro demencial del demiurgo, lo correcto es golpear con eficacia donde más duela y escapar. Para quienes provienen del mundo incognoscible, la guerra contra lo creado es una Guerra Total. Para ellos, nada creado merece ser salvado.

Si un hombre común pudiera ver a estos seres, se asustaría de su agresividad y destrucción. Los percibiría como enemigos peligrosos, como a los seres imaginados por Lovecraft, o los de los films "Hellraiser" o "Predator". Al contemplar la realidad a través de su cuerpo y de su alma, el hombre común ve a lo puro como impuro y a sus salvadores como enemigos.

Los Guerreros del Espíritu aborrecen la materia. Son destructores, sí, pero destructores de lo impuro. Si un hombre común se enfrentara a estos seres, todo lo que haya de impuro en él, su cuerpo y su alma, sería desintegrado. Estos seres están constituidos del fuego antimateria del otro mundo, por lo tanto ni un solo átomo creado puede colisionar con ellos sin desaparecer. Si estos guerreros se acercaran a un hombre común destruirían su cuerpo y su alma, aunque no su Espíritu, que es de fuego puro, como ellos. Sólo se destruiría lo absurdo, lo enfermo, lo que aprisiona al Espíritu, el ataúd que lo envuelve: el cuerpo y el alma del animal equivocadamente llamado hombre.

Por el contrario, los hombres transmutados en Espíritu puro nada temerán. Ellos sí pueden contemplar las realidades tal como son. Ellos sí pueden discriminar acertadamente entre el Bien y el mal. Ellos sí pueden ver a los miembros de la logia negra como realmente son. Ellos saben que el fuego antimateria sólo destruye lo creado, no lo increado. El Espíritu no teme a la muerte, simplemente porque la muerte no existe para él, porque es eterno. Y el día en que sea destruido todo lo que no sirve, el día en que toda la creación y su creador sean desintegrados, cuando no quede nada, ni un cuerpo, ni un alma, ni un átomo, sólo quedarán los Espíritus, liberados para siempre. Ya no habrá dualidad nunca más y el mundo volverá a ser uno solo: Fuego Eterno Incognoscible.

Luz y Oscuridad


Desde hace miles de años los hindúes vienen sosteniendo que toda la creación, todo lo creado, es maya, ilusión pura, engaño. Visto con los ojos del Espíritu, toda la obra del demiurgo no existe en realidad, no es más que una gran mentira. El mundo creado, tal como es percibido por los sentidos, es el gran obstáculo que separa al hombre del mundo verdadero. Y no sólo por los engaños de la materia están extraviados los seres humanos. Al engaño de la materia, creada por el demiurgo, debe sumarse el engaño de la cultura, creada por el hombre y al servicio de aquél. Todos los estímulos culturales con los que es bombardeado el hombre continuamente, tienden a mantenerlo en un estado de confusión y mansedumbre. Libros, revistas, diarios, cine, televisión, estos son los medios de que se valen los representantes del demiurgo para que los hombres continúen hipnotizados y obedientes. Para que prosigan actuando como sonámbulos, trabajando, durmiendo, perdiendo el tiempo, desperdiciando oportunidades. Sin despertar jamás, como perfectos zombis o golems del demiurgo, sirviendo a un fin que no es el del Espíritu.

Toda esta gran confusión, este gran maya que proviene de la creación y que es continuada por la cultura, es transmitida a su vez por los padres a sus niños pequeños y luego por los maestros en las escuelas. Así es aniquilado desde que el hombre nace, hasta el menor atisbo de Espíritu. A través de castigos, amenazas y lavados de cerebro son anuladas toda rebeldía, desobediencia, oposición y todo lo que provenga del Espíritu. Transformando a sus hijos en máquinas de ciega obediencia, los progenitores satánicos forman a los futuros esclavos del demiurgo.

En medio de esta gran confusión, los hombres creen saber lo que es bueno y lo que es malo. Creen también que haciendo lo que llaman "bueno" y evitando lo que llaman "malo", están cumpliendo con todo su deber. No saben cuán confundidos están, no saben que viven en el error, no saben que continuamente se engañan a sí mismos y engañan a los demás. No lo saben porque están dormidos, porque les han lavado el cerebro, porque les han anulado el Espíritu desde su nacimiento. La mayoría de los hombres llama luz a lo que es verdadera oscuridad y a la Luz Verdadera la percibe como tinieblas. Llama "bien" a todo lo satánico proveniente del demiurgo, y a todo lo que proviene del Dios Incognoscible lo llama "mal".

Hay dos fuerzas opuestas actuando fuera y dentro del hombre: el creador y el Incognoscible, lo creado y lo Increado, el alma y el Espíritu. Una de ellas representa al mal y a la oscuridad, la otra al Bien y a la Luz. Es fácil de imaginar cuales serán las posiciónes de un Gnóstico y las de un hombre dormido.

