Señor de la Corrupción Señor de la Irreflexión ¡Señor de la Malicia! ¡Te presentamos un sencillo altar para que seas venerado en él como el único Señor de la Tierra y el único merecedor de nuestra gratitud! Ante este altar, ¡pronunciaremos en voz alta nuestras confesiones, proclamaremos nuestro credo y glorificaremos a todas las Huestes Negras del Infierno! Dignifícate, Señor, bendecir este altar, ¡haciendo de él un instrumento sagrado donde tus bendiciones caigan y se multipliquen! Acuérdate, Señor de la Indecencia, de estos adoradores tuyos que todo lo hacen para satisfacer tu voluntad, ¡distribuyendo tu maldición entre los hombres ingratos que no reconocen tu dominio en el mundo! ¡Que las emanaciones de las cohortes satánicas sean atraídas hacia este altar!
¡Que los fluidos de las Huestes de la Traición y los Poderes del Fuego, del Aire, del Agua y de la Tierra, tus fieles servidores, se reúnan en este altar! ¡Todo esto te imploramos, en nombre de Satán el maravilloso, Lucifer el grande y Belial el poderoso!
¡Ethan!
(El altar se divide en tres partes; en el centro, la mujer desnuda se tumba, dejando colgar las piernas. Todo el rito se realiza sobre su cuerpo: el cáliz sobre su vientre; el Libro Negro sobre sus pechos)
