segunda-feira, 4 de junho de 2018

La Iniciacion Gnostica


La iniciación es una ceremonia, generalmente un acto grupal, en el cual se le transmiten a un aspirante conocimientos secretos que producirán grandes cambios en él. Una vez iniciado, el aspirante nunca volverá a ser el mismo. Cuando una iniciación es verdadera, es un punto de inflexión en la vida del aspirante. Hay un antes y un después de la iniciación, porque ha ocurrido algo en esa ceremonia que ha cambiado espectacularmente su vida, algo que no podrá olvidar nunca más. He conocido personas que han recibido iniciaciones en distintos lugares, pero en ninguna de ellas notaron nada especial. Indudablemente, no se trató de iniciaciones verdaderas. Pero cuando alguien recibe una verdadera iniciación, su experiencia es realmente impresionante y jamás la olvidará. Algunos comparan esta experiencia con la de haber sido alcanzados por una especie de rayo, en medio de la ceremonia. Esa "especie de rayo" es lo que produce el cambio terrible que marcará para siempre la vida del aspirante. Ya nunca más volverá a ser el de antes. Por el resto de su vida quedará encausado hacia una meta, el objetivo particular de la iniciación recibida.

Todo hombre, tarde o temprano deberá optar por uno de los dos únicos caminos, opuestos e irreconciliables, que existen para él: la realización de su alma o la realización de su Espíritu. No hay una tercera posibilidad. El camino de la mano derecha, hacia el demiurgo, a través del perfeccionamiento del alma, o el Camino de la Mano Izquierda , hacia el Incognoscible, a través de la liberación del Espíritu. El alma o el Espíritu son lo que constituye la meta u objetivo particular de una iniciación, y por ello sólo existen iniciaciones del alma e iniciaciones del Espíritu. Ambas tienen por finalidad facilitar el acceso del aspirante hacia el destino escogido por él.

Es importante conocer las características principales de ambos tipos de iniciaciones, a fin de poder discriminar sin errores entre unas y otras. Por desconocer estos detalles, muchos incautos caen en las trampas que los conducirán directamente a las fauces del demiurgo. Es fácil equivocarse, pues a la falta de libros e información deben sumarse los enmascaramientos y falsificaciones. Veamos qué cosas es necesario tener en cuenta, para rechazar con eficacia la fruta envenenada que nos ofrecen los sirvientes del demiurgo.

En primer lugar, el objetivo de las iniciaciones del alma es la fusión final con el demiurgo. Esto debe ser tomado muy en cuenta. Si alguien nos habla de la "unión con Dios", de "perderse en Dios", de la "fusión de la conciencia individual con la Conciencia Una ", del samadhi (disolución en el demiurgo), etc., sabremos que estamos frente a una religión, secta o movimiento esotérico encolumnado tras el demiurgo. Por supuesto que las iniciaciones que puedan otorgar allí, serán las iniciaciones del alma y no las del Espíritu.

Por el contrario, en las iniciaciones del Espíritu jamás se habla de fusión con ningún dios. Al final del camino, cuando se produce el enfrentamiento total con el demiurgo, el iniciado deberá resistirlo y rechazarlo, excluirlo y excluirse para siempre. En estos casos no se hablará del samadhi sino del kaivalya : separación absoluta. Pero un kaivalya especial, no sólo una separación total con respecto a todo lo creado por el demiurgo. No. El verdadero kaivalya comprende inevitablemente la separación total y absoluta con el demiurgo mismo.

En segundo lugar, en las iniciaciones que conducen al demiurgo se procura en el aspirante un debilitamiento del yo y su posterior renuncia a él. Todo movimiento religioso que trabaje a favor del demiurgo le dará una gran importancia a la necesidad de anular el yo en los aspirantes. Para que la fusión con el demiurgo tenga éxito, es fundamental que el aspirante renuncie a su yo. Una vez que el yo se haya desintegrado, la cáscara vacía en que el iniciado se ha convertido será llenada presurosamente por el demiurgo. Ese hombre se ha entregado al demiurgo como animal de sacrificio, ha alcanzado la nada y la nada ha sido llenada por el demiurgo. Se ha cumplido la meta del demiurgo, ese hombre ha recorrido un largo camino para terminar disolviéndose en aquel que lo creó.

A la inversa, en las iniciaciones del Espíritu se procura siempre un agrandamiento del yo y una acumulación de poder. Agrandar el yo es acercar el Espíritu. Si no existe el yo, el Espíritu no puede manifestarse. Renunciar al yo es renunciar al Espíritu.