Se dice que toda la historia humana se puede explicar como la lucha entre la luz y la oscuridad, pero ¿Qué luz y qué oscuridad? La mayoría de los seres humanos desconoce que pasa su vida luchando a favor del mal verdadero. Lo que los hombres llaman luz es la luz creada por el demiurgo, pues no conocen una luz superior a esa. Es la luz que proviene del mundo creado y que para el Espíritu es una oscuridad insondable. Los hombres llaman luz a la oscuridad que proviene del demiurgo y de su creación demoníaca. Llaman verdad a la Gran Mentira, al Gran Engaño, a lo que podemos denominar la Gran Burla.

Hay otra Luz, superior, inconcebible, incognoscible: la Luz Increada que proviene del reino del Dios Verdadero y Desconocido. ¿Qué ocurriría si esa Luz irrumpiera en este universo impuro? Los hombres se enceguecerían. ¿Qué verían? ¿Verían una luz? No, verían la noche. Sus ojos no están preparados para contemplar esa Luz infinitamente pura y perfecta. Se asustarían, temiendo con razón ser destruidos por ella. Entonces a esa Luz la llamarían "el mal", "la oscuridad", como ocurre con todo lo que es mirado con los ojos de lo impuro, del cuerpo y del alma del hombre, y no con los ojos del Espíritu.

Esta es la confusión entre oscuridad y Luz, la misma confusión que hay entre el dios creador y el Dios Incognoscible, entre lo creado y lo Increado, entre el alma y el Espíritu. Por eso, sin saberlo los hombres llaman luz a la oscuridad verdadera, y a la Verdadera Luz la llaman oscuridad. La Verdadera Luz los dejaría ciegos, los destruiría. Si pudieran soportar su visión sin morir, sólo verían una oscuridad sin nombre, porque estarían viendo la Luz Verdadera.

La Gran Conspiracion


En todas las épocas, las instituciones religiosas y políticas del demiurgo en la Tierra han conspirado deliberadamente para eliminar, o al menos tergiversar, la visión Gnóstica allí donde aparezca. Se prohíbe o deforma todo pensamiento detrás del cual pueda hallarse algún vestigio de Gnosis Primordial. Así de peligroso es el conocimiento Gnóstico para los planes del demiurgo. El ocultamiento de la Verdad forma parte del plan orquestado para que los hombres no puedan despertar y menos rebelarse. Se trata que los seres humanos permanezcan confundidos, engañados y adormecidos, para que nunca lleguen a advertir quiénes son realmente y en qué situación se encuentran. Se procura que nunca conozcan la verdad de lo que ha ocurrido, ni en qué consiste su presente, ni cuál será su futuro. Se pretende que ningún hombre pueda jamás conocer las respuestas correctas a las tres preguntas fundamentales: ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué debo hacer?

Pero la Verdad nunca desaparece. Perseguida y ocultada siempre pugnará por salir a la luz. Lo peor que puede hacerse con la Verdad es prohibirla. Se producirá el efecto contrario: resurgirá con mayor fuerza y violencia.

¿Qué es lo primero que habría que ocultar?

En primer lugar, sería necesario eliminar la idea de que más allá del demiurgo ineficiente hay otro Dios, superior a él e infinitamente perfecto.

Para poder oscurecer esta parte de la Verdad Gnóstica se ha inventado la idea de que el dios creador y el Dios Incognoscible son la misma cosa, que juntos forman el único dios que existe: el demiurgo, creador del cielo y de la tierra.

En los comienzos del cristianismo, el gran maestro Gnóstico Marción lo dijo bien claro: "el dios del antiguo testamento no es el Dios del nuevo testamento. Son dos dioses diferentes. El primero es un dios que aplica la ley y castiga, mientras que el otro es un Dios de amor que siempre perdona. Ambos son inconciliables".

¿Qué puede hacerse para ocultar esta afirmación? Fue Origenes a quien se le ocurrió la brillante idea: "No existen dos dioses diferentes, uno justo y el otro bueno. Es el mismo Dios, y es justo y es bueno". Esta fue la manera en que el demiurgo vino a ser bueno y perfecto.

En segundo lugar, ha quedado eliminado también, de esta forma, la diferencia entre el mundo incognoscible y el mundo creado. Todo aquel que se refiera a la existencia de los dos reinos irreconciliables, será tachado despectivamente de "dualista", como si describir la realidad tal cual es fuera algo malo. Los conspiradores redujeron todo a un solo reino: el reino del demiurgo.

En tercer lugar, si el demiurgo es bueno y perfecto ¿A quién podemos echarle la culpa de todo el mal que hay en el mundo? Si los atributos divinos del Dios Incognoscible han sido trasladados al demiurgo ¿Qué hacer con los atributos demiúrgicos de maldad e ineptitud, de plagio y de mentira?

Por eso se recurrió al invento de que el demiurgo no es satanás, satanás es otro. El demiurgo se ha vuelto bueno y perfecto, ha sido despojado de sus rasgos satánicos. Todo lo malo proviene ahora de ese nuevo satanás que es exterior a él. Lo malo del demiurgo ha sido llevado afuera, a un satanás diferente del creador. Ahora es a este nuevo satanás a quien le gusta la sangre, el olor de la carne quemada, los esclavos, las guerras, los rituales, los sacrificios, las conspiraciones y los genocidios. Ahora es a este nuevo satanás a quien le agrada que los hombres se postren ante él y lo adoren, y que hagan alianzas o pactos de sangre con él, a cambio de poderes o riquezas terrenales. Es fácil descubrir que todas las características que satanás tiene hoy, han sido tomadas del dios creador de la biblia.

