domingo, 16 de janeiro de 2022

Clarividencia y Adivinación

La clarividencia es es la supuesta capacidad de obtener información sobre un objeto, una persona, un lugar o un acontecimiento físico mediante la percepción extrasensorial.​ Cualquier persona que afirme tener esta capacidad se considera clarividente.

Las afirmaciones sobre la existencia de habilidades paranormales y psíquicas, como la clarividencia, no han sido respaldadas por pruebas científicas.​ La parapsicología explora esta posibilidad, pero la comunidad científica no acepta la existencia de lo paranormal en base a su ausencia de evidencia.6​ La comunidad científica considera ampliamente que la parapsicología, incluido el estudio de la clarividencia, es una pseudociencia.

Los intentos de comunicarse con los muertos o espíritus, se han documentado desde la historia temprana, habitualmente a través de mitos religiosos o paganos. Esta hipotética capacidad se ha relacionado, en muchos casos, con la clarividencia. La historia de la Bruja de Endor habla de alguien que levantó el espíritu del profeta fallecido Samuel para permitir que el rey hebreo Saúl cuestione a su antiguo mentor sobre una próxima batalla, como se relata en los Libros de Samuel en Judío.

El concepto de médium se hizo bastante popular en los Estados Unidos del siglo XIX y en Reino Unido después del surgimiento del espiritismo como movimiento religioso. Se dice que el espiritismo moderno data de prácticas y conferencias de las hermanas Fox en el estado Nueva York en 1848. Los médiums en trance Pascual Beverly Randolph y Emma Hardinge Britten estaban entre los conferencistas y autores más célebres sobre el tema a mediados del siglo XIX.

Allan Kardec acuñó el término Espiritismo alrededor de 1860. 13​ Kardec afirmó que las conversaciones con espíritus por médiums seleccionados fueron la base de su "El libro de los espíritus" y más tarde, su colección de cinco libros, "Codificación de los espíritus.


Clarividente

Un clarividente es aquella persona que ha desarrollado la videncia, clarividencia o adivinación de hechos pasados o futuros. Otro nombre habitual con el que se relaciona a un clarividente es el de vidente. Las personas que desarrollan las capacidades de clarividencia pueden utilizar, aunque no siempre como requisito indispensable, herramientas complementarias como cartas de tarot, oráculos, bolas de cristal o variados artefactos que, supuestamente, actuarían como canales que les permitirían expresar su capacidad innata.

Es importante señalar que los conceptos de clarividente y vidente suelen presentarse, en algunos casos, como distintos. A veces, señalando que uno de ellos tiene capacidades superiores al otro. Sin embargo, estas discusiones no tienen base racional ni empírica, considerando que ambos conceptos refieren de manera general y popular a personas que pueden ver más allá de lo aparente. También a personas que pueden prever situaciones de futuro y que también pueden intuir aspectos del pasado de una persona, sin necesidad de conocerla previamente.

Otra definición muy unida al concepto de clarividente es la de oráculo, aunque este concepto tiene una connotación histórica más clara, relacionada con los conceptos de adivinación y profecía en la antigua Grecia. En este caso, la función del oráculo es la de transmitir el mensaje de los dioses a personas que requieren de dicha información. El mensaje recibido podía o no tener características predictivas. En la mayoría de los casos, los mensajes del oráculo eran inconexos y necesitaban ser interpretados para su correcta aplicación.

Desde esta perspectiva, la función de la Pitonisa, canal humano del oráculo, representaría el vestigio más antiguo de lo que hoy se define de manera popular vidente o clarividente. Cabe recordar, además, que estos conceptos suelen estar muy conectados con la parapsicología, que desarrolla la idea de la percepción extrasensorial como explicación al tipo de fenómenos referidos con cualidades de la mente que aún se encuentran en proceso de investigación.


Problemas físicos

Existen numerosos argumentos físicos que sugieren que la clarividencia es muy poco plausible:


Medio de transmisión, de acuerdo con el principio de causalidad, para que un evento sea observado se requiere que algún tipo de entidad material sea transmitida desde la fuente al observador. La clarividencia requeriría que algún tipo de partícula material o señal fuese propagada desde el futuro hacia el presente. Ese tipo de partículas tendrían una componente temporal de su vector cuadrimomento negativa, y de acuerdo con el teorema CPT de ser partículas másicas serían de tipo antipartículas que sufrirían aniquilación con partículas del mismo tipo, impidiéndose su propagación al pasado. Naturalmente el argumento no se aplica a partículas sin masa como fotones moviéndose hacia el pasado.

Medio de percepción, aun asumiendo que algún tipo de partícula o entidad material se propagase en el espacio-tiempo hacia el pasado, queda el problema de como detectar dicha partícula y de como reconstruir esas señales de manera coherente. La vista y el olfato han evolucionado para detectar partículas materiales y traducirlas a señales nerviosas mediante órganos sensoriales complejos. Ninguna estructura cerebral o de otro tipo parece que pudiera detectar partículas o señales que se mueven hacia atrás en el tiempo. Tampoco existe ninguna estructura cerebral que se parezca lo más mínimo a un órgano sensorial complejo capaz de convertir señales de ese tipo en corrientes nerviosas interpretables por el cerebro.


Adivinación

La videncia o adivinación es la habilidad de quienes afirman poder predecir hechos venideros por sí mismos o mediante el uso de sortilegios. Históricamente esta presunta habilidad ha sido compensada por algún tipo de retribución económica aunque hay quienes dicen practicarla sin ánimo de lucro. Videncia o clarividencia, también llamada adivinación es la cualidad que poseerían.

