¡Qayin, Santo de la Muerte Sinistral, tú que eres el conquistador de los poderosos y la causa de los milagros oscuros, tu que has vencido a tu rival y lo sepultaste en la primera tumba y por lo tanto te convertiste en el gobernante y subyugador de los enemigos!
¡Ruego a ti, Oh Gran Maestro, que con orgullo y desafío llevas las espinas de la pena como la corona real de los exiliados y que trajiste la muerte, falleciste y resucitaste para convertirte en inmortal, inmortal y por lo tanto un vencedor de la vida misma!
¡Tú, que victoriosamente caminas por la senda levógira, el camino de la izquierda, de la oposición a toda la creación, alabo tu nombre bendito y santo y te pido que ahora puedas ayudarme en mi causa y me concedas la conquista!
¡Concédeme la victoria total sobre mi oponente NN y ponlo a él/ella bajo mi total sometimiento y dominación!
¡En semejanza a la forma en que Abel fue sometido por Qayin, vamos ahora a domesticar a NN, humillado y que sea vencido por mí!
¡Poderoso Maestro, te ruego, dejes que el fuego espiritual que llevo dentro de mí domine la arcilla de mi adversario, deja que mi victoria sea otra prueba de tu poder consolidado y del triunfo completo sobre mi oponente, NN!
¡Soberano enérgico, concédeme ahora la victoria total y aplastante que busco y que mi rival y enemigo sufra una derrota y se vea obligado a sucumbir ante mí, ya que sería abominable que tu Llama de la Luz Negra sea superada por la criatura que nace exclusivamente de la arcilla mortal!
¡Amén!