Entonces tenemos esto: el Dios Incognoscible no existe, sus atributos han sido trasladados al demiurgo, y los atributos del demiurgo han sido trasladados a un satanás exterior a él. ¿Qué falta ahora en esta gran conspiración, en esta gran estafa? Falta encontrar a alguien a quien podamos transformar en ese satanás. Debe ser alguien a quien le tengamos mucho odio, pues la figura de satanás es lo más abyecto que pueda concebirse.

En cuarto lugar, así surgió la ocurrencia brillante de esta conspiración: a alguien se le ocurrió que lo más apropiado sería divulgar que ese satanás maligno no es otro que Lucifer. De esta manera, no solo el demiurgo fue "limpiado" de su naturaleza satánica, sino que fue absolutamente distorsionada la figura de Lucifer. El Ángel de Luz, enviado por el Dios Incognoscible para salvar a los hombres, vendría a transformarse en un monstruo cuya función es la de mantenerlos esclavizados. Genial ocurrencia de los representantes del demiurgo en la Tierra y oportuna venganza contra Lucifer, el enemigo eterno del satanás verdadero.

De dos entidades opuestas e irreconciliables, el dios creador y el Dios Incognoscible, han hecho una sola: el demiurgo "bueno y único". De los dos mundos opuestos e irreconciliables han hecho uno solo, que es "bueno": el del demiurgo. De igual forma han procedido con las otras dos entidades opuestas e irreconciliables: Lucifer y satanás, el Enviado del Dios Verdadero y el satanás creador de la materia y del tiempo. Los han transformado en una sola entidad: el "Lucifer satánico". Así conspiran contra la verdad los charlatanes del demiurgo.

Hasta el día de hoy persiste esta creencia de que satanás y Lucifer son una y la misma cosa, a quien también llaman diablo. En el Nuevo Testamento, ya se encuentra establecido que Lucifer es igual a satán (Lucas, X.18) (2 Corintios, XI.14). Incluso Monseñor Meurin, en su obra que hemos citado incurre en esta misma confusión: denomina al demiurgo "Jehová-Lucifer" y no "Jehová-Satanás", como hubiera sido lo correcto en su línea de razonamiento. Y si Meurin, un teólogo tan renombrado dentro del catolicismo romano cometió este error, ¿Qué podemos esperar del hombre común?

En quinto lugar, tenemos el gran plagio que dió origen al cristianismo y a su personaje ficticio: Jesucristo. A Kristos Lucifer, el Enviado del Dios Incognoscible, lo cambiaron por “Cristo Jesús”, el enviado del demiurgo. Plagiaron un suceso real para inventar un suceso falso. Lucifer vino a traer la Gnosis para despertar y liberar a los hombres, mientras que Jesucristo solo vino a hacer cumplir la ley de su “padre”, el demiurgo Jehová.

En sexto lugar, ¿Qué puede hacerse para tergiversar la idea Gnóstica de que este mundo creado es el infierno y que el cielo es el plano del Dios Incognoscible? Los conspiradores elucubraron lo siguiente: afirmaron que este mundo no es el infierno, el infierno está afuera, lejos de aquí. El infierno sería un lugar de castigos para quienes desobedezcan al demiurgo, durante su vida aquí en la Tierra. ¿Y qué características tendría ese infierno? A alguien se le ocurrió que las características propias del mundo incognoscible podrían servir muy bien como escenario para este nuevo infierno. Si Lucifer, el Portador de Luz, un ser de fuego a quien se representa envuelto en llamas, es satanás, entonces podemos decir que este infierno sería un lugar lleno de fuego. Un lugar donde son quemados los "pecadores".

Según los Gnósticos, el reino incognoscible es efectivamente un fuego antimateria que aborrece esta creación impura y si pudiera la aniquilaría, pero para ellos ese fuego es algo bueno y deseable, nada satánico.

En séptimo lugar, el Espíritu fue otra de las cosas que consideraron importante eliminar, o al menos deformarla hasta tornarla irreconocible. Los representantes del demiurgo en la Tierra no podían permitir que, después de todo lo adulterado, persistiera la creencia de que hay algo increado y divino dentro del hombre. Había que eliminar al Espíritu también.

Ya vimos que para los Gnósticos el hombre está compuesto de tres partes: cuerpo, alma y Espíritu. El cuerpo y el alma han sido creados por el demiurgo, mientras que el Espíritu ha sido capturado del plano de lo increado y eterno, y no pertenece a esta esfera de creación. El alma y el Espíritu, las dos entidades no visibles para el ojo humano común, son perfectamente opuestas e irreconciliables. El alma ha sido creada por el demiurgo, es lo que da vida al cuerpo, lo que lo anima, lo anímico. El alma solo ansía unirse a su creador, fusionarse con él. El Espíritu, por el contrario, es un prisionero en este mundo extraño que no le pertenece y que para Él es un infierno. Él sólo desea liberarse y volver al mundo incognoscible de donde proviene. Para el Espíritu, el cuerpo y el alma son tan horribles como la materia y el tiempo.

