sexta-feira, 27 de janeiro de 2023

La Hechiceria y la Brujeria Parte 1

Sobre la Wicca se han dado por sentado tantos pronunciamientos cuanto menos cuestionables, que sólo ordenar los falsos clichés para enfrentarlos con la realidad de los hechos, ya exige un esfuerzo notable. Y más teniendo en cuenta, que no es otra sino la misma Comunidad Pagana, la que incluso superando la crítica histórica y religiosa, se pone en cabeza de quienes alientan, difunden y alimentan lo que no dejan de ser libelos, más que argumentos serios, disfradados en un pretendido “buen” criterio académico (?), que dice de la Wicca que no es sino un subproducto “moderno”, como resultado de mezclar la Brujería Medieval y nuestra idea actual de las religiones europeas, con el esoterismo decimonónico, formando una religión nueva (!) creada en los años 50 del siglo pasado.

Si bien es comprensible que la ciencia se resista a cambiar o modificar sus esquemas, lo cierto y llamativo es que en contra de lo esperado hasta para las posturas más prudentes, la respuesta sobre todo pagana no actúa en consecuencia, y mientras que a fuerza de pruebas y evidencias la Historia está cambiando, la Comunidad Pagana hace oídos sordos. Un cambio que va a tal ritmo, que deja como descreídos a una gran mayoría de paganos, que incomprensiblemente se aferran a planteamientos anticuados, caducos o falaces. De hecho, hasta los propios “enemigos” -así se consideran y comportan ellos- de nuestros Cultos, las religiones exclusivistas, están modificando su percepción sobre esta religión, asumiendo nuestra realidad -no les queda otra- y dando credibilidad a los innumerables estudios académicos que demuestran, que la Brujería nunca dejó de ser sino el resultado de la evolución de los Cultos precristianos, bajo el pogromo de mayor alcance, más largo y sistemático de la historia, que la desvirtuación del lenguaje que hizo el Cristianismo ha sido evidenciado y que utilizar aquí la palabra wicca, es en definitiva hacer un uso convencional de un cultismo incrustado en la propia palabra brujería, en realidad, usar el término original que la construye. Es como si de un patrón genético se tratase, invisible a ojos profanos, pero que siempre estuvo ahí.

De hecho, mientras ciertas “vanguardias” paganas pero sobre todo neopaganas, mantienen el discurso crítico de los años 70 a 90 del siglo XX, el Diccionario de las Religiones del Ministerio de Justicia de España, elaborado por Francisco Díez de Velasco, Catedrático de Historia de las Religiones de la Universidad de la Laguna, dice a día de hoy de Wicca:

“Religión pagana, llamada “Culto de la Brujería”, cuyo nombre wicca se relaciona con el término witchcraft. Se fundamenta en el culto a la naturaleza, a los ciclos vitales y a los antepasados bajo el binomio fertilidad/fecundidad, y dentro de su panteón destacan la diosa triple y el dios cornudo.” 

Y en la entrada Paganismo Contemporáneo, explica precisamente el origen de referencia:

“Bajo el nombre de paganismo contemporáneo se suele clasificar a diferentes tradiciones religiosas nativas que reivindican la herencia previa a la cristianización y a la acción de otras religiones universalistas. Hoy el paganismo identifica y agrupa cultos de carácter animista, panteísta y politeísta que de una u otra forma descienden, están inspirados y/o recogen, adaptan, reinterpretan, reconstruyen y perpetúan las tradiciones, los ritos y la transmisión religiosa de lo que se llama cultos paganos. En cualquier caso, el paganismo no forma una religión única y específica, ni los cultos paganos ramas o tradiciones de una hipotética religión pagana diferenciada… Específicamente dentro del paganismo contemporáneo se podrían diferenciar diversas orientaciones, resultando las principales en nuestro país: Asatru, Druidismo y Wicca.” 

El Catolicismo, como digo, no les va tan a la zaga: “Dice Eloy Bueno que el término “pagano” no puede utilizarse de forma peyorativa ni condenatoria. Un pagano es, para un cristiano, “hermano nuestro e hijo de Dios”, aunque, como es natural en la comprensión cristiana, esté llamado a acoger la revelación de Dios en Cristo y su salvación. El autor habla de un “tipo de hombre pagano que se está modelando”. Y dice que “este paganismo debe ser reconocido como tal y designado con ese nombre” 

Así, ya no ocultan cierta alarma ante la visibilidad de una Wicca que, como reconocen, tienen sus raíces en el Paganismo antiguo:

“Sin embargo, la experiencia nos dice que las fronteras cada vez son menos nítidas y que lo esotérico impregna nuestra cultura cada vez más. Veamos algunos ejemplos que van más allá del simple folklore para convertirse en algo puramente “religioso” o confesional.

Uno de los grupos neopaganos más destacados en España se denomina Wicca Celtíbera y tiene su sede en la localidad madrileña de Pinto. Se considera una “confesión religiosa wicca” y está inscrita legalmente en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia. Los integrantes de este movimiento son los encargados de oficiar, desde hace años, la ceremonia del Solsticio de Verano organizada por el Ayuntamiento de Pinto. Según explican en su página web, en 2012 se cumplió “el 20º aniversario de la celebración abierta de nuestro primer festejo público”.

Los miembros de este grupo se muestran orgullosos “oficiando de nuevo y abiertamente un rito ancestral del que además hacemos partícipes a toda una población que se vuelca en él”. Consideran que están “haciendo participes a un pueblo mayoritariamente entregado que a sabiendas o no… revive una ceremonia que corre por sus venas y que ha venido repitiendo desde el albor de los tiempos en comunión con sus Antepasados… la Noche del Fuego”.

Lo que a muchos asistentes les puede parecer un simple teatro o performance es, sin embargo, algo celebrado muy en serio por sus protagonistas, creyentes neopaganos que llevan sus túnicas, coronas de flores, antorchas, cuernos, cálices, espadas, ofrendas vegetales y estandartes de los covens (aquelarres) presentes. Sin duda, es mucho más que una simple hoguera.

Wicca Celtíbera felicita esta fiesta en su pleno sentido pagano mostrando su “regocijo por este nuevo Ciclo que los Dioses y las Diosas nos han permitido ver, celebrar y compartir. Que las nueve olas os consagren tras la purificación para enfrentar esta nueva etapa”. Además, invocan al dios cornudo (llamado Cernunnos en la mitología celta) cuando desean “que bajo el reinado de nuestro Gran Padre Cernunnos, encontremos todos/as nosotros/as su amparo, seguridad y abundancia” “… Los católicos debemos saber que después del rezo litúrgico de la hora Nona del 23 de junio comienzan las I Vísperas de la natividad de San Juan Bautista, por tratarse de una solemnidad. Ésta es la verdadera celebración para los católicos. No hay problema alguno por participar en “hogueras de San Juan” u otras actividades lúdicas y festivas, siempre que no se esté integrando un culto pagano explícito como en el ejemplo que hemos visto.” 

Y el Islam, aunque con el deje de utilizar datos desfasados, quizá lo tenga más claro que muchos que se glorian de su paganismo:

“La palabra wicca proviene de la raíz sajona wicce, traducido no muy exactamente como «sabio» o «doblar o dar forma a las fuerzas invisibles». Wicca es la mayor de las religiones neopaganas, que son reconstrucciones de sistemas de creencias paganos antiguos y abandonados, incluyendo celtas, egipcios, griegos, nórdicos, romanos y otras tradiciones. Por lo tanto, es una religión centrada en la tierra. Los orígenes de la wicca son anteriores al judaísmo, al cristianismo, al Islam, al budismo y al hinduismo. La wicca podría ser considerada una de las religiones más antiguas del mundo; pero, por otro lado, podría ser señalada como una de las más recientes, ya que la Wicca, como se la conoce hoy en día, es una religión neopagana centrada en la tierra, de reciente creación, que puede ser rastreada hasta la brujería gardneriana, fundada en el Reino Unido a finales de la década de 1940. Una buena regla general es que la mayoría de los wiccanos son neopaganos, pero no todos los neopaganos son wiccanos.”

Puesto que el mundo académico ya ha cambiado, el religioso lo está haciendo y el pagano es el único que mantiene los viejos estereotipos de los dos anteriores, siendo la primera vez que el Paganismo se sitúa en la retaguardia del estudio de las religiones, voy a centrar este trabajo en qué es lo que dice sobre la Brujería en relación con la Wicca, y qué hay de cierto en ello. Para hacerlo, me basaré en el artículo del Tradicional Witchcraft Forum, DIFERENCIAS ENTRE LA WICCA Y LA BRUJERÍA TRADICIONAL, escrito por uno de sus Administradores y traducido por Arabela Jade en su Blog CONTEMPLANDO EL VACÍO, y después también analizaremos lo que Robin Artisson ha publicado sobre el particular.


FALSO MITO: LA BRUJERÍA ES ANTERIOR A LA WICCA


Nada más empezar a leer este primer artículo en el Tradicional Witchcraft Forum, chocamos contra una realidad que lo hace especialmente incongruente. Comienza diciendo:

“¿Qué es la Brujería Tradicional? La brujería tradicional no es Wicca, la brujería tradicional es el paganismo antiguo. Es la práctica de las creencias pre-wiccanas y pre-cristianas (o al menos tratar de revivir las viejas costumbres). Hay muchas tradiciones dentro de la brujería tradicional, y por tanto, debe señalarse que no todas las tradiciones tienen las mismas creencias o prácticas, pero hay principios básicos, que se siguen.”

Lo primero que llama la atención, es que definan como Brujería Tradicional, lo que no es Wicca. Y es sorprendente, porque como ya sabemos, brujería (wichtcraft), es una palabra compuesta que sin duda alguna significa ‘la práctica de la Wicca’, una etimología constatada , y por lo tanto la frase literalmente traducida, dice que “la práctica tradicional de la Wicca, no es Wicca”. Frente a esta demoledora contradicción, quizá se eche de menos aclarar por qué se saltan etimología, paleografía e historia, reivindicando unos hechos falsos, para impedir que otro Culto trace su pasado.

El problema aquí, en el mejor de los casos, es que han “confundido” los patrones, discutibles o no, de una de sus Corrientes, la Gardneriana, con lo que es la Wicca Histórica, en la presunción que Ésta es una invención moderna, o lo que es peor, nos quieren convencer de la verosimilitud de unos conceptos para-históricos, creados para la ocasión con la idea de diferenciar unas tradiciones de otras, creadas o surgidas todas ellas en la última mitad del siglo pasado en el Reino Unido, pero sin tener en cuenta la misma historia que dicen estar reivindicando. Y es que, no todos los wiccanos son o parten de la corriente Gardneriana, pocos de los Cultos que dicen pertenecer a la Brujería Tradicional parecen cumplir con los requisitos que exigen a los wiccanos, ni la mayoría de ellos son una consecuencia del paganismo antiguo.

Asimismo, Gardner jamás dijo haber constituido algo paralelo, nuevo o diferente de la Brujería, sino continuar con su práctica a raíz de iniciarse en un coven de una de sus Tradiciones, punto. Por lo tanto, la Religión de Gardner es la Brujería Tradicional, su Tradición es la Británica y su línea, en este caso, la que lleva su nombre, cuyo único inconveniente parece estar en los cambios que dijo haber realizado; y como tal debería seguir siendo considerada, en tanto estos cambios o adaptaciones no contraríen el sistema tradicional del que emana.

Se ha creado un falso planteamiento de lo antiguo, para solucionar un conflicto moderno. Como no se podía cambiar el pasado para resolver nuestras diferencias, creamos una nueva manera de entenderlo, que se basa principalmente en aceptar la religiosidad precristiana implícita de las manifestaciones populares, pero alejados de la voluntad explícita de estar participando de una religiosidad precristiana. Y siendo cierto que a nivel social las viejas religiones habían perdido sus formas y nos quedaba solo el fondo, no lo es menos que desde las primeras hasta las últimas persecuciones, siempre han existido personas y grupos que nos han recordado de una forma u otra el sentido de las mismas, perdiendo por el camino, claro, muchas de las claves del lenguaje ancestral que buscan reconstruir desde las propias Tradiciones.

De todas formas, es difícil seguir el planteamiento de este artículo, partiendo de que quienes juzgan y sostienen esta división, prácticamente se han constituido DESPUÉS de haberlo hecho la Tradición Gardneriana, que es contra la que inventan esta diferencia, y además sin apenas seguir ninguna ortopraxis de ese paganismo antiguo del que se revisten. Tiene difícil explicación, convencernos de que lo que se creó más tarde deba considerarse tradicional, esto es, acorde a las reglas pretéritas y continuado en el tiempo, frente a lo que nació antes, cuando por lo que sale de sus propias páginas, lo que practican la mayoría de los Cultos emergidos tras de Gardner, tiene poco que ver con los Cultos Precristianos y en muchos casos ni con los europeos. En cuanto a todas estas corrientes que se autodenominan Brujería Tradicional, habría que preguntar qué sistemas siguen, de qué Tradición pagana o Culto precristiano han establecido sus creencias, bajo qué condiciones o dogmas y qué prácticas les hacen genuinos frente a Gardner y al resto de las Tradiciones Wicca.

Otra cuestión es, pues, saber, si las peculiaridades que definen a los Gardnerianos en cuanto a una Tradición de la Brujería, sean las pertinentes, en virtud de qué lo son y hasta qué extremo la mantienen entre los modelos originales (tradicionales). Pero por lo mismo que hay que aplicar idéntico test al resto de Tradiciones, de las muchas que dicen que hay en la Brujería Tradicional, prácticamente todas menos la Wicca, de tal forma que aquellas que no provengan y sigan líneas religiosas precristianas europeas, nunca deberían ser reconocidas como Brujería, y menos como Tradicional.

Y es justo en este punto, donde nos topamos de nuevo con la Wicca. Siendo la Wicca la práctica religiosa entre los pueblos proto-indoeuropeos, previa, obviamente, al término witchcraft en más de 4000 años, y como dije, la raíz con la que se construirá la palabra witchcraft (WICCE-CRAEFTE), que sepamos una palabra compuesta usada con este significado al menos desde el s. IX e.a., ¿cómo es posible que wicca sea un producto de witchcraft? Dicho más llanamente ¿nació mi padre antes que mi abuelo? Pues esto es, ni más ni menos, lo que llevamos décadas discutiendo…

La evolución lingüística de esta raíz proto-indoeuropea (+ueik*) entre los pueblos de Europa, sostuvo la constante cultual que la caracteriza. Incluso términos como uictima (‘victima’) y uicus (‘aldea’), evocan de una forma u otra la religiosidad intrínseca de la palabra. Tanto es así, que Roma vinculó a los wiccanos (uicani, ‘aldeanos, paisanos’) con aquellos que persistían en mantener sus costumbres religiosas, antes de referirse a éstos finalmente como paganos. Un dato relevante que une los tres términos (uicano, pagano y superstición), lo encontramos en Lactancio, Sobre la muerte de los perseguidores:

“Su madre adoraba a los dioses de las montañas y, dado que era una mujer sobremanera supersticiosa, ofrecía banquetes sacrificiales casi diariamente y así proporcionaba alimento a sus paisanos –uicani-. Los cristianos se abstenían de participar y, mientras ella banqueteaba con los paganos, ellos se entregaban al ayuno y la oración. […]” (la interpolación en negrita es mía).

