Abel, primer muerto y primer enterrado, tres veces yo, NN, te llamo por tu nombre y evoco:
¡Abel! ¡Abel! ¡Abel!
¡En el nombre y por el poder de Qayin, quien te conquistó y domó tres veces, os conjuro ahora para que me des tus sombras seleccionadas de entre la Legión de los Muertos oscuros!
¡Concédeme ahora la protección de las sombras terribles del vengativo Muerto y envíalas a cazar y perseguir a mis enemigos conocidos y desconocidos que trabajan en mi contra, por lo que ningún hombre o mujer que me han traicionado quede impune y para que su temor, envidia y odio no me alcancen ni perjudiquen!
¡Abel, Guardián de las Puertas de todos los cementerios, establece ahora tus elegidos entre los muertos inquietos como mis escudos impenetrables y espadas envenenadas, y en el nombre de Qayin se conjurado ahora, para servir a mi causa ya que soy un descendiente espiritual directo de tu Maestro y uno de sus siervos más fieles sobre la faz de la tierra!
¡Deja que tus subordinados entre las sombras y espíritus que vagan por los cementerios se reúnan como una manada sedienta de sangre de los perros del infierno, enviales a buscar y devorar la fuerza vital de todos los que han dirigido su magia impotente u odio contra mí, en el nombre de Qayin deja que sean afectados tres veces por la oscuridad de los Muertos!
¡Abel, de tres cabezas y tres veces encadenado guardián Negro de los Túmulos, que todos los males y perversidades que han sido dirigidas hacia mí sean revocadas y en las fauces de la muerte bestial sean devueltas a su origen, fuerza a mis enemigos a venir arrastrándose ante mí, humillados, sometidos y arrepentidos, déjalos sin cordura y afligidos por todas las horribles enfermedades del cuerpo y del alma, que se arrastren en sus propias tumbas abiertas!
¡Por el Señor de todos los osarios, por la Negra Cruz del Gulgatha, por el poder de Nuestro Maestro Qayin, que ahora se haga mi voluntad!
