En la Guía del Peregrino del Códice Calixtino, Liber Sancti Iacobi, cuando se refiere a Galicia, el autor describe el reino como: “rico en oro y plata [...] sobre todo en tesoros sarracenos”. Hasta hace poco, existía la creencia entre nuestros paisanos de que las cuevas, los castros o las mámoas de los dólmenes se ocultaban las riquezas de los que habían habitado antes en la zona. Y en Galicia se solía suponer que éstos habían sido los gentiles, los romanos o los mouros. Estribaba el problema en conocer en donde estaban escondidos sus tesoros y como desencantarlos; pues se pensaban protegidos por espíritus o demonios.
En Galicia, Asturias y Portugal alcanzo gran éxito el Libro de San Cipriano, o Ciprianillo, por sus listas de tesoros y rituales para retirar los hechizos que protegían estos tesoros. Es lo que se denomina un grimorio: un libro de magia y de ocultismo. El Ciprianillo fue ampliamente conocido a finales del siglo XIX pero circuló en diferentes formas, añadiendo o eliminando fragmentos, y normalmente, manuscrito con anterioridad. Puediéndose rastrear sus orígenes al siglo XVII como iremos viendo.
Parece ser que en origen eran dos libros diferentes. En el siglo XVIII, al ilustrado Padre Feijoo le obsequiaron con dos libritos. Uno con rituales y el otro con una lista de tesoros en Oviedo. El Padre Feijoo recuerda en sus Cartas Eruditas y Curiosas como a principios del mismo siglo, en su infancia en Galicia, se hablaba de libros de tesoros. No existe, sin embargo, constancia de que fuese llamado Libro de San Ciprián o Ciprianillo. Ni existe constancia de si ambas partes, rituales y tesoros, se publicaban juntos o separados; como él se los había encontrado en Oviedo.
El siglo XIX es el momento de mayor proliferación de datos sobre este grimorio. Y su publicación definitiva y divulgación en 1885 se deben al historiador Bernardo Barreiro. Animaba, a este periodista y poeta, la idea de que, publicado y vulgarizado, acabaría con el halo místico que lo rodeaba y con su "historia de deshonra". Convirtiéndolo de escaso en muy fácil de conseguir pretendía que los paisanos perdiesen su interés en él.
En realidad, aunque muchos creían que lectura del Ciprianillo conducía a la locura; otros apreciaban más la posibilidad de encontrar un tesoro; pudiendo llegarse a arruinar por conseguir un ejemplar o seguir sus consejos. Es lo que cuenta el poema de Curros Enríquez: “Xan de Deza”. El pobre Xan lo pierde todo y marcha por el mundo pidiendo limosna y solicitando de las autoridades que prohiban el libro que le causó la ruina.
Es necesario entender, además, que las gentes pensaban que los Ciprianillos que circulaban estaban incompletos o que contenían errores. Barreiro recoge la creencia de que el Ciprianillo más completo, veinte volúmenenes, se encontraba, con acceso restringido y protegido por cadenas, en la Universidad de Santiago (USC). Barreiro hizo más: estudió las actas de la Inquisición en Galicia y llegó a la conclusión de que el Ciprianillo no se conocía antes del siglo XIX; al menos con ese nombre, pues si que hay referencias a libros ocultos en las actas.
La investigación de Peter Missler, que seguimos ampliamente en este post, concluye que en origen serían dos libros. Uno de ellos adaptación del Grand Grimoire francés con sus rituales y grandes extractos traducidos de forma fiel al original. Es el que se suele denominar Ciprianillo Negro. Éste ofrece conjuros contra los enemigos, para deshechizar tesoros, protegerse de los rayos hacer llover entre otras cosas. El otro libro es principalmente una lista de tesoros. Es el Ciprianillo Blanco.
La lista podía variar según el editor y si se publicaban para Galicia, Portugal o Asturias. Messler recoge la investigación del etnólogo asturiano Jesús Suárez López. Este estudioso publicó las gacetas (listas) de los últimos cazadores de tesoros asturianos; a los que entrevistó ya octogenarios y le permitieron reproducir sus "libros manuscritos".
En el mundo cristiano existió un debate sobre la magia. Algunos sostenían que era siempre negativa. Otros, que existía una magia blanca que permitía, con ayuda de dios y los santos, manipular a los demonios para que nos ayudasen a realizar buenas obras. El Ciprianillo aparece ligado a esta segunda tradición. Es en esencia un libro que evoca las oraciones y rituales cristianos para enfrentarse a los demonios. Llega a implicar a sacerdotes para su lectura con el fin de desencantar los tesoros. Leyendo el libro y “desleyéndolo”; es decir: leyéndolo del final para el principio. La participación de los clérigos fue necesaria para que libros como estos llegasen hasta nosotros. En el siglo XIX se publicó un San Cipriano exclusivamente para religiosos. Hay que entender que pocas personas tendrían acceso a las bibliotecas y aun menos los conocimientos para leer los grimorios latinos, griegos o hasta los franceses y comprenderlos, manipularlos y transcribirlos.