Y sabiendo que la Wicca es milenaria y que el origen de esta desafección parece venir de cuestionar la ortodoxia de una de sus Tradiciones contemporáneas ¿por qué ese empeño en meter a las demás Tradiciones Wicca en el mismo saco? ¿si se demostrase que cualquiera de los Cultos de la Brujería Tradicional, no realizase o reviviese las practicas del Paganismo antiguo y siguiera formas sincréticas, judeocristianas por ejemplo, diríamos lo mismo que decimos hoy de la Wicca? ¿seguro? ¿Y si alguno de los Cultos más importantes o representativos de la Brujería Tradicional, cayese en los mismos “charcos” que la Wicca Gardneriana, diríamos que TODOS los Cultos de la Brujería Tradicional, no deberían de serlo, por lo mismo que definimos en la Brujería como no-tradicional, todo lo que sea wiccano, porque no entienden que lo sea la Corriente de Gardner?

Si por brujería es como se reconoció a los Cultos Paganos en la Edad Media, si su nombre significa la práctica de la Wicca y si la Wicca es un sistema de creencias ancestral (indoeuropeo), la Vieja Religión de Europa, entonces la Brujería no puede ser de ninguna forma anterior a la Wicca. Y esto es así, por mucho que se esfuercen en marearnos a todos desmintiendo o disfrazando los hechos, e inventen que la Wicca la crea Gardner y que no hay Tradiciones Wicca que no vengan de éste; algo que, por cierto y como es lógico, jamás dijo.

Pensar que Gardner hubiese fundado el Culto de la Brujería, en el que fue iniciado, es absurdo. Cosa diferente, que se tenga por una extensión más a la Corriente que lleva su nombre, en virtud de las adaptaciones o añadidos que hizo, y a partir de ahí, ahora sí, considerar si tales cambios la hacen diferente o incompatible con la Brujería Tradicional. En cualquier caso, hablamos de su Tradición, no de la Wicca. Y hablamos de la Wicca, como antecedente y referencia de la Brujería, no como una consecuencia de esta última, pues la Brujería, repito y no me cansaré de hacerlo, es el nombre por el que se conoce la práctica de la Wicca.

La Práctica de la Wicca (Witchcraft), fue como los cristianos llamaron vulgarmente al Paganismo una vez hubo caído en desuso el latín tras el final del Imperio Romano, imponiéndose las lenguas vernáculas, y comienzan así a utilizarse diferentes nombres, según la lengua local, para referirse a un mismo concepto. Es un hecho indiscutible, que el Cristianismo fue plenamente consciente de que tras desaparecer el Imperio Romano como tal, debían adaptarse:


1.- Sin la hegemonía del Imperio, el latín dejaba de ser una lengua vehicular, relegada a lengua culta y como mucho, transaccional (comercial); en un caso de uso muy limitado y en el otro de conocimiento muy básico.

2.- Sin el respaldo del Imperio, primaba la negociación sobre la coerción para predicar con cierta libertad, y entenderse en la lengua vernácula con quienes no hablaban latín, fue imprescindible.

3.- Sin la traba de un latín que, además, recordaba al sometimiento y opresión del Imperio sobre pueblos subyugados, acosados o aún en liza con Roma, se hizo más accesible el entendimiento, y con la comunicación en lenguas nativas sobre todo de misioneros nativos, el mensajes fue más comprensible.


Y es en este momento, cuando aparece el término witchcraft y en mayor o menor medida sus equivalentes vernáculos, todos ellos utilizados por el Cristianismo, para referirse a lo mismo: las prácticas paganas, léase religiosas precristianas, que subsisten en o entre los pueblos de Europa. Diferentes nombres, para referirse a una sola realidad; una evidencia contrastada en los escritos de Columbano, Elfrico y otros muchos misioneros a lo largo y ancho del Continente. Y es por todo ello, en fin, que no podemos segregar la Brujería de la Wicca, como no podemos ignorar que sin la Wicca, la Brujería es una palabra vacía, sin sentido ni contenido que la describa. Que no nos engañen ni las veces que lo leamos ni una falsa etimología, witchcraft no se puede traducir como el ‘Arte de los Sabios’ o cosa similar, sino como la ‘Práctica de la Wicca’, ni para crear una diferencia donde no existía, dotarla del significado que quiso darle el Cristianismo para tratar de acabar con Ella.


FALSO MITO: LA BRUJERÍA ES UNIVERSAL


Es llamativo, que tratando de oponer la Brujería Tradicional a la Wicca, ni siquiera se haya tenido la prudencia de explicar la diferencia, y de haberla, por qué, de lo que entienden en este artículo por Brujería “Tradicional” y por Brujería “a secas”. Una cuestión que en sí misma ya es bastante complicado de resolver en unas pocas líneas, porque cuando abres la posibilidad a considerar la interpretación de la Brujería, como una descripción de la Brujería, luego cerrar la espita cuando no te gusta lo que lees, no es fácil.

Puesto que contextualizarlo nos llevaría demasiado tiempo y espacio, vamos a saltarnos por esta vez el método, para alcanzar una descripción simple:


▪ Brujería (witchcraft, anglosajón wicce-craefte), es un término compuesto de origen vernáculo (indogermano, del proto-indoeuropeo +ueik– y proto-germánico kraf), usado por los misioneros cristianos en la Baja Edad Media, para referirse a las creencias y prácticas paganas europeas.

▪ Brujería Tradicional, es el nombre por el que identificamos actualmente en el Paganismo, los Cultos de la Brujería que mantienen su referente pagano original, el propio de las Religiones Nativas precristianas europeas.

▪ Brujería no Tradicional, en el Neopaganismo, es el grupo en el que se encuadran todas aquellas personas que independientemente de sus creencias y del origen de las mismas, con o sin base religiosa, practican de forma ecléctica la hechicería y otras técnicas “mágicas” o ritos religiosos.


Así entendido, queda claro que solo caben dos opciones: Brujería o pseudo-Brujería. Y aquí encontramos un nutrido grupo de personas, el más grande y por eso el más consentido, de quienes se identifican con la segunda: todos aquellos que confunden, deliberadamente o no, hechicería con brujería, y utilizan el término Brujería de comodín para titular cualquier tipo de práctica, de cualquier lugar y en cualquier entorno, convirtiéndola en un significado arbitrario con patente de corso, por el cual todo el que no sea wiccano y en cualquier parte, puede situarse bajo el paraguas de la misma. Y conste que no se discute que cada cual siga su propio criterio, ni mucho menos, sino que lo llame como lo que no es o como lo que haya dejado de ser, por su libre interpretación e interpolaciones.

El estigma, viene marcado por la descontextualización y una analogía incorrecta. Siguiendo la estrategia cristiana, se desvincula del contexto que la da sentido (indoeuropeo), con el objeto de desnaturalizarla (acto malvado), mientras la separan de lo religioso (desviación) para que con el tiempo consigan hacer de un oficio de Culto (la Brujería), una técnica “mágica” (la hechicería).

Un Oficio, es la ocupación, cargo, profesión de algún arte o función propia de alguna cosa, lo que encaja perfectamente con la práctica especializada de un Culto. Y Técnica, es la aplicación de un conjunto de conocimientos y recursos adquiridos de una ciencia o arte, un sentido que define perfectamente a la hechicería y lo que conocemos por magia. Así, es natural que en todas las religiones y en ninguna quepa la hechicería, de hecho ni los propios Cultos Abrahámicos son ajenos, y que, por lo tanto, la Hechicería como tal, subyacente en todas las religiones, no sea una religión en sí misma. Sin embargo, la Práctica de la Wicca, la Brujería, es el oficio o ministerio propio de una religión concreta, la que galvanizó el legado prehistórico de lo religioso en Europa, desde los Cultos Indoeuropeos. Y no quito culpa de este lapsus lingue, que es muy fácil errar por tanto tiempo del mal uso de la palabra, que un servidor también caía en ello con el objeto de explicar este proceso histórico, pero no es excusa para no rectificar y poner las cosas en su sitio.

La Hechicería es universal, la Brujería, no. Ambas existen desde el principio de los tiempos, pese a que solo la práctica de la Wicca, la Brujería Tradicional, puede reconocerse como propia de los Cultos Europeos, primero precristianos y después paganos. Por eso, no es cierto que en todos los pueblos existiera la Brujería, como tampoco cabe la Brujería en todas las religiones, porque la Brujería es una religión en sí misma, muy alejada de concebirse como una “técnica”. Pero por lo mismo que no hay nahuales sintoístas, ni brahmanes toltecas, que unos pocos hemos denunciando durante décadas el “para mi” o el “todo vale” del relativismo extemporáneo y que, en definitiva, hacer de la Brujería una “herramienta” universal, es una quimera.

Si como veremos es poco convincente traducir brujo (‘practicante de la Wicca’), como hechicero, y Brujería (‘la práctica de la Wicca’), como Hechicería, menos lo es aceptar Cábala, por ejemplo, como creencia y práctica pagana propia de los Cultos precristianos europeos, y lo vemos a diario ¿verdad?. Máxime, cuando Cábala, etimológicamente, viene del hebreo (qabbala, ‘recibir’), con referencia a la tradición oral que presuntamente recibió Moisés de Yahwéh, en contraposición de la tradición que presuntamente dejó por escrito en la Torá (heb. Torah, ‘mostrar’). Y que como recoge el DLE, viene a ser el “conjunto de doctrinas teosóficas basadas en la Biblia -más acertado decir en todo caso que en el Pentateuco-, que, a través de un método de interpretación y transmitidas por vía de iniciación, pretende revelar a los iniciados doctrinas ocultas acerca de Dios y del mundo.” (la interpolación es mía) 

No voy a entrar a discutir sobre el sentido, el valor o el uso de la Cábala y de sus ramificaciones, porque surge del Judaísmo Monoteísta y de una Doctrina AJENA a los Cultos precristianos y el Paganismo antiguo, nace del misticismo medieval judío (s. XI e.a.) como señala Gershom Sholem, es una creencia post-cristiana y no tiene NADA que ver con la Brujería Tradicional, en absoluto… Y con la Wicca menos, lógicamente. Aunque como es de esperar, no se trata de un ejemplo cogido al azar. Recordemos cómo empezaba el artículo del Traditional Witchcraft Forum: “¿Qué es la Brujería Tradicional? La brujería tradicional no es Wicca, la brujería tradicional es el paganismo antiguo. Es la práctica de las creencias pre-wiccanas y pre-cristianas (o al menos tratar de revivir las viejas costumbres) […]”. Únicamente quiero puntualizar que hay límites que no sólo ponemos los Celtíberos, y que no perdamos el Norte sobre todo cuando abordemos la ortopraxis de los demás.


FALSO MITO: HECHICERÍA Y BRUJERÍA SON SINÓNIMOS

Siguiendo el hilo anterior, aquí nos encontramos con otro pronunciamiento que no puede ser correcto, puesto que la etimología dice todo lo contrario y el propio sentido que se le reconoce a la Brujería Tradicional en artículo de referencia, se encarga por sí solo de desmentirlo. Si, como dice, la Brujería Tradicional es “el paganismo antiguo” (sic), no puede contener ni contemplar más creencias, prácticas y tradiciones religiosas (Cultos) que las concernientes a este ámbito (precristiano y religioso). De hecho, antes que descartar a la Wicca como Brujería Tradicional, sería mejor considerar la adscripción de todos aquellos Cultos y personas que hoy afirman pertenecer a la Brujería Tradicional, que sabemos que no cumplen, ni de lejos, con esta expectativa. Es probable que nos encontremos con que hay más de un problema, para ajustarse al requisito principal que se exigen a las demás Tradiciones, en la práctica sólo a las wiccanas, de que “la brujería tradicional es el paganismo antiguo. Es la práctica de las creencias pre-wiccanas y pre-cristianas (o al menos tratar de revivir las viejas costumbres)”.

Bueno, dejemos a un lado eso de que para pertenecer a la Brujería Tradicional se han de seguir las prácticas “pre-wiccanas”, puesto que es un pronunciamiento hecho como consecuencia de una disputa local y contemporánea y al margen de todo rigor histórico, no nos cansaremos de decirlo, que surge como consecuencia de las diferencias sobre todo personales, de quienes representaban -o decían hacerlo- diferentes Cultos locales de la Brujería, principalmente en Inglaterra, luego EEUU, a partir de mediados los años 60 del siglo pasado. Al definir estos otros Cultos a la Corriente Gardneriana como Wicca, en vez de ceñir su crítica hacia el Culto de Gardner, lo hicieron contra la Wicca en sí misma, alegando que estaba fuera de la ortodoxia tradicional por implementar Cábala y ritos esotéricos de corte moderno, y que, por lo tanto, las prácticas de los Cultos que lo criticaban, eran “pre-wiccanas” (lo correcto en todo caso, hubiera sido decir «pre-Gardnerianas»). Pero al hacerlo, dieron de lado la historicidad de la Wicca, que se remonta a los Cultos proto-Indoeuropeos, y a la continuidad de la Wicca que se recoge en la palabra vernácula utilizada durante la Era de las Persecuciones, para referirse a las prácticas paganas (witchcraft), y no fueron conscientes o no le dieron importancia a que en un contexto riguroso, esto no tiene ningún sentido.

A un nivel histórico, de lo poco que tenemos claro es que wicca es un término religioso de origen proto-indoeuropeo referido al Culto, presente en la raíz de diferentes palabras de las lenguas-madre europeas con un sentido predominantemente cultual, y que cuando los cristianos usaron las lenguas vernáculas para condenar las creencias y prácticas de las religiones precristianas, tras el desmoronamiento del Imperio Romano, volvieron a utilizarla para hacer entender al pueblo que se referían a estas religiones y a quienes las practicaban. Por lo tanto, eso de reducirla a las conjeturas de una persona habilidosa para mezclar de aquí y de allá su conocimiento sobre ritos antiguos y fórmulas modernas, más que empobrecer el concepto, nos sitúa fuera de la realidad.

Por otra parte, antes de conjugar estas prácticas y contrastarlas con lo que sabemos del pasado cultual de los pueblos precristianos, y por muy incómodo que nos resulte, estamos obligados a trazar un mínimo de líneas o topes, que nos evite salirnos del ámbito apropiado.

Las religiones precristianas, y la Brujería es su último exponente, significaron para sus sociedades un rasgo identitario, por supuesto que también íntimo, pero no individual. De hecho, de haber sido así, ningún Culto precristiano hubiese tenido algún eco histórico o sobrevivido a la muerte de su practicante. El problema está, una vez más, en no atender al uso correcto del lenguaje. Y es que una cosa es la religión, el concepto de creencias comunes sobre lo trascendente de un colectivo, y otra el tipo de Culto que se le profese, las prácticas que estructuran esa religión. Pero como deberíamos saber diferenciar, dentro de un Culto, la profesión de fe (creyente), de aquellos que además se especializan en su práctica (sacerdote), con la intención de conocer y transmitir la Tradición. De esta forma:


1°.- Ninguna religión precristiana se concibió para que su Culto fuese individual, sino para que su práctica fuese principalmente pública y familiar, además, claro, de tener su devoción privada, puesto que lo religioso se concibió sobre todo de propiedad, luego singularidad, comunitaria.