Para el demiurgo y su creación, es necesario y fundamental que el Espíritu permanezca amarrado al alma del hombre. Su proyecto evolutivo no puede prescindir de los Espíritus encadenados a la materia. Pero una cosa es importante: el demiurgo desea que esto permanezca en secreto, que los hombres jamás puedan advertir que poseen en su interior una chispa increada robada del otro mundo.

Entonces, para eliminar la idea Gnóstica de Espíritu, los agentes del demiurgo en la Tierra tuvieron esta ingeniosa ocurrencia: de las dos entidades, opuestas e irreconciliables, harían una sola. Del Espíritu tomarían todas sus características divinas de perfección y pureza. Sólo omitirían su aspecto increado, pues si los hombres descubrieran que tienen algo increado en su interior comenzarían a hacer preguntas, y eso no es bueno. Todas las virtudes del Espíritu serían trasladadas al alma, que así, de satánica pasaría a ser perfecta. Ya no volvería a hablarse más del Espíritu increado. Ahora quedaría sólo una entidad en el cuerpo humano: "el alma divina y perfecta creada por Dios".

Hemos dicho que en los comienzos del cristianismo, los primeros teólogos cristianos, San Agustín entre otros, se referían siempre al cuerpo, alma y Espíritu del hombre. Pero con el paso de los años esto fue desapareciendo. El Espíritu se fue transformando, primero en "intelecto", luego en sinónimo de alma, hasta que un buen día se decidió eliminar por completo al Espíritu como parte constituyente del ser humano, quedando sólo cuerpo y alma. La conspiración tuvo éxito: se logró que los hombres se olviden del Espíritu.

Y no sólo en el cristianismo, en todas las religiones del demiurgo se habla exclusivamente de cuerpo y alma como los únicos constituyentes del hombre.

No sólo se ha logrado eliminar la idea de algo increado dentro del hombre, sino también la idea de que hay un prisionero injustamente encerrado dentro de él. Es mejor que nadie sepa por qué ha sido aprisionado el Espíritu, pues los hombres comenzarían a preguntarse cosas y hasta algunos podrían llegar a despertar. Es mejor que continúen con su ceguera, hablando de temas menos peligrosos como el fútbol o el sexo.

En octavo lugar, para distorsionar la afirmación Gnóstica de que esta creación es imperfecta debido a que el creador es un ser imperfecto, los conspiradores debieron aguzar aún más su ingenio satánico. La imperfección de todas las cosas de este mundo es algo tan evidente y palpable que es imposible de negar. Por más idiotizados que estén los hombres, jamás admitirán que este mundo es un paraíso.

¿Qué hacer entonces? ¿Cómo justificar que "un demiurgo perfecto" haya creado semejante adefesio? Además, los Gnósticos oponían a la creación errónea, realizada por un demiurgo plagiador e ineficiente, el reino increado y eterno del Dios Verdadero. ¿Cómo hacer para eliminar estas peligrosas ideas? Se les ocurrió una solución que aboliría la idea del mundo increado y perfecto, a la vez que daría por tierra con estas sospechas de un demiurgo inexperto creador del mundo. Esta solución sería útil también para justificar lo inocultable: la impureza e imperfección del mundo creado. ¿Qué engaño pergeñaron esta vez? Ahora lo veremos.

Todos los atributos que caracterizan al reino del Dios Incognoscible fueron trasladados a la creación del demiurgo, pero no a esta sino a otra anterior. A una supuesta creación del demiurgo que era, esa sí, perfecta y pura. O sea que el demiurgo, que ha devenido perfecto, además ha sido capaz de crear un mundo perfecto y puro. Hasta aquí, notamos que ya no hay lugar para el Dios Incognoscible y su reino, a la vez que el demiurgo devenido perfecto realiza obras perfectas. Pero ¿Qué ocurrió para que toda esa creación perfecta se haya convertido en algo tan imperfecto como lo es ahora? Aquí está la genialidad de los apóstoles del engaño: la creación se volvió impura e imperfecta por culpa del hombre. El creador, un ser perfecto, hizo perfecto al mundo, pero el hombre lo arruinó. El paraíso era perfecto, pero el hombre y la Serpiente Lucifer destruyeron esa perfección, "cayendo" con ella.

Tenemos entonces un creador perfecto y bueno que realizó una obra buena y perfecta. Toda su creación, la materia, el tiempo, el hombre, eran buenos. El paraíso era un lugar perfecto y el hombre vivía felíz allí. Todo esto cayó y se degradó por culpa de la desobediencia del hombre.

Afirmar que el hombre tiene la culpa del "pecado original" y de la "caída", ha sido una de las más burdas ocurrencias concebidas en contra del Espíritu y del Dios Verda­dero. ¡Se lo ha responsabilizado al hombre por la ineptitud del creador y las deficiencias de su obra!

Ya vimos que en el paraíso el hombre no era más que un siervo ignorante. Ignoraba todo acerca de sí mismo y de su creador, como parece ignorarlo todavía. No sabía que existía otro Dios, inmensamente superior al dios creador. No sabía que más allá de su cuerpo y de su alma tenía aprisionado un Espíritu. No lo sabía hasta que despertó y pudo rebelarse.