No es casual la elección de San Ciprián como el santo autor del libro. Junto con Santa Comba, otra santa de gran devoción en Galicia, se trata de uno de los santos más vinculados a la brujería. De hecho existen otros libros de San Cipriano en la tradición escandinava y francesa. Atribuir un libro de brujería a San Cipriano lo dotaba de mayor autoridad. En la Universidad de Salamanca, la iglesia de San Cebrián era en donde se enseñaban las ciencias ocultas. Cebrián es una variante de Cipriano equivalente al gallego Cibrao o Cibrán. Lo que se conserva de la iglesia románica es unicamente la cueva en donde se decía que el demonio acogía a 7 estudiantes aventajados para enseñarle sus artes. Uno de ellos debía quedar a su servicio como pago. Es la famosa cueva de Salamanca, junto a la muralla.
San Cipriano se llamó así por la devoción de sus padres por la diosa Afrodita. La diosa surgió de la espuma de mar en Chipre. Y de ahí el nombre Cipriano, relativo a Chipre, en honor a la diosa. Él nació en Antioquía, en una familia de magos paganos. Se educó en Caldea y Egipto y volvió como un poderoso mago. Un joven, enamorado de una bella cristiana, la virgen Justina, le pidió que con sus artes le ayudase a enamorarla. Pero fue el mago el que se enamoró de la muchacha. Justina logró la conversión del mago y según algunas versiones se casaron. En todo caso, Cipriano llegará a obispo de Antioquía. Y, durante la persecución de Diocleciano, él y Justina serán torturados y ejecutados. Se dice que Cipriano ya habría escrito el libro, con todos sus conocimientos, antes de su conversión al cristianismo.
Es particularmente interesante la relación de los tesoros con los moros. En Galicia los “mouros” es una forma de referirse a los antepasados, los paganos, los de antes: son seres mitológicos. Pero “mouro” también tiene el significado de “moro” y tendieron a confundirse. Decían que, expulsados de la península por los reyes, los moros no tuvieron tiempo de llevarse sus tesoros y los dejaron escondidos y custodiados por un encanto, un diablo, para poder volver a por ellos más adelante. Muchas leyendas refieren como las listas fueron traídas de África: entregadas por moros que sabían que no volverían jamás y se las daban a los viajeros, prisioneros o a aquellos que cumplían con el servicio militar en la zona.
Messler apunta que en los países árabes existía una tradición análoga. En Mesopotamia y Egipto principalmente, pero también en el Magreb y otras zonas árabes, existían gremios de buscadores de tesoros. Éstos reventaban las tumbas egipcias, romanas o caldeas en busca de sus tesoros. Se organizaban y pagaban impuestos a la autoridad. Sus leyendas, como correlato de las nuestras, revelan que algunos cristianos, expulsados de esos países, les indicaban que “cuando llegues a Egipto” tenían que dirigirse a determinados lugares para encontrar los tesoros. Sostiene Messler que las gacetas gallegas, asturianas y portuguesas son probablemente herederas de estos libros de tesoros árabes.
En 1609 el licenciado y sacerdote Pedro Vázquez de Orxas logró una Real Célula del rey Felipe III para escavar las tumbas de los “gentiles galigrecos”. Esta Real Célula es interesante para nuestro tema por muchas razones:
- Vázquez de Orxas se había criado en las Indias y se indica que “por algunas señales y larga experiencia" que tiene por ese motivo podría encontrar tesoros en “algunas sepulturas de gentiles”.
- La célula se refiere a “gentiles” o “galigrecos”. Es decir a los antepasados. Y permite que se saqueen principalmente dólmenes.
- Existe constancia de que los vecinos, en cuanto supieron que en las “mámoas” podían permanecer ocultos diversos tesoros, comenzaron sus excavaciones furtivas. Fenómeno que llegó a provocar un juicio por el número elevado y la competencia con Orxas; pues éste estaba obligado a pagar impuestos por lo encontrado a la corona. Se cree que mas de 3 mil túmulos fueron saqueados.
- Es el momento de la expulsión de los moriscos de España (1609-1613). Como hemos visto muchas leyendas se referirán a “moros” que ocultaron sus tesoros y no pudiendo volver indican a un cristiano como encontrarlos.