2°.- Jamás ha existido un solo Culto precristiano, que estableciese unos ritos abiertos a que cualquiera pudiese modificarlos, siendo que, al contrario, se disciplinaban en seguir de forma escrupulosa las fórmulas rituales (tradición).

3°.- No se conoce de un solo Culto, que dispusiera por activa o pasiva, que sus fieles tuviesen la libertad de mezclar, poner y quitar a su criterio Dioses, ritos y creencias con otros diferentes, sino todo lo contrario, siendo las creencias y prácticas religiosas las más difíciles de aculturizar, precisamente por la resistencia a modificarlas o sustituirlas (superstición).

4.- Todas las religiones del Paganismo Antiguo son politeístas, ni son monoteístas, ni duoteístas, ateístas o agnósticas. Desde las más simples a las más sofisticadas, contemplan una teología o Daemonología múltiple.

5.- Todo Culto precristiano, contó con una serie de reglas y preceptos de obligado cumplimiento para sus fieles, de tal forma que su incumplimiento acarreaba sanciones que podían variar desde amonestaciones, pasando por la exclusión de los ritos, hasta la muerte del infractor.


Y estos principios no pueden ser sostenidos por una Hechicería que no es ni se ha considerado nunca a sí misma como religión, ni siquiera  en la patria de Ericto. Efectivamente, no hubo jamás hechiceras más afamadas por los versos latinos, que las mal llamadas Brujas de Tesalia. Y digo antes bien hechiceras que no brujas, porque eso es lo que demuestran los hechos, por encima de los intereses que cada cual tenga en ocultarlos. Primero, porque la fama seguramente inmerecida que alcanzaron, no es más que la hipérbole de poetas ilustres, como Lucano o Apuleyo; segundo, porque lo dejan muy claro los textos que lo relatan; y tercero y último, porque sus contemporáneos no cayeron en nuestro error de confundir “magia” con religión.

La prueba de esto, está, como digo, en los propios relatos. Así, en la Farsalia del poeta cordobés, se recoge y recalca la actitud sacrílega de Pompeyo, que con la intención de saber el resultado de su contienda contra Cesar, no duda en requerir los servicios de una hechicera de Tesalia, antes que apoyarse en los augurios y oráculos religiosos: “Descreído y sacrílego, no Ie pasó por Ias mientes ir a consultar ni los altares de Apolo, venerado en Ia isla de Delfos, ni Ia respuesta de Júpiter en eI Epiro, ni examinó Ias entrañas palpitantes de Ias víctimas ofrecidas en sacrificio, ni observó el vuelo de Ias aves, ni Ia dirección del rayo en Ia tormenta, ni el curso de los astros; en una palabra, todos estos rituales, prescritos y bendecidos, los despreció alevosamente. Con increíble audacia se lanzó a una aventura que era diametralmente contraria a Ia voluntad de los dioses. Con estos detalles nos pinta Lucano al cobarde y sacrílego Sexto Pompeyo. Sin embargo él pone toda su confianza y cree con fe ciega en el vaticinio que Ie van a hacer las Brujas de Tesalia. Y se decide a consultarlas.” 

No cabe duda, que aquí Lucano enfrenta, como digo, la actitud piadosa (religiosa) de Cesar, frente a la impía (anti-religiosa) en la figura de Pompeyo, demostrando que para la mentalidad antigua, las prácticas hechiceriles, si bien igualmente adivinatorias, no eran religiosas.

El mismo Arredondo, en su trabajo, aporta dos evidencias más: que ser hechicero no tiene nada que ver con el sacerdocio, y que las prácticas de estas mujeres son las propias de la Hechicería (maléficas, en concreto venéficas, y sortílegas), como explicaré más adelante.

“ … A renglón seguido refiere el inexplicable y maligno poder de las hechiceras de Tesalia; sobre todo, los efectos prodigiosos de las pócimas por ellas confeccionadas y su lenguaje misterioso y enigmático… El poeta atribuye esta mágica influencia a las curiosas e innumerables yerbas ponzoñosas, que abundan y crecen en aquellos siniestros parajes, y que tal vez ocultan en sus hojas y en sus flores un poder secreto, incluso contra las divinidades del cieIo…” 

El Paganismo, sitúa en el mapa y en el tiempo la expresión religiosa de los Cultos precristianos durante la Era de las Persecuciones, particularmente durante la Edad Media, y con el término de Brujería sobrevivió hasta la Edad Moderna. Es la religiosidad de las Confesiones anteriores al Cristianismo, durante el predominio del Cristianismo como religión exclusiva. Y religión fue un concepto plural de Culto, antagónico a lo individual o “a la carta”. Otra cosa muy diferente, como apuntábamos, es que dentro de cualquier religión, los Cultos exijan un proceso iniciático singular (hermético, mistérico), para quienes se especializan en su práctica (iniciados, sacerdotes).

Por lo tanto, aquellos Cultos que no se ciñan a estos principios básicos, no pueden pertenecer a la Brujería Tradicional. Todo un inconveniente, pues con sus reglas en la mano, la gran mayoría de los que dicen serlo, no deberían estar, siendo un foso insalvable para la Hechicería, porque no tiene nada que ver con lo religioso más allá de ser la materia prima de la que vive. Decir que ambos términos son sinónimos, es aceptar que la Hechicería fuera una religión en sí misma, una equiparación imposible.


▪ FALSO MITO: LA HECHICERÍA ES UNA FORMA DE BRUJERÍA


Y esta apreciación, tiene todo el sentido, porque la Brujería no fue confundida con la hechicería, hasta que así lo decretó el Cristianismo. En la Roma precristiana siempre hubo fatídicos, maléficos y sortilegos, la traducción moderna es adivinos, hechiceros, sin que jamás se haya confundido el CULTUS DEORUM con la Hechicería ¿Por qué? ¿hay algún pagano que diga del Cultus Deorum, que es Brujería, en el falso contexto actual que damos a esta palabra, porque practicaban la magia? Es más, el Cristianismo tildó de sortílegos y maléficos a los sacerdotes del Culto Romano, sin que nadie con dos dedos de frente, nunca haya defendido que hubiesen sido la misma cosa… ¿y por qué iba a ser hechicería la práctica y creencias paganas, que es el sentido original de Brujería? ¿lo fue quizá el DODECATEÍSMO? todo lo contrario que hacemos nosotros, con los Cultos no-clásicos, los “otros” Cultos Nativos Europeos.

Casi la totalidad de los epítetos cultos tardomedievales para señalar la Brujería, pasan por el latín, no me cabe duda que a través del Cristianismo y confundiendo adrede las habilidades “mágicas” inherentes al sacerdocio pagano, con las facultades “mágicas” de sanadores, adivinos, etc., estos últimos, personajes residuales de la religiosidad, pero marginales en cuanto a lo religioso (los términos residual y marginal son descriptivos, no peyorativos), de los que hay innumerables testimonios escritos.

ORIGINAL: “Et primo de falsa opinione credentium illas maleficas et sortílegas mulierculas que ut plurimum vigent in regione basconica ad septentrionalem partem montium pirineorum que vulgariter broxe nuncupatur posse transferri de loco in locum per reales mutationes. Nam (re) vera ut habent XXVI q. v. episcopi ex concilio Aquiren.tales persone non transferuntur a demone localiter in loca in quibus dicunt se fuisse: credentes cum Diana vel Herodiade nocturnas horis equitare: vel se in alias creaturas transformare. Sed ipse Sathanas cum mentem uniusque mulieris similis ceperit et hanc per infidelitates sibi subiugaverit illico transformat se in diversarum formarum spes et similitudines creaturarum, representat fantasie dormientis quem huiusmodi superstitione sequit. Et mentem quam captivam tenet in somnis deludens: modo per leta, modo per tristia imaginarle solum deducit non veraciter: et cum hoc sola anima patiatur infidelis hec non in animo, sed in corpore evenire opinatur. Unde quedam muliercule inservientes Sathane demonum illusionibus seducte credunt et profitentur nocturnis horis cum Diana paganorum dea vel Venere in magna mulierum multitudine equitare: alia nephanda agere: puta parvulos a lacte matris avellere: assare et comedere: domos per caminos seu fenestras intrare et habitantes variis modis inequitare. Que omnia et consimilia solum fantastice accidunt eis.» 

TRADUCCIÓN: “Es falsa la opinión de los que creen que tales mujerzuelas maléficas, que tanto abundan en la región de los bascones, parte septentrional de los montes Pirineos, y que vulgarmente se llaman brujas, puedan viajar de lugar en lugar realmente. Pues como reza el Canon Episcopi, tales personas no son llevadas por el demonio localmente a los sitios, donde dicen que estuvieron. Creen además que han cabalgado en esas horas nocturnas con Diana y Herodías, y que se transformaron en otros seres. “Pero es el mismo Satanás, el que se apodera de la mente de la mujer, la domina, y prontamente la cuitada cree transformarse en otra especie, cambiando su forma, y semejando otras criaturas, pero todo son fantasías y sueños: superstición, en suma. Engaña a la mente que tiene cautiva en sueños  tristes o alegres, pero siempre imaginativos, que los sueños, sueños son. Nunca se trata de realidades, pero aunque esta situación afecte sólo al ánimo inestable, ella piensa que todo le sucede en su cuerpo. De aquí que algunas mujercillas, servidoras de Satanás, seducidas por las ilusiones de los diablos, creen y confiesan que en sus horas nocturnas cabalgan con Diana, diosa de los paganos, o con Venus, en compañía de una gran multitud de mujeres. Creen además que ejecutan otras acciones nefandas, arrancan a los rorros de la teta de sus madres, los asan y los comen; entran en las casas por las ventanas o chimeneas, y turban a sus moradores de distintas maneras. Todo esto, y cosas similares, sólo les sucede en su fantasís.”

La traducción cristianizada de maléfica es la de ‘bruja’, si bien a veces se utiliza por separado e incluso como especialidad (“brujas, maléficas…”, o “brujas maléficas, brujas sortílegas…”), pero como ya sabemos y veremos mejor, brujo no tiene el mismo significado. Yendo más atrás, en las Guerras Celtibéricas, leemos que, efectivamente, esta igualación es de todo punto artificiosa y premeditada. Después de estrepitosas derrotas y el fracaso del asedio que Roma infligió a los Celtíberos durante años en Numancia, el Senado decide encargar la campaña al mayor estratega con el que contaban en aquél tiempo, Escipión el Africano, héroe de Roma y destructor de Cartago. Nada más llegar, se encontró un ejército desmotivado, cansado y dejado a banales entretenimientos para olvidarse o protegerse de los horrores de una guerra que llevaba años de continuas batallas y escaramuzas sin ver su final. El relato que hace Apiano, es esclarecedor:

«A su llegada expulsó a todos los mercaderes, prostitutas, magos y adivinos, a quienes se habían entregado los soldados, desmoralizados por tal cantidad de derrotas, y en lo sucesivo prohibió  la introducción de todo lo superfluo en la vida castrense, así como la práctica de sacrificios adivinatorios. […]” 

Léase que no habla de sacerdotes celtíberos ni de ninguna otra religión, sino de adivinos y “magos” que ofrecen sus servicios a los legionarios romanos. No hay confusión en este texto, se habla de indígenas que atienden las necesidades de los militares acampados, de muy diferentes formas, de entre las que destacan mancias, hechizos y sin duda los elementos apotropaicos habituales, como sacrificios adivinatorios, amuletos y talismanes. Y sin embargo, los clásicos supieron diferenciar el carácter mágico del estrictamente religioso, dejando infinidad de ejemplos más ¿Por qué nosotros somos incapaces de hacerlo, cuando además decimos hablar en representación de aquellos?

Es evidente que hubo un embarullamiento intencionado de funciones y atribuciones por parte del Cristianismo, que aprovecharon haber convertido en proscritos los cleros precristianos para pervertir el sentido de sus cualidades e ir confundiendo a unas sociedades ya desprovistas de capacidad crítica: «Por lo que respecta a los cultos paganos se vieron abocados a la privatización o el ocultamiento. Así la destrucción de edificios paganos generó a su vez la posterior caza de brujas y de magos que en otras circunstancias, al menos una parte de ellos, no hubieran pasado de ser considerados como simples ejecutores de ritos paganos..» 

Para entender este proceso, debemos partir una vez más de la etimología. Hechizo, viene del latín facticius, ‘artificial, hecho por el hombre, artesanal’, del verbo facere, ‘hacer’, término moderno que pasó al portugués feitiço, con el mismo significado. “A partir del participio pasivo de hacer, ‘hecho’, se formó la palabra hechizo en español hacia fines del siglo XV, como ‘artificio supersticioso de que se valen los hechiceros’, según definía el Diccionario español-latino (1495), de Antonio de Nebrija. Hechicero, palabra también formada a partir de ‘hacer’, ya aparecía registrada en nuestra lengua desde Calila y Dimna, un libro de cuentos anónimo traducido del árabe por iniciativa de Alfonso X. Hechicero y hechizo pasaron al portugués como feiticeiro y feitiço. Esta segunda palabra portuguesa llegó luego al francés como fetiche; más tarde, al inglés como fetish. En ambas lenguas denomina objetos de hechicería africana, tales como amuletos y talismanes, y finalmente, reingresó al castellano con este significado, bajo la nueva forma fetiche.”  También relacionada, con ‘la acción de ejercer un maleficio contra alguien’. Para un estudio más detallado de esta palabra, véase Eva Lara Arbeloa, HECHICERAS Y BRUJAS EN LA LITERATURA ESPAÑOLA DE LOS SIGLOS DE ORO.

Tenemos los términos de viejo cuño que terminarían por adscribirse al común de hechicero, que como adelantaba, son los de fatídico, maléfico y sortílego, los que por iniciativa cristiana han acabado confundiéndose con el de sacerdote o devoto de los Cultos precristianos (brujo), con la intención de eclipsar su cualidad religiosa en beneficio de unas facultades que en malas manos supondría un peligro para la sociedad… y la Iglesia se encargaría de promocionarlo. Una jugada maestra que incluso a día de hoy, nos tiene a los paganos enfrascados en discusiones bizantinas.

Fatídico, del latín fatidicus. “Se aplica este adjetivo a cosas y a personas que anuncian desgracias, pero la palabra latina de la que proviene, fatidicus, era un sustantivo que usaban Virgilio y Plinio para referirse a aquellos que afirmaban poder predecir el futuro. Fatidicus se formó a partir de fatum ‘hado’, ‘destino’ y dicere ‘decir’. Las primeras noticias que tenemos del uso de fatídico en castellano datan del siglo XV, siempre con el sentido actual, como en este trecho de El infamador (1578), de Juan de la Cueva: Con prósperas señales de fatídico agüero se nos demuestra el cielo generoso en ocasiones tales, si en esto es verdadero el disponer del Hado venturoso.”  Sería más correcto usar el término de fatídico o sortílego antes que adivino con quienes predicen profesionalmente el porvenir, puesto que adivino, viene a significar ‘presagiar, profetizar, inspirado por los Dioses’, entroncando con otra categoría de mancia.