Para la Gnosis, el único "pecado original" que existió fue el cometido por el demiurgo al encadenar Espíritus Eternos al alma perecedera del hombre. Para la Gnosis, la única "caída" que existió, propiciada por el demiurgo, fue la caída de los Espíritus en el mundo infernal de la materia.

Hemos pasado revista a los ocho principales ocultamientos y tergiversaciones, realizadas contra la Gnosis por los sirvientes del demiurgo en la Tierra. Ahora veremos los medios de que se valen estos conspiradores para imponer mejor sus falsificaciones.

El objetivo es barrer con todo conocimiento que se refiera a lo increado, al despertar del hombre, a la liberación de los Espíritus y a la rebelión contra el demiurgo. Ese conocimiento increado es la Gnosis, absolutamente peligrosa para la Dictadura Universal Satánica. Se pretende eliminar el saber Gnóstico porque es la máxima amenaza contra el demiurgo y su obra.

Su divisa es la siguiente: debe ser destruido todo lo que se oponga al sistema creado por el demiurgo, y lo que no pueda ser eliminado debe ser distorsionado y corrompido hasta tornarlo irreconocible.

Stalin, agente del demiurgo, decía: "si no puedes estrangular a tu enemigo, abrázalo". Así operan contra la Gnosis los agentes correctores del demiurgo. Si no se puede prohibir algo se lo abraza, se lo rodea para asfixiarlo, transformándolo en algo inofensivo. Y no sólo inofensivo, el conocimiento así neutralizado y transformado muchas veces es puesto a trabajar al servicio del demiurgo mismo. Es el caso de las religiones que en sus inicios fueron revolucionarias y opuestas al demiurgo, las cuales luego de infiltradas y deformadas fueron puestas a su servicio, convirtiéndose cada una de ellas en una religión demiúrgica más. Es el caso, por ejemplo, del cristianismo, budismo y tantrismo, entre otras. Fueron convertidas en religiones perfectamente opuestas a lo que fueron en sus comienzos.

Se trata de que ningún conocimiento pueda quedar fuera del control dictatorial del demiurgo. Se procura que ningún elemento proveniente del mundo increado pueda poner en peligro la obra y los planes del demiurgo.

Algo que continúa haciéndose es quemar los libros peligrosos. Por supuesto que esto es realizado ahora en secreto. Los tiempos han cambiado y en las dictaduras "democráticas" modernas la destrucción de libros es llevada a cabo subrepticiamente.

Ya no se los quema en público, ahora los libros son comprados individualmente y entregados a algún agente o autoridad religiosa que procederá a destruirlos. Cuando es posible, se compran ediciones enteras con ese fin, y lo mismo hacen con los derechos de autor. Hay otros métodos, pero sólo describo lo que he podido comprobar fehacientemente. Poseo un amplio listado de libros y autores que han corrido con esta suerte, los cuales no figuran en los listados "oficiales" de libros perseguidos o desaparecidos.

También se suele perseguir o castigar a los autores de estos libros. Es muy común que sean amenazados, acorralados o perseguidos de diversas formas. Son frecuentes los robos de manuscritos, conozco varios de estos casos, sabotajes durante la impresión, etc. Por escribir libros opuestos al sistema demiúrgico muchos autores han sido desprestigiados, encarcelados o encerrados en manicomios, y no sólo en los países comunistas, pues en las dictaduras "democráticas" sucede lo mismo.

Muchos autores recalcitrantes han muerto misteriosamente, de enfermedades o accidentes extraños, nunca exhaustivamente investigados. Actualmente, los escuadrones de exterminio del demiurgo disponen de medios inmensamente eficaces para disfrazar sus homicidios. Tal ha sido generalmente el destino de los grandes rebeldes y opositores al demiurgo y su obra. En este mundo creado, el demiurgo y sus agentes tienen todas las de ganar, pues este es su reino: el reino del demiurgo. Este reino es para el Gnóstico todo lo contrario: el campo enemigo donde él debe actuar. Todo, absolutamente todo lo creado estará contra él. La guerra del Gnóstico, por lo tanto, deberá ser de la misma manera: total.

Tomemos el caso de Mani, el gran maestro Gnóstico fundador de la religión maniquea, a la que San Agustín perteneció durante nueve años. Mani existió realmente, no se trata de un personaje ficticio de una religión demiúrgica más.

Temiendo que sus enseñanzas fueran distorsionadas, Mani escribió varias obras, las cuales fueron perseguidas y destruidas u ocultadas durante siglos. Cuando se creían perdidas para siempre, fue encontrada toda una biblioteca maniquea en China, en el siglo XX. Eso fue un milagro como el de Nag Hammadi. Estuvieron ocultas casi mil quinientos años.

Mani, quien jamás renunció a su prédica, fue perseguido, encarcelado y torturado hasta la muerte por sacerdotes del demiurgo en la antigua Persia. Una versión dice que Mani fue despellejado vivo. Le arrancaron la piel y la rellenaron con paja para ser exhibida en las puertas de la ciudad, como advertencia para los enemigos del dios creador. Otra versión sostiene que Mani fue despellejado después de muerto. Fuertemente inmovilizado con cadenas, vivió veintiséis días de intensos sufrimientos y murió. Por todo esto se habla de la "crucifixión de Mani". Así como el demiurgo encadena a los Espíritus, así los sirvientes del demiurgo encadenaron a Mani. Pero Mani no era un hombre común, Mani fue un liberado en vida. La tortura y la muerte no pueden afectar a quienes han realizado su Espíritu, al contrario, les producen risa.