La capacidad atribuida de adivinar el futuro es una creencia que se pierde en la noche de los tiempos indudablemente asociada a la ansiedad que siente el ser humano por su futuro y por lo impredecible. Abierta o clandestinamente, está presente en todas las sociedades y culturas sin excepción alguna, desde el neolítico hasta nuestros días y a pesar del triunfo del empirismo científico como única visión cosmológica dominante.

Las personas a las que se atribuye tal habilidad suelen estar revestidas, según parte de la sociedad, con alguna cualidad especial, bien sea innata («tener don», «venir de familia», etcétera) o adquirida mediante iniciación u ordenación sacerdotal o de cualquier otro tipo, incluida la «superioridad» que proporciona el hecho de aparecer, por ejemplo, en televisión.

Hoy por hoy, la videncia se practica abiertamente en la mayoría de sociedades occidentales a través de consultas o mediante medios telefónicos, casi siempre apoyándose en algún sortilegio como la cartomancia, astrología, runas, etc; que parece dotar al vidente de mayor autoridad. Jurídicamente se considera bajo el amparo de la libertad de creencias protegida como derecho fundamental por la mayor parte de legislaciones democráticas, si bien ello no impide que se persigan las estafas de importancia cometidas por videntes.

Las adivinaciones se hacían antiguamente de mil maneras diferentes: invocando a los muertos, examinando las entrañas de los animales y hasta de los hombres sacrificados para dicho fin, el canto y vuelo de las aves, las líneas de las manos, las oscilaciones de una lámpara, la dirección que tomaba el humo de los sacrificios, el reflejo y movimiento del agua en un cuenco, la interpretación de los sueños, etc.

Los medios que se han empleado para poder averiguar los sucesos futuros son innumerables. Los astros, ciertas bebidas y hierbas, palabras extrañas proferidas con cierto entusiasmo o por los que ahora llamamos ventrílocuos, han sido medios de que se han valido comúnmente los impostores. La Escritura habla de nueve especies de adivinación. Los judíos habían tomado todas estas supersticiones de los egipcios, de los que se comunicaron a los griegos, y estos las trasmitieron a los romanos.

Entre los paganos la adivinación era parte de su religión. Cicerón dice que el arte de la adivinación romana tuvo origen entre los pueblos melancólicos de Etruria, por lo que llama a esta provincia de Italia en su libro de Divinatione madre de la superstición. En el mismo, examinando si verdaderamente puede haber adivinación, dice que eran tres las opiniones de los filósofos acerca de esto:


unos creían que admitiendo la existencia de los dioses, precisamente debía admitirse la adivinación.

otros sostenían que podían existir los dioses sin ninguna adivinación.

otros finalmente decían que aunque no existiesen los dioses, podría haber la adivinación.


Entre los romanos, al paso que generalmente se reían de esta ciencia quimérica los hombres ilustrados, no por esto dejaba de haber entre los mismos algunos que creían en todas sus supersticiones. No así Catón, que consultado con misterio qué opinaba acerca de haberle los ratones roído y medio comido su calzado, contestó que no veía en esto nada de particular, y sí una cosa muy natural; que lo que le habría sobresaltado hubiera sido si el calzado se hubiere comido a los ratones.

En América había también adivinos, como que Moctezuma hizo salir a los de México para conjurar a los españoles cuando Hernán Cortés se dirigía a esta ciudad y el Senado de Tlascala castigó a los suyos por su impotencia.


Artes adivinatorias

Tanto Platón como Cicerón concebían dos formas de adivinación: una inductiva considerada arte y otra natural, deductiva e intuitiva. Con la inspiración, se consideraba que el adivino era poseído por un genio o demonio, que le sumía en un trance o manía, palabra de la cual deriva mantike: mancias o artes adivinatorias.

Los antiguos veían los elementos de la naturaleza como algo sagrado, y los utilizaban para fines adivinatorios:


Adivinación mediante el aire: austromancia, ceraunomancia, caomancia, eromancia, meteoromancia

Adivinación mediante el agua: hidromancia. La cafetomancia o adivinación en la taza de café, tasomancia

Adivinación a través del fuego: calcinomancia, capnomancia, ceraunioscopia, ceromancia, libanomancia, molibdomancia, sideromancia, teframancia y la piromancia que agrupa la capnomancia y la piroscopia

Adivinación a través de la tierra: geomancia, lecanomancia, adivinación a través de las piedras preciosas: cristalomancia

Adivinación por alguna parte del cuerpo: amniomancia, antropomancia, metoposcopia, onicomancia, quiromancia

Adivinación a través de los animales: alectomancia, cefalomancia, ictiomancia, osteomancia, ornitomancia, hipomancia, shoqma

Adivinación a través de las plantas: hojas de coca

Adivinación a través del éter: astrología

Otras técnicas de adivinación: axinomancia, cartomancia, runomancia, ovomancia, acromancia, alfitomancia, aluromancia, bibliomancia, critomancia, giromancia, lampadomancia, ololignomancia, rapsodomancia, xilomancia, grafomancia, botanomancia, cleromancia, pesomancia, rabdomancia, catoptromancia, enomancia, geromancia, bolomancia, dactilomancia, cleidomancia, cledonismancia, gastromancia


Además, eran muy populares


La oniromancia o interpretación de los sueños.

Los augurios o adivinación con base en el vuelo de las aves.

Los presagios como origen de la observación deductiva de los antepasados.