Maléfico es, sin duda, la palabra más relacionada con la hechicería y por desgracia atribuida al brujo, cosa evidente, como veremos, por ser una de las cualidades más peligrosa. Derivada del latín maleficus, male-facere, ‘hacer el mal, hacer daño’, característico de las personas que se especializan en el manejo de venenos (venenum, ‘poción mágica’, de ahí venefico, ‘que produce veneno, que tiene carácter tóxico’), encantamientos (fascinum), maldiciones (maledictio) y conjuros (coniurāre), trato con malos espíritus, etc., todo lo relativo con el estereotipo de bruja medieval, que desde muy temprano interesó a los mayores apologetas cristianos, con la clara intención de vincular esta palabra directamente con las religiones paganas y no con algunas personas concretas. Como leemos en el DU CANGE ET AL., GLOSSARIUM MEDIÆ ET INFIMÆ LATINITATIS:

“MALEFICUS. Incantator, divinus, mathematicus, magus. S. Hieronym. in cap. 27. Hierem.: Maleficos, quos vel veneficos possumus appellare, vel dæmonum phantasmatibus servientes.” 

Sortílego, en origen, del latín sortiarius, variante de sortilĕgus, de sortes, ‘instrumentos para la adivinación’, llanamente ‘echador de suertes’, palabra que daría el francés sorcier, y de éste el vasco sorgina.Palabra radicalmente separada de augur (augurio) y auspiciador (auspicio), términos netamente religiosos, que ya en la Roma arcaica tuvieron un sentido institucional.

Todas estas atribuciones, referidas desde antiguo juntas o por separado a personas ajenas a los Sistemas religiosos tradicionales, no se rigen por un patrón concreto, sino por su propia idiosincrasia, cohabitando en cualquier religión o sociedad; en definitiva, lo que venimos definiendo como Hechicería. En el mundo pagano, el hechicero era temido en la sociedad y vigilado por la justicia, pero porque no se regía por más valores que los propios, mientras que iniciados y sacerdotes aún cuando manejasen las mismas técnicas y potenciasen idénticas cualidades, vivían una disciplina que les alejaba del uso indiscriminado de las mismas. Por ejemplo, un médico (sacerdote o persona especializada y reconocida por el pueblo para ese fin) tenía capacidad para sanar o dañar utilizando según qué elementos, desconocidos para la mayoría de sus convecinos, pero su código deontológico y ético le exigía someterse a una disciplina enfocada en curar o paliar las dolencias de sus congéneres, empero, un curandero (persona que aprende o actúa por libre) que usase sus conocimientos para dañar, dispondría de un amplio abanico de medios para hacerlo sin control alguno. De ahí que tener acceso a tales conocimientos, supusiese una gran responsabilidad y supervisión, o en caso contrario estuviese en una posición delicada frente a la comunidad. No olvidemos que el conocimiento y uso de venenos por parte de personas sin escrúpulos, fue un verdadero problema en todas las sociedades antiguas.

El Cristianismo lo tuvo claro, solo necesitaba abolir las viejas religiones, para dejar en entredicho a sus iniciados y culparles después de todos los males. La tergiversación y falacias, desde el poder y control de la información, hicieron el resto. ¿Identificaron por todo esto los paganos a sus sacerdotes, con envenenadores, conjuradores o sortílegos? ¡Desde luego que no! Esta conjetura sólo la mantenemos el Cristianismo, nosotros y los académicos que aún no han pasado de siglo.

Por todo lo anterior, creo que es evidente que brujos y hechiceros no fueron caras de una misma moneda, sino aspectos diferentes de supuestos distintos, como mucho, caminos paralelos que el Cristianismo recicló en su beneficio como uno solo, para extirpar la cohesión religiosa de un pueblo, que se resistía a modificar sus costumbres y creencias, de tal forma, que la Iglesia al final se vio obligada a incorporarlas a su propio ritual. Una vitoria pírrica en realidad la nuestra, pues nos ha costado perder una buena parte del fondo, el sentido de aquella simbología que los Cultos Tradicionales procuramos recuperar, a pesar de una Comunidad Pagana aún absorta y creída en la campaña cristiana de desnaturalización de la Brujería.

Aunque dicho todo lo anterior así, sin paños calientes, para una gran mayoría de personas quizá pueda parecer que nuestro análisis parta de condiciones demasiado contundentes, no lo es menos soportar las consecuencias del entramado para-histórico que se ha ido construyendo por nuestra pasividad, connivencia y sobre todo a nuestra costa, en torno a la Historia de la Brujería.

Y nada mejor para corresponder, que contrastar lo que afirman que practican estas Tradiciones que se reconocen como Brujería Tradicional, con las prácticas de los Cultos precristianos, para evaluar si, efectivamente, cumplen como dicen con los parámetros que exigen a los demás. Para este propósito, vamos a tomar como ejemplo algunas de las más populares y hacer una pequeña valoración de los patrones cultuales de estas Tradiciones: Cultus Sabatti, Brujería del Cerco, Anderson Feri, Clan de Tubal-Cain o Brujería en la Cocina…

Evidentemente, obviamos los testimonios personales de todos aquellos que declaran ser brujos porque así lo entienden y deciden, puesto que, como digo, la Brujería no es una declaración de intenciones, en todo caso una profesión de fe consolidada por unas creencias y prácticas comunes, verificables y contrastadas a lo largo de nuestra historia.

Antes de comenzar a exponer resumidamente las prácticas y doctrinas de los Cultos que se catalogan como Brujería Tradicional, en aquellos aspectos que afecte la presunción de que sean una consecuencia o continuación legítima de los Cultos precristianos y el Paganismo antiguo Europeo, quiero adelantar que los datos de los que me he válido, son de fuentes documentales de estos mismos Cultos y practicantes, sin que por mi parte se haya puesto o quitado ni una coma de lo que dicen y explican en sus comentarios, páginas y escritos, que transcribo tal cual.

Cuando tratamos la Brujería en su contexto histórico, no lo podemos hacer solo desde nuestra creencia personal, sino partiendo de los hechos y evidencias que puedan proporcionarnos datos fiables que demuestren o no tal o cual rasgo identitario. En este sentido, lo que yo crea u opine carece de interés en tanto no pueda argumentarlo o demostrarse, un principio que si fuésemos conscientes de la necesidad que dirija nuestros escritos o debates, nos evitaría decir y leer las barbaridades que vemos y oímos a diario. Y si hemos podido establecer una serie de criterios comunes que describen a la Brujería y que sabemos se pueden sustentar en el pasado, qué mejor cosa que contrastarlos y confirmar que sean unas bases homogéneas por las que regirnos TODOS.

Decíamos en la segunda parte de este trabajo, que estando de acuerdo con la exigencia de que las Tradiciones de la Brujería deben estar constituidas, por los patrones religiosos de quienes se supone proceden, y que las señas identitarias recogidas en el artículo del Traditional Witchcraft Forum coinciden con el planteamiento histórico que defendemos (tener como referencia y raíz los Cultos precristianos y el Paganismo antiguo), no tiene sentido, sin embargo, considerar como principio que es tradicional lo que no sea wiccano, que es poco más o menos lo que se está haciendo. Y no lo tiene, porque en vez de afirmarnos en nuestros propios valores, nos escondemos tras un presunto demérito ajeno. Y es que después de declarar haber heredado el patrimonio religioso precristiano europeo, las únicas razones para auto-definirse que se repiten en todas sus páginas y que hace homogéneos a estos Cultos, son:

1.- Que la Wicca no pertenece a la Brujería Tradicional. En realidad, es la única afirmación (sintácticamente) correcta: la Wicca no puede pertenecer a la Brujería Tradicional, porque es la Brujería Tradicional la que pertenece a la Wicca. Más claro: no pertenezco a mi brazo, porque mi brazo me pertenece a mi… Que la Wicca debe considerarse previa y motivo de que exista la Brujería, es lo correcto, pero si por los motivos que sean queremos ceñirnos a la terminología medieval, lo justo, lo mínimo es considerar a la Wicca como Brujería Tradicional.

Dicho esto, tengamos claro que una definición de cualquier cosa, no necesita contener lo que no sea otra cosa para comprenderse. En el hipotético caso que, efectivamente, la Wicca no fuese Brujería Tradicional, que lo es, no explicaría qué es la Brujería Tradicional, por lo tanto comenzar por ahí, lo que describe es una fijación, por lo plural endémica y por lo recurrente, obsesiva, por desvincularnos de quienes creemos no representan nuestros valores, o mejor decir coartan que podamos hacer lo que nos de la gana, sin dar cuentas ni seguir ningún patrón, como veremos, y es probable que en el fondo manifieste un desconocimiento o incapacidad para definir lo que somos, sin que suene a nuevo o inventado.

2.- Que la Brujería no es una religión. Decir que no sea exactamente religiosa la práctica de una religión, que es lo que se afirma desde estos Cultos, más que un rasgo identitario es una consecuencia de la incompleta formación histórica o crítica que padecemos. Una opinión contradictoria ésta, pues compararnos con los rasgos religiosos de una religión (Cristianismo), para definirnos en relación a ella (precristianos), sólo se explica desde otra religión. Si como sabemos, el Cristianismo es una religión, y con esto no creo que nadie tenga dudas o ponga reparos, y consideramos que la Brujería es hechicería y no una religión, sería absurdo hablar de creencias precristianas (religiosas), y lo correcto hubiese sido hacerlo de hechicería precristiana. Lo contrario, sería admitir que las viejas costumbres populares de los Cultos paganos, no fueron sus ritos y fiestas religiosas, sino hacer pócimas y hechizos, no se si entonces de manera comunal en las plazas de los pueblos… a este esperpento hemos llegado.

No interesa, que Cultos y fieles precristianos definiesen la Brujería como práctica religiosa, o que los mismísimos cristianos lo confirmasen después y durante siglos, no, como la Iglesia Católica decidió alterar finalmente el significado para desvincular prácticas y tradiciones precristianas de lo religioso, y el mundo académico, sometido a ésta, aceptó por comodidad y porque no había quien pudiese argumentar en contrario, que era una terminología al uso, hoy, aunque se haya impuesto un revisionismo que está devolviéndola su descripción real, los paganos acomodados a este anacronismo, siguen sosteniendolo.

Será por esto que anticipaba ya abiertamente Eliade, que ‎”la «caza de brujas» perseguía la liquidación de las últimas supervivencias del «paganismo», es decir, en esencia, de los cultos de la fecundidad y los argumentos iniciáticos. El resultado de todo ello fue el empobrecimiento de la religiosidad popular y, en determinadas zonas, la decadencia de las sociedades rurales.”  Véase que no dice “de las últimas supervivencias de la (magia)”… “en esencia, de los (conjuros) y los argumentos (mánticos)”… “el empobrecimiento de la (hechicería rural)”, ni cosas por el estilo, sino que señala directamente a la Brujería como reminiscencia de los Cultos RELIGIOSOS precristianos.

3.- Que la Brujería es universal. Que la Brujería sea universal y por lo tanto que esté latente en todas las culturas del planeta, no puede ser una cuestión de opinión, sino de certeza. Porque aún cuando lo religioso sea universal, y que las técnicas mágico-religiosas también lo sean, luego las formas, las creencias y los medios aunque basados en fondos comunes, no lo son tanto o en absoluto; sería como afirmar que el Zoroastrismo es inherente o natural a todos los pueblos del planeta ¿por qué no?. Otra cuestión, es que el academicismo haya abusado durante demasiado tiempo de la interpretatio christiana, lo que no significa ignorar sus correcciones posteriores y actuales, que las hay, en lo relativo a diferenciar hechicería de brujería.

Podríamos explicar este uso inadecuado, utilizando el ejemplo a la inversa. Ya que hasta ahora nos hemos estado prevaliendo como norma, del retorcimiento o desvirtuación del sentido de las palabras que el Cristianismo impuso al lenguaje religioso, hagamos lo contrario, esto es, expliquemos ahora el Cristianismo desde la perspectiva intelectual pagana, que la hubo durante el tiempo que duró la libertad para poder criticarlo, y analicemos si efectivamente lo describe.

Como sabemos, el Cristianismo es una corriente herética del judaísmo, que tomando como base la mitología, escatología y épica hebreas, congregó en torno a la vida y muerte de la figura mitificada de un rabí galileo de sangre real (Yeshuah), relacionado con las sectas apocalípticas judías de la época, un grupo heterogéneo de fieles que con objeto de perpetuarse y medrar, abrieron su fe al eclecticismo para adoptar aquellas creencias, fórmulas y prácticas de las religiones de los pueblos adyacentes (Egipto, Grecia, Roma, etc.), que pudiese “competir” con otras teologías para ser aceptada y atraer seguidores. Básicamente, contaba con un legado, el Tanaj, luego Antiguo Testamento, que incluye los relatos, tradiciones pseudohistóricas y proféticas del pueblo judío y unas leyes arcaicas de vida, que tras la muerte de Yeshuah se sintetizaron a su filosofía, recogida en unos escritos (Evangelios, Hechos de los Apóstoles y Apocalipsis) llamados Nuevo Testamento. Ambos volúmenes, dieron lo que conocemos por La Biblia (el Libro), texto sagrado del Cristianismo.

Hasta ahora, lo que mejor sabemos es lo que el Cristianismo ha dicho sobre todas las religiones coetáneas, en especial de las nativas de los pueblos afectados por su proselitismo. Pero los pensadores de esos pueblos, también tuvieron y dieron una opinión sobre el Cristianismo, que si este último no hubiese llegado a imponerse y censurarlo todo, hoy en día utilizaríamos lo mismo que hemos hecho a la inversa. De lo poquísimo que escapó de las hogueras cristianas, tenemos algunos fragmentos de obras como el DISCURSO VERAZ de Celso (s. II e.a.), buen conocedor del Judaísmo y el Cristianismo, que identificó a los cristianos como secta “diabólica”, de forma muy similar a lo que éstos dijeron después del Culto de la Brujería. Su líder (Yeshuah), no fue sino un “mago” que aprendió sus conocimientos en Egipto, y sus adláteres meros hechiceros, que cuando no de manera fraudulenta, fue con ayuda de conjuros y Demonios que obraron sus presuntas maravillas (milagros) y poder de persuasión, engatusando a esclavos, iletrados e ignorantes para su causa:

“… ellos mantienen reuniones secretas e ilícitas para enseñar y practicar sus doctrinas. Se unen entre sí por un compromiso más sagrado que un juramento y así quedan confabulados para conspirar con más seguridad contra las leyes y así resistir más fácilmente a los peligros y a los suplicios que les amenazan.” Nos suena a todos ¿verdad? Pero dice más: “El poder que parecen poseer los cristianos les viene de la invocación de nombres misteriosos y de la invocación a ciertos «dáimones» o espíritus (a los que algunos llaman demonios). Fue por magia por lo que su Maestro realizó todo lo que parece espantoso o de maravillar en sus acciones […]” 

¿Debemos detetminar entonces, que el Cristianismo sea una secta de hechiceros o de farsantes, que con apoyo de conjuros e invocación de Demonios pretende embaucar y atraer a la gente? ¿serán “cristianerías” lo que hacen en cualquier parte del mundo, quienes conjuran e invocan a los Demonios? ¿y si esta interpretación culta y socialmente aceptada en su tiempo, sabemos que estuvo equivocada, con qué derecho decimos ahora, basándonos en la interpretación que hizo el Cristianismo de la Brujería con el ánimo indisimulado de desvirtuarla, que ésta sí que es descriptiva? Lo peor de todo, es que la Comunidad Pagana se ha “tragado” este bulo durante décadas sin rechistar, incluso por encima de la razón y los hechos.