Tomemos otro caso entre muchos, el de Zenón de Elea. Encarcelado y amarrado, durante las torturas a que era sometido, Zenón le dijo al torturador: "Acércate y te diré al oído todo lo que quieres saber". Cuando el torturador se acercó, Zenón le arrancó la oreja con los dientes. El torturador, enloquecido, le dijo que le aplicaría torturas aún más fuertes hasta obligarlo a renunciar a sus concepciones. La respuesta de Zenón fue la siguiente: se cortó la lengua con sus dientes y la arrojó a los pies del torturador.

¡Cómo pudo llegarse a creer que a un hombre como Zenón, realizado en su Espíritu, podría importarle lo que pudiera sucederle a su cuerpo y a su alma! Ese torturador, para Zenón sólo pudo haber sido un pobre payaso. La tortura y la muerte antes de retractarse, así son los Guerreros del Espíritu.

En la gigantesca dictadura del demiurgo y sus secuaces, hay otro tipo de amenazas: los castigos propinados por el mismo demiurgo. Los libros sagrados de las religiones del demiurgo están llenos de estas advertencias: el castigo de Adán y Eva, el diluvio universal, Sodoma y Gomorra, la torre de Babel, las plagas de Egipto y muchas más.

¿Para qué sirven los castigos, además de eliminar opositores? ¿Por qué tantas amenazas y advertencias? La respuesta es simple: para infundir miedo. El miedo al castigo hace que los esclavos trabajen mejor y renuncien a escapar. Un esclavo con miedo es más obediente y sumiso. El miedo al castigo es el medio que utiliza el demiurgo para hacer que los hombres transcurran su existencia sometidos a él, obedeciendo sus mandamientos. Para el demiurgo, el mejor esclavo es el que le teme y obedece mejor. El desea que sus esclavos desperdicien sus vidas trabajando para su causa, pensando que cuando mueran "van a ir al cielo". Ese es el esclavo perfecto para el demiurgo. El desea que los hombres envejezcan sin rebelarse, sin despertar, sin liberar su Espíritu. Para eso es el miedo y para eso la conspiración: para que nadie pueda hallar nunca el Camino de la Liberación y del Retorno.

En la dictadura del demiurgo, los hombres solo tienen libertad para elegir entre varias cosas iguales. Entre varias cosas que son la misma cosa, pero con disfraces diferentes. Hay libertad de pensamiento siempre que no se contradiga el "pensamiento políticamente correcto", impuesto por los representantes del demiurgo.

Tenemos el caso de las religiones. Parecen todas diferentes, pero no lo son. Son la misma cosa, sólo son diferentes sus apariencias. Su dios es el mismo: el creador del mundo. Lo llamen Brahma, Baal, Yahvé, Jehová, Moloch, Dios Padre o Alá, es siempre el mismo: el demiurgo.

Se pretende dar una falsa impresión de diversidad, para que el hombre dormido crea que hay una variedad de caminos, con destinos diferentes y libertad para elegir entre ellos. Incluso hay hombres que se trasladan de una religión a otra, creyendo que con ello hacen un gran cambio.

A René Guenón, por ejemplo, le llevó años de estudio y meditación tomar la decisión de abandonar el cristianismo para ingresar en la masonería y el martinismo, para luego renunciar a todo eso y convertirse en musulmán. Él creyó dar saltos inmensos con esos cambios, pero lo único que hizo fue dar vueltas en círculo dentro de su laberinto. Su búsqueda no sirvió de nada. Y si Guenón, erudito en estos temas, tuvo semejante confusión, ya pueden imaginar lo que será en el hombre común.

El caso de San Agustín es más patético todavía. Perteneciendo al maniqueísmo en calidad de oyente, y a punto de conocer personalmente a Mani, resolvió abandonar todo y convertirse al cristianismo. Con su apostasía, Agustín rechazó al Incognoscible y al Espíritu, optando por el demiurgo y por el alma. Se opuso al radical ascetismo maniqueo, para encolumnarse tras la nueva religión, mundana e imperial, de Constantino: el cristianismo.

Hay personas medianamente despiertas que, temerosas de pasar su vida durmiendo, buscan desesperadamente una salida en el laberinto en que están inmersas. Por desgracia, la mayoría ignora que las opciones que aparecen ante sus ojos son la misma cosa, sólo que con ropajes diferentes. El objetivo de todo esto es que nunca puedan encontrar la salida, que nunca puedan darse cuenta que las religiones, como los partidos políticos, son la misma cosa con diferentes rostros, todas bajo el control del demiurgo.

El Dalai Lama dijo hace unos años que no debería haber una sola religión, sino un "supermercado de religiones". Es esta la mejor manera de hacer que los hombres crean que están rodeados de una diversidad de opciones diferentes, y que cuando eligen obtienen algo que es distinto al resto.

