sexta-feira, 13 de abril de 2018

Teología secular e Teología negativa


El campo de la teología secular es un subcampo de la teología liberal abogada por el obispo anglicano John A. T. Robinson, quien combina el secularismo con la teología.
Reconocido en los años 1960, fue influenciado por las ideas neo-ortodoxas (Teología dialéctica) de Dietrich Bonhoeffer y Harvey Cox y el existencialismo de Søren Kierkegaard y Paul Tillich.
La teología secular digiere movimientos modernos como la teología de la muerte de dios propugnada por Thomas J. J. Altizer o el existencialismo filosófico de Paul Tillich facilitando la introducción de estas ideas en el mainstream teológico haciendo tanto evaluaciones constructivas, como contribuciones a la corriente teológica mayoritaria.
John Shelby Spong aboga por una aproximación matizada a las escrituras (opuesto al embotado literalismo bíblico, en el otro extremo de la escala) enseñada por el estudio y la compasión, algo que, argumenta, puede ser consistente tanto con la tradición cristiana como con la comprensión contemporánea del universo.
La teología secular sostiene que el teísmo ha perdido credibilidad como concepción válida de la naturaleza de dios.2​ Rechaza el concepto de Dios persona y abraza el estatus de Jesús de Nazaret, la Cristología y la escatología cristiana como una mitología cristiana sin base en eventos históricos.
El movimiento es principalmente respuesta a la insatisfacción con la tendencia cristiana a caer en el pardillismo5​al presentar ideas teológicas inusuales hoy aunque comunes hace 50 años.6​7​8​ El movimiento también sugiere la legitimidad de la búsqueda de lo sagrado fuera de la iglesia; sugiere que la iglesia no tenía derechos exclusivos sobre la inspiración divina en sentido de que existe una fuerte revelación continua donde la verdad religiosa se encuentra en la poesía, la música, el arte o incluso en la calle.
Algunas otras religiones además del cristianismo han desarrollado teologías seculares y aplican estos conceptos nucleares en sus propias tradiciones. Algunos ejemplos notables han sido el judaísmo reconstruccionista de Mordecai Kaplan, quien entiende Dios y el universo de una manera concordante con el naturalismo de John Dewey.

Teología negativa

La teología negativa, también llamada teología apofática (del griego ἀποφάναι que significa "decir no", "negar"), es una vía teológica que se aparta de todo conocimiento positivo de la naturaleza o esencia de Dios.
De acuerdo a la teología negativa, para el intelecto humano sólo es posible aprehender lo que Dios no es, mientras que la comprensión real de la divinidad es imposible, aún de manera fragmentaria, porque trasciende la realidad física y las habilidades cognitivas humanas.
Para esta vía, Dios es incognoscible e incomprensible; lo que conocemos y comprendemos nunca es lo divino, sino una entidad finita. De aquí se deduce que sólo podemos decir de Dios lo que no es: que no es un género, ni una especie, y que está más allá de todo lo que podemos conocer y concebir.
La teología negativa o vía negativa, como forma de expresar lo inefable, se inicia en el neoplatonismo pagano mediante Plotino y la filosofía patrística cristiana con Clemente de Alejandría (siglo III); su desarrollo continúa en la obra San Agustín (siglo V) y, sobre todo, en los escritos del Pseudo Dionisio (siglo V).
En esta perspectiva, el enfoque más adecuado para conocer a Dios es lo que se espera del silencio, la contemplación y la adoración del misterio, y que es independiente de cualquier proceso de investigación racional y de especulación de lo divino. En palabras del Pseudo Dionisio, cuando la mente ha desnudado su idea de Dios de los modos humanos de pensamiento, penetra en la "oscuridad del no-saber", en la cual "renuncia a toda aprehensión del entendimiento y se entrega a lo que es totalmente intangible e invisible... unida a Aquel que es totalmente incognoscible." (Teología Mística, 1).
Escoto Eriúgena (neoplatónico cristiano traductor de las obras de Dionisio) incluso ha llegado a proponer una ontología negativa, ya que no sólo Dios es incognoscible, sino también lo son las esencias de las cosas (que, en cierto sentido y en palabras de Escoto Eriúgena, terminan siendo parte de Dios —en tanto causa).
Esta teoría propone exactamente lo contrario del catafatismo, que es la teología afirmativa, la cual ofrece la posibilidad de conocer a Dios a través del uso de la razón y el intelecto.