Estos dejes, la falta de conocimientos o la mala interpretación de los datos y quizá no querer verlo, da lugar a paradojas tan surrealistas, como que una Tradición religiosa reconstruccionista y entroncada con la Brujería Tradicional Ibérica, como la Celtíbera, por ser wiccana no estaría reconocida por una parte de la Comunidad pagana como Brujería Tradicional, y por no venir de Gardner, tampoco como Wicca Tradicional -no es que necesite que terceros le reconozcan nada, pero no deja de ser paradójico-, y sin embargo tradiciones que ni son ni se consideran religiosas, de carácter ecléctico, que mezclan cábala, esoterismo y magia ceremonial moderna con Dioses y prácticas paganas y cristianas y hechiceria renacentista, se tienen por legado o consecuencia de religiones precristianas (Brujería Tradicional). Vamos, se dicen, que tú (gardneriano) y yo (brujo) venimos del mismo lugar (Tradición), pero como yo mezclo igual que tú, sólo yo tengo derecho a decir que vengo de allí, y los que no son como yo (brujos tradicionales), no pueden venir de allí si no es a través de ti (wiccanos gardnerianos)…

Y puesto que son estos Cultos, quienes con buen criterio explican que el rechazo en este caso a la Wicca viene porque no procede -repito- de los Cultos originales, los ha “corrompido” o se ha desviado de ellos, es justo que entremos a valorar si, efectivamente, todos los Cultos que discriminan por “herética” a la Wicca, cumplen con lo que predican, pues como bien recuerda nuestro refranero, no hay predicador como Fray Ejemplo. Porque como es lógico, cualquier Culto que tenga en su Sistema de Creencias, prácticas eclécticas judeocristianas y fórmulas rituales modernas, no puede ser considerado Brujería Tradicional, tal y como nos recuerdan desde la misma Brujería Tradicional ¿Y si no se es wiccano, sí que se puede? Veamos…

En este sentido, lo que vamos a hacer es pasar por el mismo tamiz que aplican a la Wicca, buena parte de las Tradiciones más representativas o con mayor presencia en la Comunidad Pagana: Cultus Sabatti, Brujería del Cerco, Anderson Feri, Clan de Tubal-Cain y Brujería en la Cocina… Espero que sepan disculparme aquellos otros Cultos que no he mencionado, pero por razones prácticas se hacía muy cuesta arriba y fuera de lugar, exponerlo todo de todos.


▪ FALSO MITO: EL CULTUS SABBATI ES UNA TRADICIÓN DE LA BRUJERÍA TRADICIONAL


Actualmente, casi todo Culto, agrupación y personas que no sean wiccanas, estan reconocidos como Brujería Tradicional solo con decir que practican hechizos o recogen prácticas locales europeas (!). El caso, como vamos a leer, es que no se han tenido en cuenta las mismas reglas que aplican a todos los que se identifiquen como wiccanos. Y empezando por el principio, porque el Culto de la Brujería es eso, un Culto religioso, una RELIGIÓN, y por lo tanto NO SE ES BRUJO PORQUE NOS LO DIGA EL INSTINTO O POR UTILIZAR EN NUESTRAS PRÁCTICAS ALGUNAS TÉCNICAS “MÁGICAS” O FIGURAS MITOLÓGICAS DETERMINADAS, SINO POR TENER CIERTAS CONVICCIONES Y CREENCIAS RELIGIOSAS Y PRACTICAR NUESTRA RELIGIÓN EN LAS FORMAS PREESTABLECIDAS, todos nosotros deberíamos estar sometidos a estos principios. Recordemos por enésima vez, la primera declaración del Traditional Witchcraft Forum, que entiendo de suma importancia para saber de lo que hablamos en cuanto a la Brujería Tradicional: “la brujería tradicional es el paganismo antiguo. Es la práctica de las creencias pre-wiccanas y pre-cristianas (o al menos tratar de revivir las viejas costumbres)”, y cuando hablamos del Paganismo, lo hacemos de/como religiones paganas, no de ninguna otra cosa.

Cultus Sabbati (‘Culto del Sabbath’), es una Tradición fundada por Andrew D. Chumbley (1967-2004) a finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado. Dijo basarse en la Brujería (hechicería), concretamente las prácticas hechiceriles del Condado de Essex, Inglaterra, mezcladas con magia ceremonial, ritos esotéricos, cábala judía y cristianismo, sufismo, Tantra, y otras. Como leemos en XOANON (editora oficial del Cultus Sabbati), la Tradición del Arte Sabático, nombre por el que se la conoce, dicen que es el punto de origen de las Enseñanzas de la Hechicería del Camino Torcido. (“is the point of origin for the Teachings of Crooked Path Sorcery”), otra forma de definir lo que conocemos por El Camino de la Mano Izquierda, aquí desprovisto del sentido religioso y acondicionado a la Hechicería; en realidad se denominan de muchas maneras, pero muy pocas veces como brujos y (casi) nunca como religión:

“Cultus Sabbati is a closed circle of British and American traditional cunning-craft initiates. It is the founding body of the contemporary recension of lore and praxis known as the Sabbatic Craft Tradition and is the point of origin for the Teachings of Crooked Path Sorcery. For those wishing a basic introduction to the subject of the Sabbatic Craft, we have appended a brief article entitled ‘Cultus Sabbati: Provenance, Dream, and Magistry’. We politely invite those seeking deeper understanding to read and study within the scope of our publications” 

Chumbley, como suele ser común en TODAS las personas con inquietudes espirituales e interés por la “magia” y los Cultos antiguos, tuvo relaciones, amistad e incluso filiación con miembros y grupos como por ejemplo la Ordo Templi Orientis (OTO), a la que había pertenecido y de la que incorporaría algunos de sus ritos al Cultus Sabbati: “Fue a traves del personaje de Zos que la Corriente Sabatica se unio a la Corriente Tifoniana 93 *.* transmitida a traves de la O.T.O. La simbiosis de las dos corrientes se consigue por medio del Zos Kia Cultus que puede ser considerado tanto un ‘atavismo’ del Culto Sabatico actual como el ‘Portal’ para la insurgente vitalidad que esta en el presente revivificando el Circulo de Artistas-Iniciados.”

Preguntado su fundador en una entrevista para The Cauldron en 2002, sobre cómo definiría al Cultus Sabbati, explicaba: “At an outer level of definition, ‘Sabbatic Craft’ describes a corpus of magical practices which self-consciously utilise the imagery and mythos of the ‘Witches’ Sabbath’ as a cipher of ritual, teaching and gnosis. This is not the same as saying that one practises the self-same rituals in the self-same manner as the purported early modern ‘witches’ or historically attested cunning folk, rather it points toward the fact that the very mythos which had been generated about both ‘witches’ and their ‘ritual gatherings’ has been appropriated and re-orientated by contemporary successors of cunning-craft observance, and then knowingly applied for their own purposes. The term describes the way in which elements of witch-lore, Sabbath mythology and imagery were being employed in the cunning-craft tradition into which I was originally inducted. From what I have learned of previous generations in this and kindred streams of Traditional Craft, the utilisation of Sabbath-imagery had been in process for some time, but during the late 19th century and throughout the 20th century became fully self-conscious. When mythic imagery and direct magical experiences of spirit-flight, faerie convocations, and such like conjoin, the language of Sabbatic symbology is actually a very natural vehicle to employ. It is useful at this point to emphasise that ‘Traditional Craft’ as a whole embraces many diverse streams of initiation, ritual, custom and spirit-allegiance. I know of at least seven lineages in Britain and am quite sure there are many others – each with its own character and spiritual individuality. This being said ‘Sabbatic Craft’, as a unifying term denoting a ‘tradition’, relates solely to the specific lineages convergent and operative in the Cultus Sabbati as an initiatic body. However, one can also speak of the ‘Sabbatic Current’ as an initiatory line of spirit-power that can inform all who are receptive to its impetus, and which – when engaged with beyond names – may be understood as a Key unto the Hidden Design of Arte. Being born of Vision, I would say the origin of ‘Sabbatic Craft’ lies truly in the Circle itself.” 

Por otra parte, una de las figuras principales de su mitología, al que llaman “Primogénito del linaje de los brujos”, es Caín, el personaje bíblico del Génesis cristiano y la Torá hebrea: “Este ‘Primogénito’ de la Magiak es llamado por algunos como ‘Caín’, aquel que recibió la Marca de la Bestia sobre su frente. Caín es llamado ‘el Maestro de los Jinetes’ y es identificado con el Herrero, el Maestro del Fuego y el Metal. Se refieren a el como el ‘Hombre de Negro’ y como tal puede ser identificado con el Dios Calcinado o Ennegrecido – Shaitan. Dentro de la Tradición Sabática el ‘Hombre de Negro’ es representado como el Diablo, el Gran Opositor y es literalmente la verdadera entidad de la Muerte. Como ‘Muerte’ o Thanatos es la forma divina del primer iniciado y esta forma divina o ‘entidad’ es el Portal hacia el linaje atavistico de la Tradición, desde el Primogénito hasta el último difunto del linaje Brujeril.” 

Precisamente en relación con la presencia de Caín o Lilith en la mitología sabbática, Robert Fitzgerald, preguntaba a Andrew Chumbley: “RF: How did Cain and Lilith come to be associated in British Traditional Witchcraft as the Primogenitors of the Race of Witchblood? AC: Different streams of British Traditional Craft have different patron deities, ancestors and spirits. If one is able to oversee this diversity certain strands of commonality may be perceived. If one may seek amongst these strands – amidst the many other kinds of shared features, one may speak about a body of lore that exists in the Old Craft which incorporates a gnostic faith in the Divine Serpent of Light, in the Host of the Gregori, in the Children of Earth sired by the Watchers, in the lineage of descent via Lilith, Mahazael, Cain, Tubal-cain, Naamah, and the Clans of the Wanderers… onward to the present-day Initiates of Arte. Speaking from my knowledge of the Ophite-Sabbatic lore within the Cultus, its historical provenance is primarily rooted in oral transmission. Nonetheless, beyond the passing of word from mouth to ear, there are many diverse linkages which prefigure the complex form seen in the present-day mythos. In previous generations Traditional Craft has shared certain features with the Societies of Horsemanry; reverence for Cain is one such element. In turn, comparable ideas about the role of Tubal-cain and Naamah can be seen in the allied rites of Freemasonry. Traditional Craft has also made good use of many ritual magic texts such as The Key of Solomon and Agrippa’s Books of Occult Philosophy. These works also provide avenues for allied figures, such as Lucifer, Asmodeus, Lilith, and the Arch-daemonic Guardians of the Magical Circle led by Mahazael. Although the emphasis of sacrality is reversed, another strand of genealogy is obviously to Biblical texts where various elements of the mythos are present. Biblical sources likewise connect to the Apocrypha, Pseudepigrapha, Jewish folklore and even Manichaean texts as avenues of influence. However, whilst one could ‘explain’ the presence of Cain and Lilith with recourse to such sources, contesting some kind of dependence of Sabbatic lore upon Christian, Jewish et al demonologies, this fails to appreciate the unique and self-sustaining complex of the Craft mythos in itself. The Teachings of Traditional Craft utilise a cipher of luciferian antinomianism which renders Cain and Lilith, our blessed primogenitors, as the Bearers of Light from the Ancient Serpent. The overcoming of Adam by Lilith and the murder of Abel by Cain signify the transformation of the uninitiated condition or ‘Clay’ into the ‘Fire’ of Magical Knowledge. This is however the merest inkling of the breadth and depth of these matters. As a parting tale, it is worth speaking about another fascinating path of influence into Traditional Craft, namely that of Gypsy beliefs. Indeed, I recall once being told the Tale of the Uncooling Nail by a Romany fellow:- On the night before Christ’s crucifixion, soldiers were sent out to have four long nails forged for the deed. They approached Jewish, Greek, and Roman smiths, but each refused once they had heard the nails were for Jesus of Nazareth’s crucifixion. Outside the city gates the soldiers found a Romany smith. He didn’t ask the need for the long nails so late at night; he just needed the money. The smith obliged and began making the nails, one by one. However, whilst heating the fourth nail in the fire, he asked who they were for. On learning they were for Christ’s crucifixion, the gypsy ceased his work abruptly and fled. However, the fiery nail that had been in the forge never cooled down; it remained a glowing spike of blood-red flame. And, so it is said, the Uncooling ‘Nowl’ will follow the descendants of the Romany smith wherever they go. It is held that the Romany smith was himself a descendant of Tubal-cain, the first metal-worker, and he had in turn learned his Art from Cain. Personally, I consider that the Old Craft has now taken up this nail; knowingly! We have a saying: ‘The way of sacrifice maketh man whole’.” 

Pero sobre todo es muy significativo en el Cultus Sabbati, que NO SE DEFINEN COMO RELIGIÓN. Mezclan los términos brujería y hechicería a veces como si fuesen la misma cosa, otras como diferente. Chumbley, dijo haber sido iniciado en la brujería rural inglesa, aunque no hay datos que lo confirmen, y por lo que se desprende de lo escrito en el Portal web Xoanon, es una Tradición cuasi-religiosa, centrada en la hechicería y la magia, con una clara influencia judeocristiana (demonología, angeología, etc.) y en menor medida de otras filosofías y religiones foraneas, como el Budismo, el Sufismo o el Tantra, como explicaría el mismo Chumbley. Los ritos de su liturgia pueden adaptarse, modificarse o crearse a gusto del iniciado, con una mitología muy sincrética y unas fórmulas marcadamente gnósticas. En definitiva, lo que cualquiera definiría como un Culto moderno y ecléctico, de corte iniciático, que ha adaptado Cábala y Magia Ceremonial a la hechicería medieval y la Alta Magia del Esoterismo de los ss. XVII-XX, para crear una corriente mágica mucho más cercana al Gnosticismo que a la Brujería, que sin aportar pruebas que lo confirme dice enraizar con una Tradición nacida en el siglo XIX, pero de la que no hay constancia probada de su existencia hasta finales del siglo XX, que no sigue ningún patrón o sistema religioso de origen precristiano europeo, sino filosofías satanistas y luciferinas mezcladas con muchas otras, tanto antiguas y modernas, bajo una teología en buena medida duoteísta o monoteísta aunque muy ambigua en sus formas, y sin duda, como decimos, ecléctica y universalista:

The Sabbatic Craft is a name for a Nameless Faith. It is a term used to describe an ongoing tradition of sorcerous wisdom, an initiatory path proceeding from both immediate vision and historical succession.