La finalidad de estas religiones es mantener al hombre adormecido, conduciéndolo a ciegas hacia el matadero final: su fusión con el demiurgo.

Manvantaras y Pralayas


A la pregunta de si la creación es eterna o va a desaparecer alguna vez, la Gnosis tiene una respuesta: todo lo que ha sido creado habrá de desaparecer. El demiurgo crea universos y luego de un lapso los destruye. Los rabinos dicen: "El Señor, bendito sea, crea mundos y los destruye". En las enseñanzas de Shankara encontramos: "Como las burbujas en el agua, así los mundos nacen, existen y se disuelven en el Señor Supremo" (Atmabodha, 8). A esto los hinduistas lo llaman "respiraciones de Brahma". Brahma es el dios creador de los hindúes. Es otro de los nombres del demiurgo.

Con cada Big Bang comienza una nueva creación del dios creador. Es la espiración, su aliento exhalado hacia afuera. Esta creación se expande hasta que él decide ponerle un fin, retrayéndola hasta el punto inicial, reabsorbiéndola. Esta es la inspiración, la absorción de su aliento. Cuando la creación llega a su fin y es destruida, puesta a involucionar, y el tiempo comienza a correr hacia atrás hasta desaparecer, hay un largo período en el que el demiurgo no crea nada. En India llaman a ese lapso "la noche de Brahma". A cada período de creación le sigue un período de silencio cósmico en el cual todo lo creado es llevado hacia atrás, contrayéndose hasta desaparecer. Después que todo es destruido, reducido a nada, con otro Big Bang comenzará una nueva creación y así indefinidamente. A cada tentativa del demiurgo le seguirá otra, persiguiendo constantemente esa perfección que nunca llegará.

En India llaman manvantaras a los ciclos de creación y pralayas a los de destrucción.

Hay una canción que es muy común en Israel y que se llama "Adon Olam" ("Señor del Mundo"), la cual tiene un párrafo que nos hace pensar en este descanso del creador cuando destruye su obra. Dicen así esos versos: ".y cuando todo deje de existir, él solo reinará en su majestad". Se refiere al período de silencio del creador, cuando ya no queda nada de lo creado.

Cuando toda la creación se derrumba, lo increado sigue existiendo como siempre porque es eterno, no tiene principio ni fin. Pertenece al plano incognoscible de la eternidad. Sólo lo creado desaparece en el pralaya. Solo lo creado puede ser destruido.

Cuando el demiurgo decide destruir todo lo que ha creado, es decir cuando concluye un manvantara, solo allí son liberados los Espíritus increados que han permanecido aprisionados en la materia. Toda materia, todo cuerpo, toda alma serán destruidos. Solo lo increado, lo no creado, no será alcanzado por esa destrucción, retornando al mundo incognoscible de donde proviene.

Los Gnósticos no quieren esperar miles de millones de años. Los Gnósticos quieren liberarse ahora, cuanto antes. Y no solo liberarse. Pretenden además terminar con todo este sistema satánico, con las respiraciones del demiurgo, con sus planes demenciales, con el tormento de los Espíritus prisioneros, con las creaciones y destrucciones sucesivas, con las muertes y reencarnaciones, con todo lo creado, con todo lo impuro y con el demiurgo también.

Muerte y Reencarnacion


En todo este proceso evolutivo que el dios creador ha ideado y está propulsando, tiene mucha importancia la muerte y la reencarnación de los seres humanos. Cuando un ser humano muere, muerto ya el cuerpo físico, el alma es separada del cuerpo llevando consigo al Espíritu encadenado, pues el Espíritu está encadenado al alma y no al cuerpo. Está unido al cuerpo a través del alma.

Después de la muerte física, el alma se retira llevando consigo a ese Espíritu. Lleva ese Espíritu a otros planos y allí continúa siendo castigada. Para los Gnósticos este mundo es el infierno, está lleno de castigos y sufrimientos desde el nacimiento hasta la muerte. Pero después de la muerte el sufrimiento continúa, e incluso puede hacerse más intenso todavía. Es castigada el alma por todas las conductas que ha tenido aquí en la Tierra , mientras estaba en el cuerpo físico. El sufrimiento continúa. El alma es golpeada, castigada, "limpiada" dicen algunos, hasta que es trasladada a un nuevo cuerpo para continuar sufriendo. Nadie se salva del infierno, ni siquiera con la muerte. Cuando el alma se ha separado del cuerpo sigue sufriendo, y a veces más que antes. Continúan los apaleamientos y castigos.

Y así, a través de sucesivas muertes y reencarnaciones se va modelando la conducta del ser humano. Se engaña a los hombres diciéndoles que estos castigos son para su bien, que de esta manera los hombres van "mejorando", "evolucionando", "se van haciendo más buenos", "más puros", "más santos", "más parecidos a su creador". A su satanás creador.

Pregúntenle a ese satanás creador, a quien llaman "Juez Justo" y "Dios de Amor" por qué se mueren los niños. Pregúntenle también por qué inventó tantos virus y enfermedades. Nada responderá, porque además de injusto es sordo y ciego. Los Gnósticos sostienen que el creador se alimenta de las emanaciones producidas por el dolor y los llantos de los hombres.