- Es a partir de principios de este siglo XVII que tenemos noticia de las gacetas o libros de tesoros en Galicia.
En definitiva: existe la posibilidad de que la Real Célula de 26 de maio de 1609 haya sido el detonante en Galicia no sólo de esa caza de tesoros que destruyó gran parte de nuestro patrimonio sino de la gestación del Libro de San Cipriano.
El Ciprianillo ha sido objeto de mucha polémica. Y se ha dudado de su autenticidad; de ser anterior al siglo XIX. Lo que hemos visto hasta ahora apunta a lo contrario: si bien su factura final es del siglo XIX cuenta con antecedentes. Pero es interesante conocer la historia del Miliario de San Ciprián para entender como esta fama de broma literaria del siglo XIX se asentó entre algunos estudiosos del tema.
Ya hemos comentado como al historiador de finales del XIX, Bernardo Barreiro, le habían relatado que en la USC se conservaba un ejemplar del Libro de San Cipriano de veinte volúmenes guardado por cadenas. La biblioteca de la Universidad de Santiago no contine esos volúmenes pero sí un folleto de 64 páginas denominado Millonario de San Ciprián. En la capa se indica que data de 1521, su autor es Adolfo Ojarak y fue impreso por C. Pijot en Amsterdam.
El libro rezuma ironía. Por el tipo de imprenta y su tipografía se sabe que fue probablemente editado a mediados del siglo XIX. Por los topónimos a los que hace referencia, probablemente en A Coruña. Amsterdam está muy bien escogida para la sátira; pues en esta ciudad holandesa se publicaban los libros prohibidos en España que, a continuación, se introducían en el país de contrabando. El editor “Pijot” también parece burla. Sobre todo si tenemos en cuenta que el apellido del supuesto autor Ojarak es “karajo” al revés. El propio título “millonario” parece una burla de los buscadores de tesoros.
Entre sus humoradas describe como en el Castro de Alviña (Elviña) se encuentra un tesoro. Para encontrarlo el buscador debe llevar “en la espalda el rótulo siguiente: OTURB”. Es decir: “bruto” al revés. Y se burla de las indicaciones vagas y condiciones absurdas que los cazadores de tesoros encuentran en las gacetas: “en el camino del monte al salir de Barbantiño hacia el este, a trece pasos del ángulo del paredón, dejamos poco enterrados los anillos de don Ramiro”, “en el medio del castillo de Pazos, muy hondo, queda una mina de oro guardado por un ternero vivo. Si lo queréis conseguir no toquéis al ternero”.
En resumen: el Libro de San Cipriano es una colección de fragmentos de textos más antiguos y listas de tesoros. Se constituye como tal a principios del siglo XIX y alcanza su mayor difusión a finales del mismo siglo. Procede de la tradición de los grimorios medievales pero también de las listas de tesoros ocultos. Infelizmente, el libro contribuyó a la destrucción de nuestro patrimonio arquológico. Si bien y siendo justos las listas de tesoros anteceden al propio libro.
El saqueo de los restos arqueológicos en busca de tesoros ha sido, con certeza, una constante histórica. Un momento clave será el siglo XVII; pero los buscadores de tesoros, que se guían por este libro u obras parecidas, llegan hasta el siglo XX. Es interesante notar que, ya en el siglo XII, el Códice Calixtino se refiere al Reino de Galicia como una tierra rica en "tesoros sarracenos".
BIBLIOGRAFÍA:
BARREIRO, Bernardo (1973): Brujos y astrólogos de la Inquisición de Galicia y el famoso libro de San Cipriano, Akal, Madrid, 1ª edición, Coruña 1885.
MISSLER, Peter. “Tradición y parodia en el Millonario de San Ciprián, primer recetario impreso para buscar tesoros en Galicia (Las hondas raíces del Ciprianillo: 1ª Parte)”. Culturas Populares. Revista Electrónica 2 (mayo-agosto 2006). Ver web. ISSN: 1886-5623
MISSLER , Peter. “Las hondas raíces del Ciprianillo. 2ª parte: los grimorios”. Culturas Populares. Revista Electrónica 3 (septiembre-diciembre 2006), 15 pp. Ver pdf. ISSN: 1886-5623
MISSLER, Peter. “Las Hondas Raíces del Ciprianillo. Tercera parte: las ‘Gacetas’”. Culturas Populares. Revista Electrónica 4 (enero-junio 2007). Ver web. ISSN: 1886-5623
VAQUEIRO, Vítor (2003): Guía da Galiza Máxica, Galaxia, Vigo.