In an historical sense, the Sabbatic Craft is usefully set against the background of both rural folk-magic, the so-called Cunning-craft, and the learned practices of European high ritual magic. The medieval and early modern magical observances of cunning-men and wise women were broad and varied in form, but invariably rooted in pragmatic deeds of healing, love-magic, wortcunning, curing and cursing.

Where the practices of cunning-folk overlapped with those of the high ritual magic traditions, the calling of angels, the apparatus of astrology, and Latin incantations were integrated into the magic of the everyday. Notably, these rituals, spells and formulae employed the idiom of the predominant religious culture, namely Christianity, often melding folk religiosity in a seamless blend unique to each individual practitioner. Although ritual magicians and cunning-folk alike used Christian formulae in their praxes, one could argue that this religious language was naturally the timely idiom of narration for magical rites. However, beneath the shifting of language and culture, the immemorial methodologies and tools of magical ritual – the spirit-evocation, ritual circle, wand, knife, sigil, cord, knot, charm, starry aspectation, flora and fauna, invocation, exorcism and so forth – remain more or less constant. […]”

“… Cultus Sabbati is a body of magical initiates who practise both solitary and collective rituals, whose lineal tradition/s descend, in both oral and textual forms, from surviving 19th century cunning-folk and ritual magic practice. It is not claimed that we practise the very same rites, spells and so forth of the 16/17th century cunning-folk, for it is the very nature of these things to change their form and manner. One must remember that rituals are ensouled with practise, that spirits as well as men and women pass on and teach the Arte Magical. As the generations pass, some lore remains constant, some does not – it changes, evolves and adapts according to time, need, and insight. In the last century the streams of custom and oral tradition have flourished in small circles of ritual observance, and in being passed from generation to generation, the simple teachings of rural magicians have grown, coalescing with their longevity to establish traditions with rites of initiation and formal induction. Readers here are well-advised that the Cultus Sabbati is a closed circle and according to long-standing custom, those who ask for entry are refused. Initiation is by invitation only. Where the spirits so will it, a path shall be found.

The circle of the Cultus Sabbati holds dear the spells and customs which generations past have bequeathed. The use of psalms, biblical divination, oral customs of ritual praxis have remained with us, merging amidst a greater body of lore, some old, some new – yet all constant in vivification from the timeless wellspring of dream. For as time passes, the circle hearkens to the spirits patron to its heritage, and through dream and spirit-mediumship the circle fleshes itself and moves forward. The authenticity of our work does not rest in antiquity, it is active through present and on-going vision.

Traditional Sabbatic Craft often employs demonological names and imagery as part of a cipher to convey a gnosis of Luciferian self-liberation. Similarly, and as aforesaid, rituals may utilise Christian forms and terms, both as a part of long-standing custom and as part of a sorcerous intent to willfully re-orientate cultural accumulated ‘belief’ to magical purposes. […]” 

¿Y que es lo que tenemos entonces? Tenemos a una persona que dijo haber sido iniciado en un grupo secreto de brujos, de los que no hay constancia, que se mueve y forma parte de diferentes grupos herméticos, que sobre un hipotético Culto hechiceril rural y viejas tradiciones del folclore local, construye un Culto iniciático pero no religioso con aportaciones de diferentes filosofías, “magia” ceremonial, mitos judeocristianos y préstamos de órdenes esotéricas modernas… pero ¡oh sorpresa! No se trata de Gardner ni de ningún otro wiccano, sino de Chumbley y del Cultus Sabbati. No quisiera pensar lo que hubiesen dicho de cualquier Culto wiccano, si su fundador explicase que la incorporación de un personaje (Caín) de la mitología judeocristiana, es una parte esencial de los Cultos precristianos y el Paganismo Antiguo Británico, que Satán estuviese en el Panteón precristiano y que la Biblia, los Ángeles, Salomón o la Alta Magia fuesen por lo tanto elementos propios o compatibles de la religiosidad celta. Con esto no quiero decir que Chumbley hiciese tal equivalencia, sino que llamemos religión al Cultus Sabbati y lo reconozcamos como Brujería Tradicional, ignorando estos antecedentes.

De todo esto, se desprende que tenemos prácticas y un panteón post-cristianos, con Entidades como Satán, Caín o Lilith y también Lucifer pero en su versión cristianizada y por lo tanto posterior a la Biblia Vulgata, sin olvidar que todos estos elementos mitológicos solo pueden existir bajo la creencia judeocristiana de un Dios Creador (Yahwéh) contra el que se rebelan e interactúan, una mezcla de Torá, Biblia, Gnosticismo, Cábala, Magia Ceremonial, Francmasonería, Goecia, Esoterismo… ¿y esto es lo que entienden quienes se dicen brujos tradicionales, por “la brujería tradicional es el paganismo antiguo. Es la práctica de las creencias pre-wiccanas y pre-cristianas (o al menos tratar de revivir las viejas costumbres)”? Evidentemente, no.

Usando la misma vara de medir que aplican a los wiccanos y por idénticos motivos, solo podemos afirmar que el CULTUS SABBATI, NO ES UN CULTO DE LA BRUJERÍA TRADICIONAL. Y por no ser, tampoco un Culto religioso, sino una Corriente mágica Iniciatica, donde hechicería y folclore tienen una presencia importante, que sirve entre otras cosas para justificar considerarse Brujería Tradicional y no Fraternidad Esotérica.

Cuando introducimos doctrinas, Dioses y prácticas de otras religiones en nuestros Cultos, no estamos hablando ni de haber actualizado nuestro Sistema de Creencias, ni de adaptar o mejorar las prácticas existentes, sino de incrustar un sistema de creencias diferente y quizá antagónico, dentro del nuestro. El resultado no puede ser otro, sino haber creado algo distinto que si no se acepta como nuevo, en el mejor de los casos desvirtúa a ambos. Y con más razón si, además, lo hacemos con conocimiento de causa. Introducir un sistema dentro de otro, a la larga actuará como un “parásito” en el interior de un cuerpo vivo, ya se sabe qué va a hacer, y por muy bonito que lo expliquemos, el final es siempre el mismo: o se extirpa, o acabará por devorar desde adentro el cuerpo del anfitrión, llegando a poder matarle.

Terminábamos el artículo anterior, considerando negativamente que se reconozca el Cultus Sabbati como Brujería Tradicional, debido a un Sistema de Creencias y prácticas eclécticas muy influenciadas por la mitología judeocristiana, y bastante alejadas del Paganismo antiguo y de los Sistemas de Creencias de los Cultos precristianos, ya que incorporar figuras mitológicas y hechizos medievales, no le hace pagano en tanto no se construyan como, sobre y desde las Tradiciones y los Sistemas de creencias de los Cultos precristianos. Sin una teología politeísta y animista, ritos en consonancia con las liturgias precristianas y las filosofias y creencias que las sustentaron (qué menos que sentirlas y vivirlas), lo único que tenemos son meras parodias o pretextos, según el caso. Nadie puede ser monoteísta y politeísta A LA VEZ, ni recrear arquetipos o reproducir epifanías de los Dioses y de los Espíritus de la Naturaleza, para generar diferentes escenarios sagrados (simbólicos y extáticos) que no sepa auténticos. ¿Qué hace un brujo en un círculo salomónico? Lo que un vegano en una barbacoa…

Y para seguir con este análisis dispuesto en varias entregas, quisiera atender ciertas cuestiones que se me han planteado sobre el objeto, el sentido y el procedimiento crítico de este trabajo.

El objeto de este artículo, como ya he dicho anteriormente, es demostrar que las críticas y los motivos por los que nos negamos a reconocer como Brujería Tradicional a la Wicca, aún siendo correctos los criterios, se utilizan de forma arbitraria y subjetiva, pues parecen haberse “diseñado” antes para “deshacerse” de un problema, que para solucionar el mal hábito de utilizar la Brujería de forma indiscriminada. Y son arbitrarios, porque como estamos viendo, las causas para no considerar a la Wicca como Brujería Tradicional, están sujetas “… a la libre voluntad o al capricho antes que a la ley o a la razón.” . Si no consideramos a la Wicca como Brujería Tradicional, porque la Wicca Gardneriana, NO TODAS LAS TRADICIONES WICCA, parece ser que contempla doctrinas y prácticas de la “magia” ceremonial moderna, de la Cábala y de la mitología judeocristiana, no podemos defender a renglón seguido, considerar como Brujería Tradicional Cultos que recurren a la “magia” ceremonial, la Cábala o a la mitología judeocristiana (!). Y menos como justificación y reproche; criterio gravemente subjetivo, porque imponemos nuestro sentimiento personal sobre la Brujería, a la Brujería como realidad histórica, dando valor “… al modo de pensar o de sentir del sujeto, y no al objeto en sí mismo.” . ¿Y qué hacemos con las Tradiciones Wicca que sí cumplan con estos criterios? ¿Dejarian de ser wiccanas?

El sentido de este artículo, es saber si son comunes las reglas que aplicamos a la Wicca para no considerarla Brujería Tradicional, si las Tradiciones o GREMIOS que hoy están reconocidos como tales, las cumplen, y si tiene sentido, valga la redundancia, que observemos estos criterios, pues con el “todo vale” convertimos una simple definición en una matrioska cada vez más grande, y aunque para muchos sea coherente privar a la Brujería de un significado claro, es imprescindible que dejemos de interpretarla, para empezar a describirla. No es de recibo, no saber hacerlo.

El procedimiento usado en este artículo, es muy simple. Utilizar los mismos criterios que se han aplicado a la Wicca para negar su reconocimiento como Brujería Tradicional, a los Cultos que ya están reconocidos como Brujería Tradicional. Un análisis que no debería generar ninguna incomodidad, sino todo lo contrario, usarse “de oficio” por nosotros, para garantizar una mínima coherencia y preservar nuestras raíces, que son en definitiva los resortes que nos brindan una identidad propia y el fin último de toda Tradición.

El “problema” que suscita la Wicca y por lo tanto la Brujería Tradicional en sí misma, podemos verlo en una entrevista a Michael Howard sobre su libro CHILDREN OF CAIN [50]. En este trabajo sobre Corrientes contemporáneas de la Hechicería y la Magia Ceremonial, Howard describe el origen y las prácticas de los Cultos modernos de la Brujería Tradicional Británica, precisamente desde la óptica que ha provocado todo este galimatías: por un lado, que la Brujería Tradicional no sea una religión propiamente dicha -porque no interesa que lo sea-, sino el resultado de mezclar la Hechicería rural con la Alta Magia de la Edad Moderna y ritos, símbolos o arquetipos de los Cultos precristianos; y por el otro, que como la lo que se entiende por Wicca, viene de Gardner y sus corrientes mezclan Hechicería rural con Alta Magia de la Edad Moderna y ritos, símbolos o arquetipos de los Cultos precristianos, no puede considerarse Brujería Tradicional.

En realidad, la controversia con la Wicca surge porque Gardner reivindica el hecho religioso de la Brujería, reconocerse en la Vieja Religión, y no por haber presentado públicamente antes que los demás, lo que los demás no se perdonan haberlo hecho después, ni que, como estamos viendo, la Wicca Gardneriana tenga unas prácticas muy diferentes a otros grupos de la Brujería. La cara de la disputa fue el ego, la excusa, el método, pero el fondo, la fuente de todos los males, lo es el rechazo a perder el sindiós -verbigracia- que impera en la Brujería, por tener que aceptar el hecho religioso. Porque si hablamos de unas religiones con dogmas y doctrinas preestablecidas por los Cultos precristianos, que es a lo que alude la palabra brujería en su origen, y no de utilizar los Cultos precristianos para, como y cuando nos interese, que es lo que estamos haciendo nosotros ahora, lo hacemos de REGLAS, un serio problema para encajar estos grupos, hibridos entre Hechicería rural, Magia Ceremonial, Gnosticismo y Cábala, en la Brujería Tradicional, la histórica.

En la entrevista a Howard, a una pregunta con mucho que leer entre líneas, responde en el sentido que apuntamos: “We are now witnessing the usage of such terms as ‘Traditional Wicca’, which many initiates view as an oxymoron. Do you think there has been an attempt by various magical groups to blur the lines of definition or appropriate the outer trappings of Traditional Witchcraft, and if so, why? I’m not sure that Wiccans are deliberately trying to “appropriate the outer trappings of traditional witchcraft” and I see no conspiracy here. Nevertheless the use of such terms as ‘Traditional Wicca’ or ‘British Traditional Witchcraft’ has certainly blurred the lines of definition. From what I can tell the term British Traditional Witchcraft was first used in the United States to define and identify those lineages of modern neo-pagan witchcraft originating with Gerald Gardner, Alex Sanders and their followers. These were established lineages with a hierarchical priestly structure and a formal initiation with several degrees or grades. By using the term ‘Traditional Wicca’ or ‘British Traditional Witchcraft’ their followers were separating it from the more recent eclectic forms of ‘New Age Wicca’ and traditions such as solitary witchcraft and ‘hedgewitches’ or ‘kitchen witches’. Obviously this has caused confusion between traditional non-Wiccan witches and Wiccans. One traditional witchcraft forum on the Internet frequently has Wiccans join it because they do not know the difference between ‘Traditional Wicca’ and the Traditional or Old Craft that pre-existed Gardner… Also there is a tendency for the followers of neo-pagan witchcraft to deny the reality of the Traditional Craft pre-Gardner and, ironically considering their own recent origins, claim it is a modern invention. One reason for this is that there is only a tenuous connection between the beliefs and praxis of modern neo-pagan and Wiccan groups and historical witchcraft and the ancient pre-Christian religions of the past.” 

Llama la atención, que al contrario de lo que nos dicen, el término de “Brujería Tradicional”, no empezó a usarse para evitar que la Wicca ocupase el espacio de la Brujería, o para diferenciar la “Brujería Moderna” (Wicca) de la “Antigua Brujería” (Tradicional), sino para mantenerse al margen de corrientes New Age (“By using the term ‘Traditional Wicca’ or ‘British Traditional Witchcraft’ their followers were separating it from the more recent eclectic forms of ‘New Age Wicca’ and traditions such as solitary witchcraft and ‘hedgewitches’ or ‘kitchen witches’.”).

Y los seguidores de estas prácticas, muy solícitos a explicar por qué ellos son tradicionales y los wiccanos, no, obvian que las cosas no estén tan claras como parece. Pero al margen que no podamos compartir que la Wicca nazca con Gardner o que las únicas Tradiciones sean las que provengan de su linaje, ambas creencias falsas, no está de más recordar que fue desde la Wicca que también se usó el término “Brujería Tradicional”, para diferenciarse de las corrientes de corte moderno que, ahora, los aludidos dicen que es un título que excluye a la Wicca (?).

