segunda-feira, 4 de junho de 2018

Satanas, Opresor


El hombre en su estado normal está sumido en la confusión, adormecido, no sabe quien es, ni de donde viene, ni que destino le espera. No sabe qué debe hacer, está en un estado de confusión, como entre brumas, semidormido.

Cuando hablábamos del creador del mundo, dijimos que para los Gnósticos el creador, el demiurgo, el creador de la materia, del universo y del hombre, es equiparado a la figura de satán, pues la materia es satánica, toda la creación es satánica, el creador es un ser satánico. Este creador es opresor del hombre. Desde que creó al hombre, lo obligó a cumplir sus mandatos, a obedecer sus preceptos, sus mandamientos. Este creador desea ser obedecido por el hombre, además de admirado, temido, adorado a través de sacrificios y rituales. Quiere imponer al hombre sus leyes opresivas. Quiere que el hombre le obedezca y que renuncie a sus deseos, que muchas veces son los deseos de su Espíritu, de ese Yo Espiritual que, aunque los seres humanos lo ignoren, llevan adentro. El creador, según la Gnosis, tiene un proyecto para su creación, por algo ha creado el universo y ha colocado en él al hombre. Tiene un plan para llevar adelante y para ello necesita del hombre. Pero necesita que el hombre actúe de acuerdo a los mandamientos de él, su creador, y no según los deseos del Espíritu. El demiurgo no permite la manifestación del Espíritu, encadenado al alma del hombre. Desea que el hombre actúe con el alma y no con el Espíritu. Para eso es necesario oprimirlo al hombre, asustarlo, preocuparlo. Es un dios enteramente opresor de sus criaturas.