Con los castigos, el demiurgo pretende que los hombres se "perfeccionen" paulatinamente. "Perfeccionarse" significa parecerse cada vez más al demiurgo, al creador. Los castigos cesarán cuando el hombre se rinda ante el creador y acepte ser como él, renunciando a su Espíritu.

Esto último es lo que sucede también cuando un hombre o una comunidad de hombres decide hacer una "alianza" o pacto de sangre con el demiurgo, a fin de que sus sufrimientos disminuyan un poco. En estos casos, el hombre o grupo de hombres involucrados en el pacto, se comprometen a renunciar al Espíritu a cambio de poder o riquezas materiales. Esos hombres renuncian a Todo, a cambio de muy poco. Hay que estar loco o muy desesperado para hacer pactos o alianzas con el demiurgo diabólico. Habrán firmado su sentencia de muerte Espiritual y serán desintegrados cuando todo lo creado desaparezca.

¿Qué debemos hacer para parecernos al creador? Eso se halla escrito en todos los "libros sagrados", inspirados por él. Allí está todo lo que hay que hacer: "adorar al creador", "amar al prójimo", "no comer tal cosa", "poner la otra mejilla", etc., etc. Aunque algún precepto carezca de sentido no importa, con obedecerlos es suficiente.

Está bien claro lo que el hombre debe hacer para agradar al creador. Lo que ocurre es que se trata de cosas difíciles de realizar, pues cada hombre tiene un Espíritu encerrado en su interior que está gritándole que se oponga al demiurgo y no le obedezca. Por supuesto que algunos hombres escuchan la voz de su Espíritu más que otros.

Para eso están los castigos. Para eso existen las muertes y reencarnaciones sucesivas. Algunos hombres necesitan ser más castigados que otros para ser doblegados.

A través de los sufrimientos, llega el momento en que el hombre se entrega, se rinde, acepta ser como el creador de la materia. Lo hace para que cesen las torturas, no por otra cosa. Pero al rendirse deberá renunciar a su Espíritu. Deberá anular su Espíritu para demostrarle al creador que su convencimiento es absoluto, que su conversión no es fingida. Al hacerlo, su Yo Espiritual queda absolutamente anulado, es la muerte Espiritual. Ya no escuchará más esa voz interior que le gritaba que se opusiera, que nunca se rindiera, que luchara siempre hasta ser libre, y que él apenas oía. Ha triunfado el alma, ha triunfado el demiurgo. Este hombre se ha convertido en "un santo", en "un ejemplo digno de ser imitado". Para el creador es motivo de gran júbilo y alegría cuando ya no existe nada en el hombre que pueda ser reflejo del Espíritu. Se produce en ese hombre un vacío que es llenado por dios. Ese hombre se ha transformado en "un representante de Dios en la Tierra ", en "un Dios viviente", igual a su creador. Ese es uno de los aspectos más importantes del "Gran Plan" del dios creador. Para eso creó la materia y el tiempo, para eso ha creado todo este universo, para eso lo ha creado al hombre, para eso aprisionó Espíritus Eternos.

Cuando el hombre se ha fusionado con dios, o se ha "perdido en Dios", como dicen las religiones, ese Espíritu ha concluido su función allí. Pero, lejos de ser liberado, será amarrado nuevamente por el demiurgo al alma de otro hombre que se halle en un nivel evolutivo inferior, a fin de continuar utilizándolo para propulsar la evolución. Para seguir usándolo en ese objetivo de la creación: la fusión del hombre con su creador.

Los Espíritus sólo serán liberados cuando el creador decida dar por terminada su creación, posiblemente dentro de miles de millones de años. Tal vez algún Espíritu pueda liberarse antes por sus propios medios, pero eso es muy difícil. El demiurgo, sabiendo que la huída de uno solo de sus prisioneros sería catastrófica para él y para su creación, ha tomado muchos recaudos para que ello no suceda.

Ante todo, para que este proyecto funcione es necesario que los hombres permanezcan dormidos. Es necesario que ningún Yo Espiritual pueda manifestarse y decir "estoy en desacuerdo", "este no es mi mundo", "esta no es mi vida", "este no es mi destino", "este mundo es el infierno".

Hemos dicho que del sufrimiento no se salva nadie. Ni aún suicidándose es posible escapar de los castigos con que el satanás creador amonesta a sus criaturas. Cuerpos y almas pertenecen al creador durante toda su vida y después de su muerte también. La única solución está en la liberación del Espíritu. Es esta la tarea más difícil e importante que puede acometer un hombre medianamente despierto.

Decíamos que el creador necesita que los hombres permanezcan dormidos para concretar su plan. Por lo tanto, cualquier hombre o libro que procure despertar y liberar a los Espíritus deberá ser eliminado. Por eso todo este saber, esta Gnosis, ha sido tan perseguido y acallado.

El demiurgo necesita que los hombres no despierten, para conducirlos como sonámbulos, a través de sucesivas reencarnaciones, a ese punto culminante de la evolución en que, cansados de tanto sufrimiento aceptan renunciar a su Yo Divino, a su Espíritu Eterno, para disolverse en su creador.