¿Hemos olvidado que la Corriente de Gardner, surgió como Brujería Tradicional, siendo sus detractores y sucesores quienes, solo después de su muerte, decidieron denominar en tono despectivo su Corriente como Gardneriana (detractores), y Wicca como sinónimo de Brujería (seguidores), dado que por este nombre explicó Gardner que se conocía a los brujos? ¿o que fue a partir de entonces (años 70/80), cuando Wicca comenzó a utilizarse convencionalmente, como un sinónimo de Brujería Tradicional desprovisto de carácter peyorativo, frente a una sociedad demasiado contaminada aún para respetar la Vieja Religión? Parece que fue Robert Cochrane, por sus detractores, y Doreen Valiente, por sus seguidores, quienes popularizaron el término Gardneriano como el de Wicca, respectivamente.

Y fue sólo entonces, después, cuando empezaron a utilizar el nombre de Wicca, para designar la Corriente de la Brujería popularizada por Gardner. De hecho, Gardner apenas utilizó dos o tres veces la palabra Wicca en sus escritos y sólo para referirse a cómo se denominaban los practicantes de la religión en la que dijo haber sido iniciado, el Culto de la Brujería:

“Al ser Gerald Gardner quien de modo nostálgico adopta una palabra arcaica anglosajona, para identificar a los practicantes de su sistema iniciático y mistérico llamado “Witch-Cult”, supuso posterior a su muerte gracias a Doreen Valiente y la incidental intervención de Robert Cochrane, re-identificar al sistema con la denominación “Gardnerian Wicca” o simplemente “Wicca” para reconocer a quienes procedían de ese linaje iniciático.” 

Sólo matizar a esto, que Wicca es una palabra proto-indoeuropea, anterior al anglosajón; Gardner no la utilizó para identificar a los iniciados de su Coven, sino de la Brujería en general; y el Sistema no era suyo ni le llamó el Culto de la Brujería, sino que el Culto de la Brujeria es la religión en la que fue iniciado. Sería tras sus innovaciones, que se constituyera después su Corriente.

¿Hace esto a la Wicca un producto de Gardner? En absoluto. Y es que guste o no guste, la Wicca siempre fue el Culto de la Brujería, y la Brujería es la práctica de la Wicca, y lo que vino con el Cristianismo, ha sido una desvirtuación constante y progresiva de los términos, conceptos y significados originales, que nos ha llevado a convertir un Oficio religioso ancestral, en tecnicas y prácticas “mágicas”. Y por supuesto que no hemos tenido la “suerte” de pertenecer a linajes antediluvianos, pero como si esto fuese imprescindible para practicar nuestra religión… pues claro que no ha habido que se pueda afirmar, una continuidad FISICA ininterrumpida desde la Edad Antigua, quizá ni desde la Edad Moderna, es que ni habríamos podido, ni fue prioritario exponerse, sino que al contrario, fue a través de ténues pistas, susurros en la Noche y la voluntad de personas con nombre propio de aquí y de allá y en todas partes, que lo más importante de las religiones europeas, sus creencias y sus ritos, sobrevivieron en nosotros con mejor o peor fortuna hasta que hoy, al fin, además de ponerlas en práctica empezamos a reconstruirlas en lo necesario, en tanto tengamos capacidad y conocimientos para hacerlo.

Como el hecho de iniciar nuestros ritos en círculo, girando un número determinado de veces en derredor, una práctica tan nuestra como antigua, vinculada implícita y explícitamente con los Cultos precristianos europeos, que de ninguna manera hemos adoptado de corriente esotérica alguna, moderna o medieval, y que sin embargo se nos reprocha haberlo aprendido de la Magia Ceremonial o Alta Magia ¡del siglo XIX! (Ritual Menor del Pentagrama, de la Golden Dawn)… ¿quizá porque fuese MacGregor Mathers, quien enseñó a los Lusitanos a procesionar en círculos durante los ritos funerarios, a los pueblos celtas en general, a girar en circulos para establecer el límite sagrado en sus rituales, o a los brujos ibéricos del siglo VIII e.a., a reunirse en círculo para hacer sacrificios a sus Dioses, como se condena en el Fuero Juzgo?:

“… é aquellos que facen circos de noche, é facen sacrificio á los diablos, estos atales o que quier que el iuez ó so merino les podiere fallar ó provar, fáganles dar á cada uno CC. azotes, é sennalelos na fronte layda mientre, é fágalos andar por diez villas en derredor de la cibdat, que los otros que les vienen sean espantados por la pena destos […]” 

Aunque el Colectivo de la Brujería siga enredado en la Magia Enochiana, por fortuna el mundo Académico tiene claros los antecedentes: “El gran número de prácticas tradicionales basadas en girar en torno a una cosa, persona o lugar que se hallan asociadas a rituales sociales, territoriales y religiosos de trasfondo indoeuropeo sugiere profundizar en su investigación como expresión de sacralidad en la Hispania Céltica. […] Desde el punto de vista cronológico, la ambulación ante lo sagrado queda atestiguada en la Protohistoria europea por los textos greco-latinos. […]” 

¿Quiénes eran AQUELLOS, esos congregados en bosques por la noche, para oficiar EN CÍRCULO, celebraciones religiosas de ADORACIÓN a los DIOSES PRECRISTIANOS en el s. VIII e.a., pese a saber que de ser descubiertos, perderían sus posesiones, serían torturados, expuestos a la humillación entre sus convecinos y en no pocas ocasiones ejecutados? Y es que:

“Un rito circumambulatorio –del latín circum y ambulo– es una práctica consistente en dar una o más vueltas alrededor de un objeto de culto central sea cual sea su naturaleza, adscripción religiosa o cultural, y por la que los participantes solicitan una intercesión de la divinidad en el mundo de los vivos o simplemente expresan reverencia, devoción o maldición. Se trata, por tanto, de una forma de veneración que lleva implícito el reconocimiento de la sacralidad de aquello que se rodea o de lo que esto representa […]“. No hablamos de círculos cabalísticos repletos de pictogramas hebreos, sino de ritos precristianos en toda su extensión, dimensión y profundidad, en un continuo de como mínimo mil años entre los celtíberos de Iberia y los brujos de Hispania, y mucho más allá, mejor decir más acá, pues son fórmulas rituales que han llegado INTACTAS hasta nuestros días.

Por eso, por tanto, es que duele leer de estas incongruencias envueltas en ramas que nos impiden ver el Bosque… Por eso, por lo tanto, es imprescindible devolver a nuestros Cultos su sentido original, por mucho que al hacerlo nademos contra corriente en un viaje sólo de ida, mejor decir de vuelta, que habrá de procurarnos el conocimiento necesario para fertilizar el espíritu y formar las mentes de quienes vienen detrás, con el testimonio aún latente de nuestros Ancestros.

Siguiendo con la entrevista, leemos que en la pregunta se plantea una presunta contradicción por el hecho de hablar de Wicca Tradicional, cuando suponen que la Wicca es una religión nueva. Es frustrante, la facilidad con la que se puede llegar a imponer un lenguaje manipulado. Que se de por hecho que la Tradición Gardneriana es la primera Wicca, es algo totalmente absurdo si tenemos en cuenta que la Wicca tiene al menos 6000 años. Sin embargo, en la propia pregunta está la respuesta. Porque el problema viene por parte de grupos esotéricos, apoyados por una masa “anónima” pero muy activa, que han querido que se difuminase la definición de Brujería, para decirse parte de la misma. Es ahí y en aceptar tal dislate, de dónde vienen estos lodos… Y no, no es que existiese una Brujería pre-Gardneriana, sino que los cambios que pudo haber implementado Gardner y otros después, a la Brujería Británica, han hecho de la Wicca que lleva su nombre una Corriente genuina. Será a partir de ahí, que pueda analizarse y definir si sigue el modelo pagano o el neopagano, de la Brujería Tradicional o de la neobrujería, de la Wicca o no.

Es curioso que Michael Howard identificase el Gremio hechiceril y “neochamánico” que vamos a analizar, Edgewitchey (‘Brujería del Cerco’), con formas eclécticas recientes de “Brujería”: “By using the term ‘Traditional Wicca’ or ‘British Traditional Witchcraft’ their followers were separating it from the more recent eclectic forms of ‘New Age Wicca’ and traditions such as solitary witchcraft and ‘hedgewitches’ or ‘kitchen witches’.”.

La Práctica de la Wicca, la Brujería, es el oficio o ministerio propio de una religión concreta, que actuó como caleidoscopio de la herencia religiosa prehistórica en el ámbito proto-Indoeuropeo. Creencias que evolucionarán local y paralelamente, pero no exentas de cruces y préstamos intercultuales, al ritmo de desarrollo de los diferentes pueblos de Europa, que de manera natural y tras su persecución, derivó en Cultos que emergieron de sus diferentes Tradiciones locales y transversales. El vínculo entre wicca y religión es primitivo, permaneció inalterado durante milenios y construye el término por el que fueron señalados los paganos durante mil años más, hasta que el Cristianismo subvertió el lenguaje religioso, para confundir a las gentes sometidas a su influencia y poder, convirtiendo a los sacerdotes, en hechiceros. Pero por lo mismo que hoy hemos resuelto hacer lo contrario: convertir a los hechiceros, en sacerdotes. Y no porque lo uno sea mejor o peor que lo otro, sino por el interés de antes y de ahora, en las implicaciones que resultan de lo uno y de lo otro:

“El análisis de la destrucción de los centros de culto ha supuesto igualmente el de las transformaciones operadas en el sacerdocio pagano -tanto el dedicado a cultos prerromanos como romanos que no se suelen diferenciar en las fuentes tardías–, que, perdidas sus prerrogativas, se vio obligado a realizar sus actividades de forma oculta o en espacios abiertos aislados, lo que les valió ser identificados con el mundo de la magia y la superstición.” 

Retengamos, entonces, este hecho: cuando nos referimos a la Brujería, hablamos de Culto, esto es, de devoción y de magia, pero al margen de las prácticas hechiceriles que coexistieron bajo cualquier creencia o modelo religioso, que por supuesto tuvieron nombre propio y diferenciado. Y cuando hablamos de Hechicería, lo hacemos exclusivamente de “magia”, de técnicas más o menos elaboradas pero prescindiendo o utilizando la religiosidad. En este caso (Hechicería), ni el Cristianismo fue una excepción, como puede comprobarse en los recetarios medievales y en la cultura popular. La diferencia, si acaso la más significativa, es que el Cristianismo no concebía estos supuestos y veía la misma cosa practicarla que ser fiel de cualquier otra religión. Y el trato, no muy diferente en lo punitivo, no solo fue perseguir las actividades “mágicas” que afectasen a terceros, sino todo lo relacionado con la magia, siendo entonces la unica salvedad, que para la nueva religión el conocimiento mágico en sí mismo, ya era un motivo de condena, mientras que para los Cultos precristianos, lo fue el uso indebido de este Conocimiento.

Y por cierto, por lo mismo que nadie imagina a un ebanista con pesas en las muñecas para que le dificulte su trabajo, no deberíamos dejarnos convencer que los hechiceros del pasado, usasen elementos o herramientas innecesarias para sus prácticas, como incorporar figuras mitologicas en las que no creian. Así que eso de que tuviesen unas creencias propias y diferentes de las de sus sociedades, es un cuento chino. Lo que sí tuvieron, fue una ética diferente, la suya propia.


▪ FALSO MITO: LA BRUJERÍA DEL CERCO, ES UNA TRADICIÓN DE LA BRUJERÍA TRADICIONAL


Este Gremio, es poco conocido socialmente pero de los más recurrentes para los que se dicen “solitarios”, dentro de la Brujería Tradicional. Quizá sea porque no existiendo más reglas o limites que las propias y un estatus reconocido, se exime de las obligaciones y responsabilidades de un colectivo, sin perder las ventajas como colectivo… Y eso está muy de moda.

No definir la Brujería del Cerco como Culto, pretende calificarlo en virtud de lo que se desprende tanto de sus prácticas como de las declaraciones de sus practicantes. Recogiendo el significado que explica la RAE de la definición de Culto, lo vemos más claro: “6. m. Conjunto de ritos y ceremonias litúrgicas con que se tributa homenaje. 7. m. Honor que se tributa religiosamente a lo que se considera divino o sagrado.” [59] Y si no es un Culto, no es Brujería. En todo caso, el significado etimológico de Culto, explica mejor por qué no encaja el sentido natural del término:

“1610s, «worship,» also «a particular form of worship,» from French culte (17c.), from Latin cultus «care, labor; cultivation, culture; worship, reverence,» originally «tended, cultivated,» past participle of colere «to till» (see colony). Rare after 17c.; revived mid-19c. with reference to ancient or primitive rituals. Meaning «a devotion to a person or thing» is from 1829.” 

Es evidente, que Culto hace referencia a formas religiosas, lo que desde luego no se da en el Gremio del Cerco. Y es que tampoco lo quieren, son sus practicantes los que cuando intentan definirse, lo hacen desmarcándose de la religión. Es un sintoma, que sean estos mismos Gremios quienes lo reivindiquen, como hace Howard trasladándolo a la Brujería Tradicional:

“In my opinion the Traditional Craft can be defined by the fact it combines various magical systems and beliefs and ways of working magic that range from the primitive to the sophisticated – so-called ‘low magic’ with ‘high magic’. For example one finds the use of poppets for healing and cursing and the practice of fertility magic alongside a gnostic belief system offering the promise of spiritual salvation and enlightenment… This is summarized by some comments made by one of the modern traditional witches who feature in my book, Robert Cochrane, discussing his great-grandfather in a letter to Robert Graves. Cochrane said that the Warwickshire and Staffordshire witches led by his forbear were not interested in attaining mystical states. Instead they practised magic for more basic reasons such as good crops, healthy children and the power to strike back at their oppressors. Of course there were and are many traditional covines who worked magically for both ends. In that respect there are examples of middle-class occultists working magically with rural witches that prove the point.” 

Sobre el Gremio del Cerco, no hay apenas documentación en nuestro idioma y menos de gente que se defina como practicante de este Arte, por lo que vamos a tener que recurrir casi siempre a textos de habla inglesa. En español, utilizo exclusivamente el Blog: Brujería del Cerco. Y a lo que preguntamos, si el Gremio del Cerco es una religión, nos dice:

“La Brujería tradicional con la tradición práctica de la Brujería del Cerco, no es una religión ni nada que se lo parezca… El error proviene de todas las Corrientes neopaganas que han surgido al abrigo de la llamada “Nueva Era” y especialmente la Wicca, un cajón de sastre donde tienen cabida desde el panteón egipcio hasta el hinduista pasando por el islámico, por poner un ejemplo. Los wiccanos eligen un panteón de dioses determinado que entra en consonancia con el entorno socio-cultural en el que viven o bien porque han sentido que han de trabajar con una energía u otra pues para ellos al final todo se reduce al dios y a la diosa y si seguimos excavando un poco, el dios y la diosa no son más que aspectos de una única deidad en su manifestación masculina y femenina respectivamente. Como veis, ahí tenéis la garra limitante del monoteísmo… Los brujos de todo el mundo practican esa ciencia esotérica según su propia ética y autoridad moral, algo nada bien visto por cualquier grupo o religión organizada. Los brujos de todo el mundo hacen la misma brujería. Lo único que los diferencia es la forma de practicarla y los ingredientes para usarla. Y lo más importante: la brujería no es una religión porque es una forma de ser, algo que surge de forma natural y que no necesita de intermediarios ni de rituales para contactar con los númenes. Uno, por las cosas que le suceden, sabe que es brujo. Si provienes de una familia practicante del Oficio, todo es más fácil. Si no la tienes, no importa. Los numerosos sucesos extraordinarios que rodeen tu vida te conducirán a ella […]” 

Como responder a todas estas declaraciones, da para mucho, primero voy a procurar ceñirme al tema, a que considere este Gremio y a la Brujería Tradicional, como NO RELIGIOSOS.