En tercer lugar, en las iniciaciones del alma se habla de evolución, de futuro y de progreso. "El alma debe evolucionar hasta fundirse con Dios". "Toda la creación evoluciona hacia Dios". "La sociedad humana continuará evolucionando hasta llegar a ser una comunión universal de almas". "Cada día que pasa el mundo está mejor".

Al contrario, en las iniciaciones del Espíritu se habla de retorno y de pasado. El mundo marcha hacia su empeoramiento y su destrucción. Nada bueno nos espera en el futuro. Es imprescindible la restauración de Algo que existió en el pasado. Para reparar la Gran Injusticia cometida por el demiurgo y sus secuaces, es preciso retornar hacia ese pasado para desactivar todo, para liberar lo que haya que liberar y para destruir lo que haya que destruir.

En cuarto lugar, en las iniciaciones del alma se hablará de compasión, devoción, amor, generosidad y servicio. Compasión por todos los seres creados por el demiurgo. Amor al demiurgo y a los demás hombres. "Amor a todo lo que el Aliento de Vida Divina ha traído a la existencia" (este "Aliento de Vida Divina" no es otro que el aliento del demiurgo). Servir a los demás, a los "maestros" de la logia blanca y al demiurgo, "para que se cumpla el Plan de la Tierra ". También hacen hincapié en la culpa y en el arrepentimiento.

Por el contrario, en las iniciaciones del Espíritu se habla del aspirante como de un guerrero que ha declarado la guerra total a las fuerzas de la materia. No se habla de paz sino de espada, se habla de lucha por la libertad y de asaltar el cielo. No se habla de amor ni de devoción, ni de culpa ni de arrepentimiento, sino de deber, de honor y de venganza. Hay que tener en cuenta que a medida que el aspirante se va Espiritualizando, aumentan en él la agresividad y la repulsión contra todo lo que es anti-Espiritual e impuro, material y creado. Es esta la hostilidad natural del Espíritu hacia el demiurgo y su obra. Si el Espíritu sintiera amor hacia el demiurgo y su creación, no sería un Espíritu, sería un alma. El alma es amor puro (al demiurgo y su obra). El Espíritu es odio puro (al demiurgo y su obra).

Estos detalles que hemos enunciado, nos permitirán identificar mejor de qué bando están las personas o grupos religiosos que pretenden ayudar a otros. Al escucharlos o al leer sus libros, rápidamente sabremos si están con Dios o con el diablo. En esta era de tinieblas, en que sólo se habla de la "realización del alma", de "los poderes del alma", del "perfeccionamiento del alma", es bueno recordar que, aunque perseguida y negada, existe también la liberación y realización del Espíritu.

Una vez definidos los dos tipos posibles de iniciación, veremos a continuación otras características.

En las iniciaciones Gnósticas, la persona recibe un cierto conocimiento secreto. Este no es un conocimiento cualquiera sino un conocimiento que produce cambios notables en el aspirante. Se trata de un conocimiento especial que tiene el poder de transformar a quien lo escucha. Los Gnósticos dan una importancia capital a este tipo de conocimiento (ya vimos que Gnosis significa eso: conocimiento). Por ello, para todo Gnóstico la salvación no se alcanza por la fe, sino por el conocimiento. Este conocimiento secreto, transmitido durante la iniciación, no es el final del camino sino el principio. Este conocimiento tiene el poder de despertar y encausar al aspirante hacia su meta final: la liberación del Espíritu. Una vez recibido y estudiado, este conocimiento va transformando al iniciado paulatinamente, por etapas. Para alcanzar el cambio radical al que aspira, la transmutación final por el Espíritu, el iniciado deberá luchar permanentemente y sin descanso. El recuerdo y el impacto de la iniciación le darán fuerzas para no retroceder jamás ni olvidar su meta.

En una antigua obra Gnóstica recientemente recuperada, a la que han titulado "El pensamiento trimorfo", se dice que la iniciación "es una experiencia de conocimiento que aporta la realidad espiritual" (la realidad del Espíritu). Dice también que es "un proceso de ascensión que es derrota del cosmos y consolidación de lo verdadero" (el cosmos es la obra del demiurgo y lo verdadero es el Espíritu). Habla del conocimiento que libera y purifica. Habla de "los hombres que persiguen el mundo del Espíritu", y de "los hombres que caminan en la materia". Habla de las iniciaciones por etapas que paulatinamente van purificando y allanando el camino de ascensión hacia el Espíritu. En esta obra, el demiurgo es llamado "el gran demonio".

Generalmente, las iniciaciones son tres. Después de las transformaciones que produce la primera iniciación, y cuando se lo considera preparado, el iniciado recibirá la segunda iniciación, la cual producirá en él otro tipo de cambios. Y así sucederá con la tercera iniciación, con la cual el camino hacia su transmutación final quedará allanado completamente.

Otra característica de las iniciaciones es que pueden ser individuales o colectivas. Hasta ahora hemos hablado de iniciaciones individuales, cuando un hombre decide transponer el umbral y ser iniciado. En el segundo caso es ya un pueblo o una comunidad entera, cuyos miembros persiguen esta transformación como en un solo bloque. Estos casos son más bien raros, pero ha habido varios en la historia.

También puede darse el caso de una auto-iniciación, cuando el aspirante se siente preparado y decide iniciarse a sí mismo.

También está el caso de iniciaciones recibidas durante el sueño.

Más adelante veremos con mayor detalle estos dos últimos casos.

¿Cuáles serían las características de las iniciaciones Gnósticas en la antigüedad? Todos los libros Gnósticos que las describían han sido destruidos. Busquemos entre los enemigos de los Gnósticos, quienes sí pudieron leer esas obras. Ireneo de Lyon fue uno de ellos. Escribió una obra en cinco tomos titulada "Adversus Haereses" ("Contra las herejías"). Sólo se ha traducido el tomo I, el cual es más o menos fácil de conseguir y en el que Ireneo se burla de las ideas Gnósticas. El resto de los tomos están en griego y latín, ocultos en alguna biblioteca de difícil acceso. Es comprensible, pues el tomo II está referido a las ideas del gran Gnóstico Marción, y se ha tratado de que nadie conozca sus ideas, de que nadie lea su inmortal obra "Antithesis", por ejemplo. Se ha procurado que ningún hombre pueda ser esclarecido por él, despertado por él, no sea que alguna de las religiones del demiurgo se venga abajo.

Pero el tomo III, el más ocultado, es el que describe las ceremonias Gnósticas de iniciación. Si estos libros, contrarios a la Gnosis, escritos nada menos que por San Ireneo, llenos de calumnias e ironías contra ella, son tan celosamente ocultados. ¡Que podría esperarse de un libro auténticamente Gnóstico!

La gran erudita del Gnosticismo, Elaine Pagels, tuvo acceso al tomo III de Ireneo de Lyon, y en su libro "Los evangelios gnósticos" nos describe algunos detalles de la iniciación Gnóstica. Nos dice Pagels que el aspirante ha tomado conciencia de que antes adoraba y servía al demiurgo, a quien hasta ese momento había confundido con el verdadero Dios. Durante la ceremonia de iniciación, el aspirante se dirige al demiurgo declarando su independencia con respecto a él y a su creación, comunicándole que ya no pertenece a su esfera de autoridad y que ha trascendido todo eso. El iniciado reconoce al Dios Incognoscible, rechaza la autoridad del dios creador y sus mandamientos, y declara que ha sido liberado para siempre del poder del demiurgo. A partir de allí su relación con el demiurgo será completamente distinta.

A través de la iniciación, el iniciado ha cambiado radicalmente su relación con el dios creador. Se ha separado del demiurgo y de toda la creación. Se ha separado de su cuerpo y de su alma. Ha quedado fuera de las leyes que rigen el mundo de la materia y del tiempo. Ha quedado fuera de todo, menos de su Espíritu.

Con esto volvemos al tema de la auto-iniciación. Hay hombres que han despertado un poco y buscan desesperadamente el camino hacia la liberación de sus Espíritus. Esos hombres pueden auto-iniciarse, producir por sí mismos el cambio trascendente que los lleve hacia el Espíritu.

A continuación voy a relatarles la fórmula de auto-­iniciación que elaboré y apliqué sobre mí mismo. Por la noche, estando acostado y listo para dormir, cualquiera que lo desee puede repetirla mentalmente hasta quedarse dormido. Dice así: "Quiero separarme del dios creador y de su creación, quiero separarme de la materia y del tiempo, quiero separarme de mi cuerpo y de mi alma, quiero unirme a mi Espíritu, quiero que se libere mi Espíritu, quiero ser mi Espíritu, yo soy mi Espíritu".

Esta fórmula de auto-iniciación produce resultados increíblemente impresionantes, por lo que debe ser aplicada con cuidado. Al menos en los comienzos, es conveniente no aplicarla todas las noches.

Este tipo de auto-iniciación nocturna nos lleva a los casos en que las iniciaciones son recibidas durante el sueño. En estos casos el aspirante se halla fuera de su cuerpo físico y la ceremonia es llevada a cabo en otras dimensiones del universo creado. Hay iniciados que han recibido una, dos y hasta tres iniciaciones durante el sueño. Otros han recibido la primera en el plano físico y las restantes fuera de él. Cada caso es particular, no hay dos iguales.

Durante las ceremonias de iniciación efectuadas durante el sueño, el aspirante, aunque alejado de su cuerpo físico, está plenamente conciente de todo lo que ocurre.