En este sentido, habría que explicar que culto y religión no son estrictamente sinónimos, pero están condicionados el uno al otro. Para no alargarme voy a tratar de poner un ejemplo práctico: el Cristianismo es una Religión de las que llamamos raíz, de manera que se extiende en ramas paralelas. El Catolicismo y el Anglicanismo, siendo Cultos diferentes, son religiones cristianas. Lo que en el fondo las diferencia, son las formas, el “conjunto de ritos y ceremonias litúrgicas con que se tributa homenaje.”, y las maneras con las que se contempla, concibe y explica el “honor que se tributa religiosamente a lo que se considera divino o sagrado.”

Asimismo, es llamativo que se considere “nuevaerista” la Wicca, cuando incluso la Tradición de Gardner es ANTERIOR a la Nueva Era. Siendo lo cierto, que será precisamente el Gremio del Cerco el que nacerá décadas después de la popularización de la Wicca, como resultado de unificar prácticas hechiceriles locales e inconexas, como una presunta Tradición milenaria utilizando para ello de gancho el chamanismo prehistórico, como veremos.

Decir que “la brujería no es una religión porque es una forma de ser, algo que surge de forma natural y que no necesita de intermediarios ni de rituales para contactar con los númenes“, es hacer una mera declaración de intenciones. Todas las religiones llevan implícita una forma de ser, acorde a sus creencias, y no es un hecho diferencial, sino una consecuencia. La religión es natural, tanto, que es incluso anterior a nuestra Especie y propio de otras (H. Neanderthalensis). El tema de requerir o no de intermediarios es subjetivo, puesto que muchas religiones o lo consideran como forma de sus prácticas o tienen excepciones donde se contempla. No es, sino, evitar reglas y compromisos, tener una responsabilidad, lo que camufla eso de “ir de solitario”.

Que una persona decida practicar o no una religión, es un derecho, que se permita hablar en nombre de todo un Gremio que no reconoce representantes ni a nadie que hable en nombre de los demás, una exceso, y que decida lo que es o no es ese Gremio sin la aprobación de TODOS los miembros que lo integran, es pasar por encima de las bases que defiende. Peor aún, es que recurra a una demagogia pueril para tratar de justificarse, pues no es necesario faltar al respeto de quienes deciden ser religiosos, para justificar que uno mismo no lo sea:

“Tanto el cristianismo como la Wicca son religiones. Las personas que siguen ambos credos parecen disfrutar de la pertenencia a un grupo (una parroquia, en el caso del cristianismo y un Coven, en el caso de la Wicca). Ambos llevan señales que los identifican como miembros de ese grupo: un cristiano suele llevar colgado al cuello un crucifijo y un wiccano un pentáculo. Similitudes sospechosas que tienen su origen en la gran farsa nacida de la Golden Dawn y que hablaremos, largo y tendido en este blog, cuando haya terminado mis investigaciones al respecto… El brujo o bruja no lleva ningún símbolo. Si bien la brujería tradicional tiene algunos símbolos propios, no se usa ninguno propio. El brujo no hace proselitismo porque le es indiferente que la gente la practique o deje de practicarla. El brujo sabe que la brujería es cosa de unos pocos y tampoco necesita el reconocimiento del grupo y menos ser reconocido como tal por los demás… Los wiccanos y los cristianos suelen practicar ritos de iniciación: el bautismo o el año + 1 día para ser considerado wicca. El brujo tradicional nace, no se hace. Muchos tenemos antepasados que nos transmitieron su arte de forma oral y que empezamos a hacer brujería desde que tenemos uso de razón…“ 

Decir que el Cristianismo como la Wicca son religiones, es una verdad de Perogrullo, si bien por la necesidad de ponernos en el mismo lugar, tenga el mismo sentido que comparar a la autora con Erzsébet Báthory, porque a las dos las consideraron brujas y brujería sus prácticas. Dicho esto, no se si los demás se sentirán felices por pertenecer a un grupo, en mi caso me siento felíz de practicar mi religión, no me importa que seamos 6 o 6000 en mi Culto mientras mi Tradición me sobreviva en la forma que yo la he recibido y transmitido. Ah, y llevo encima lo que quiero, si quiero, nadie me impone nada.

En cualquier caso, decirse chamana y seguir Cultos precristianos e ignorar que en la antigüedad, antes de que exteriorizar símbolos religiosos te pudiese costar la vida, nuestros Antepasados no sólo portaban múltiples símbolos mágicos y sagrados, sino que se los tatuaban, dice más de lo que yo pueda extenderme. Lo mismo puede decirse de hacernos sospechosos de vaya Usted a saber qué conspiranoia, por llevar pentáculos o vincularlo con las cruces que lleven los cristianos. Y ya ni decir de hacer del pentáculo, uno de los símbolos mágico-religiosos más antiguo y universal de la historia, una seña identitaria de la Golden Dawn (!) ¿Será que los pitagóricos le deben esta costumbre a Israel Regardie? Porque claro, que hace 2500 años hubiese quienes llevaran el pentagrama, para reconocerse entre ellos como miembros de su fraternidad, se lo deben a una Orden Esotérica del s.XIX e.a. Es más, lo hicieron 600 años antes de que los cristianos llevasen cruces, porque ambas “sectas” estaban compinchadas… evidente. Pero además, como cada cual actúa como quiera y es libre de aplicar su saber hechiceril, se permiten hablar en nombre de todos los brujos y afirmar que ningún brujo porta símbolo alguno, bueno, ningún brujo de verdad, de los que ellos consideran que lo son, porque tienen el poder y el derecho de decidir quién lo es, qué le representa y cómo vestirse.

Por lo mismo, que el brujo de verdad no hace proselitismo “porque le es indiferente que la gente la practique o deje de practicarla. El brujo sabe que la brujería es cosa de unos pocos y tampoco necesita el reconocimiento del grupo y menos ser reconocido como tal por los demás.“ No hay más que ver que los que se presentan como brujos del Cerco, no abren Blogs, ni se dedican a enseñar a la gente cómo convertirte en uno de ellos y realizar sus prácticas, qué va… 

En fin, es tal la incongruencia, que con objeto de atacar a la Wicca se llega a extremos que cuesta calificar, sin herir su amor propio. Y es que ¿Cómo se puede justificar que la Brujería Tradicional no es iniciática, a diferencia de la Wicca y el Cristianismo, en el mismo artículo que se reconocen como Brujería Tradicional, grupos donde se exige la Iniciación para forma parte de los mismos? ¿Acaso el Cultus Sabbati, Anderson Feri o el Clan de Tubal Caín, por citar algunos, no tienen ritos iniciáticos? ¿Es que nos han tomado a todos por idiotas?

Que la Wicca, como la Brujería en general, se hayan convertido en la “casa de Tócame Roque”, tiene más que ver con que cada cual diga y haga lo que quiera utilizando su nombre, que con la posibilidad de que esté concebida para que se la utilice de cualquier manera. La Wicca, es una religión que contempla los Cultos propios del ámbito Indoeuropeo, que es precisamente lo que reivindican desde el Gremio del Cerco, pero quitando obligaciones, reglas y responsabilidades. Que sean o no wiccanos todos los que digan serlo, no es argumento ni prueba de nada, o de lo mismo que aceptar a Aramis Fuster como bruja tradicional, porque lo dice. Y este lío empezó precisamente, con discursos, como que “Los brujos de todo el mundo hacen la misma brujería. Lo único que los diferencia es la forma de practicarla y los ingredientes para usarla.“ La Brujería, es una religión, el Gremio del Cerco, no. Los ingredientes por antonomasia de la Brujería son los que emanan de la Wicca: Devoción, Tradición y Transmisión… del Gremio del Cerco, ya vemos que otros. Bien, no es una religión, no tiene por qué tenerlos.

Y ahora sí que podemos responder a eso de que el “error” de considerar religión a la Brujería, provenga “de todas las corrientes neopaganas que han surgido al abrigo de la llamada “Nueva Era” y especialmente de la Wicca, un cajón de sastre donde tienen cabida desde el panteón egipcio hasta El hinduista pasando por el islámico, por poner un ejemplo […]”. En realidad, considerar la Brujería como religión, tras prohibirlo el Cristianismo, empieza a replantearse en la Edad Moderna, a partir de que la Ciencia histórica comienza a independizarse, básicamente desde el s. XIX, lo que en tono condescendiente y peyorativo recuerdan en algunos círculos paganos como el “Romanticismo histórico”, el mismo que poco a poco va ganando fuerza con los nuevos estudios académicos, y que nace mucho antes de los años 60/70 del s. XX, que es cuando eclosiona la Nueva Era. La Wicca Gardneriana no puede surgir al abrigo de la Nueva Era, pues sale a la luz al menos una década antes. Sí lo ha hecho, sin embargo, el Gremio del Cerco. De la Wicca Histórica, de la práctica de la Wicca, tenemos documentos que la mencionan expresamente al menos desde el s. IX e.a., cosa que no podemos decir de la Edgewitchery, que creo el término a finales del s. XX, precisamente con la raíz witch (wicca), como consecuencia de unir un localismo sajón (haegtessa, ‘cabalgar el cerco’, del Viejo Alto Alemán hegga, hecka), relativo a prácticas de la Vieja Religión, con el proto-indoeuropeo (+ueik-, wicce, inglés antiguo witch, witchery, ‘acción y efecto de consagrar’, práctica religiosa).

Sí que es cierto, que la Wicca se ha convertido en un cajón de sastre, si bien no menos de lo que lo ha hecho como Brujería en general. Pero este inconveniente, no puede interpretarse como una consecuencia de que exista la Wicca o que la llamemos Brujería, sino a que ya por interés o “invigilando”, hemos consentido o dejado que suceda con afirmaciones “generalistas” como la anterior, más enfocadas a buscar empatías y justificar que estén quienes no deberían estar, que definiciones que la expliquen. Estar al alcance de todos, no hace a la Brujería universal ni propia de cualquier parte, porque LA BRUJERÍA NO ES UNIVERSALISTA, sino consecuencia de la memoria religiosa de unas Tradiciones singulares en unos pueblos concretos. Por eso es que no sepamos de ningún h’ilol en Turingia, ni de una seidkona entre los Tzeltales. Y por lo mismo que respetamos la terminología foránea, deberíamos respetar la nuestra. Eso sí, parecer cercana no la hace asequible ni para todo el mundo. Y desde luego que no deberían aceptarse como wiccanas propuestas como una presunta «Wicca Egipcia», que no deja de ser una forma ecléctica más ad hominem que otra cosa. Que haya personas con más imaginación que coherencia, no significa que todo valga, sino que tenemos demasiado tiempo libre y una espalda muy ancha. Pero como ocurre con lo que llaman Brujería Tradicional: Brujería Verde, Brujería de la Cocina… o Brujería de Estar por Casa. Qué más da, si todo lo que no es Wicca, es Brujería Tradicional.

Por otra parte, es temerario guiarse por lo superficial de según qué afirmaciones: “Los wiccanos eligen un panteón de dioses determinado que entra en consonancia con el entorno socio-cultural en el que viven o bien porque han sentido que han de trabajar con una energía u otra pues para ellos al final todo se reduce al dios y a la diosa y si seguimos excavando un poco, el dios y la diosa no son más que aspectos de una única deidad en su manifestación masculina y femenina respectivamente. Como veis, ahí tenéis la garra limitante del monoteísmo…“

Todos deberíamos poder optar por la religión que sea o ninguna, sin que este derecho suponga un hándicap. Que para alguien sea un problema, dice más de él que del hecho en sí. Elegir, no tiene por qué implicar inventar, mezclar o reducir en este caso nuestra teología a la mínima expresión. Los Dioses no salen de cromos que podamos elegir o cambiar, sino del sentimiento religioso. Si la práctica de la Wicca es politeísta, lógicamente la Wicca tambien ha de serlo, y que los Dioses de nuestro Panteón tengan como figuras principales una Diosa y un Dios, no nos hace biteístas, henoteístas ni monoteístas. Sería como como culpar al Gremio del Cerco por ocultar la “garra limitante” del monoteísmo, tras la Dama Holda y el Viejo Nick, epítetos por los que se conocen a la Diosa Madre y al Dios Cornudo [67] como Figuras principales de su Panteón. Pero como deducir que incorporar la Diosa Asiática Hékate como tercera Divinidad en importancia, se supone que de los pueblos del norte de Europa [68], convierte al Gremio del Cerco quizá en cómplice del dogma de la Trinidad cristiana… ¿por qué no?

Y por cierto ¿dónde se ha quedado eso de que “La brujería del cerco tiene, como ya hemos hablado en alguna otra ocasión, un origen chamánico, basado en prácticas autóctonas registradas en la Europa septentrional y que es conocida como seidh o seidr […]” ? ¿o que “La Brujería del cerco es una mezcla de brujería y chamanismo basados en las tradiciones del Cunning Folk o Gentes de Astucia principalmente de Centroeuropa pero también de las Islas Británicas“ ?… “La brujería del cerco es depositaria de prácticas chamánicas antiquísimas que son propias de los pueblos europeos, una forma de brujería que bebe directamente del inconsciente colectivo europeo y sola y exclusivamente de los arquetipos que surgieron de aquel único caldo de cultivo. Es hora de romper una lanza a favor de una espiritualidad únicamente europea, nunca en detrimento de otras culturas pero sí complementaria e igualmente valiosa.“ … Estamos totalmente de acuerdo con romper una lanza en favor de nuestras tradiciones. Ahora, sólo hace falta cumplirlo y si por ejemplo dicen ampararse en un Panteón concreto, el Germánico en este caso, no recurrir a otros, como el Cario. Y de hacerlo, no incidir con su pureza.

Para zanjar el aspecto teológico, espero haber dejado muy claro el antecedente politeísta de la Wicca. Si con esto, hay quien piense que estoy diciendo que quienes reducen nuestro Panteón a una Divinidad con dos “caras”, a dos Divinidades con mil o solo a arquetipos, no son wiccanos, está en lo cierto, lo estoy diciendo. Que ya va siendo hora que rompamos el cordón umbilical, con la pila bautismal… y quédese quien lo sienta, no a quien le sirva o le guste.