No sólo las iniciaciones del Espíritu, también las del alma pueden ser recibidas en otras dimensiones.

En mi caso, busqué por todo el mundo y por muchos años a quien pudiera darme la verdadera iniciación Gnóstica. Al final, supe que ¡Ese iniciado había vivido todos esos años a menos de cien metros de mi casa! Yo buscaba por lejanos países aquello que estaba al alcance de mi mano. Cuando fui a golpear su puerta me comunicaron que hacía poco tiempo se había marchado de este mundo. Fue tan grande mi decepción que pensé que la única manera de acceder a la iniciación Gnóstica auténtica sería auto-iniciar­­me durante el sueño, en otras dimensiones del mundo creado.

A continuación voy a relatar algunas experiencias que me sucedieron.

Una noche, en que había estado leyendo el libro "El rostro verde", de Gustav Meyrink, antes de dormirme repetí mentalmente varias veces "quiero la liberación de mi Espíritu", durmiéndome a continuación. Habría transcurrido media hora, cuando me despertó una potente luz. Yo permanecía con los ojos cerrados pero veía una gran luz, todo era luz para mí. Abrí lentamente los ojos y pude comprobar que esa intensa luz llenaba toda la habitación. Pensé que alguien había entrado en mi casa y había encendido las luces. Pero no, las luces estaban apagadas, esta era una luz diferente, una extraña luz que nunca había visto antes. Sin moverme, recorrí con la mirada toda la habitación y descubrí que se originaba en un rincón de la misma. Fluía desde allí un chorro de luz que ya había llenado la habitación, a borbotones, como una niebla luminosa que lo inundaba todo. Ante estos fenómenos debemos tratar de no asustarnos, recordando que el miedo no existe para el Espíritu. El Espíritu no teme a nada porque es indestructible, inmortal y eterno.

Otra noche, después de leer unas páginas del libro "La teoría de la vida eterna", de Rodney Collin, resolví repetir mentalmente, hasta dormirme, las palabras "quiero recibir la iniciación del Espíritu". Unos cuarenta minutos después me despertó nuevamente la misma luz de la vez anterior, pero ahora había además dos personas en la habitación. Yo continuaba con los ojos cerrados, pero "sentía" que había dos hombres allí, junto a mi cama. Pensé, "¿Cómo pudieron entrar, si las puertas y ventanas están cerradas y solo yo tengo las llaves de esta casa?". Yo temía abrir los ojos, temía mirarlos y que se percaten de que yo había despertado. Oí una voz extraña y fuerte: "Nos llamaste y hemos venido ¡Y ahora tienes miedo!". Yo continué sin abrir los ojos y nada respondí. Hubiera deseado escapar de allí, pero temía ser atacado por ellos si lo intentaba. Después escuché "no estabas preparado del todo", y luego "no hay otra manera". Inmediatamente clavaron en mi cabeza una especie de aguja, sin darme tiempo a reaccionar ni defenderme. Sentí que estaban inyectando una especie de líquido en mi cráneo, con lo que me pareció era un tipo de jeringa de metal, o algo así. A continuación me dormí. Desde ese día en adelante, percibí en mí una especie de alejamiento con respecto al mundo y supe desde entonces con exactitud y claridad cuál era la meta a la que debía dedicar todos mis esfuerzos por el resto de mi vida. También noté que mis dudas y fluctuaciones, con respecto a cuál era el camino más directo hacia el Espíritu, habían desaparecido.

El miedo en un hombre es señal de que está aún compenetrado con el mundo creado y con sus leyes. Señal de que aún ama lo material, su cuerpo y su alma, y no quiere perderlos. Por esa razón su separación con respecto a todo lo creado debe ser paulatina. A medida que avanza en su Espiritualización el miedo va disminuyendo, a la vez que, como ya dijimos, va aumentando su hostilidad hacia todo lo impuro y efímero. Estas son las pruebas de que un hombre se está acercando a su Espíritu.

Años después, viví una experiencia similar después de las repeticiones mentales previas al sueño. Apareció la misma luz y los mismos hombres. Esta vez la misma voz dijo: "Ya no hay miedo". Y a continuación apoyaron en mi cabeza un extraño instrumento que emitía una especie de rayo láser, con el cual grabaron en mi cráneo un extraño signo de forma romboidal. Después de esta segunda experiencia, menos invasiva que la primera, advertí que estaba avanzando hacia mi Espíritu sin mirar atrás ni a los costados. El camino había sido allanado completamente, se había transformado en una vía directa a la que sólo restaba transitar.

La tercera experiencia iniciática tiene por finalidad facilitar y favorecer la transmutación final, la Salvación Verdadera.