quinta-feira, 21 de setembro de 2023

Gnosis Tifoniana - Liber Jugorum


En su papel para instrucción titulado “Liber Jugorum”, Aleister Crowley ofrece una técnica altamente efectiva para el entrenamiento y desarrollo de la mente, que puede ser adaptado efectivamente para el uso de los Iniciados modernos. En el método original del Ipsissimus Crowley, el Iniciado se esfuerza en mantener la vigilancia sobre su mente llevando a cabo un pacto para no decir cierta palabra por un periodo de tiempo especificado. Esta palabra debería ser una que sea usada a menudo en las conversaciones diarias con el fin de asegurar la apropiada vigilancia. Por ejemplo, la palabra “y” podría ser seleccionada. El Iniciado podría decidir evitar el uso de esta palabra por un periodo de cuarenta y ocho horas.

Si el Iniciado se da cuenta de que su vigilancia se ha distraído y ha usado la palabra prohibida, o – igualmente terrible – no puede recordar si la ha usado o no, entonces el Sr. Crowley sugeriría cortarse el antebrazo viciosamente con una cuchilla de afeitar con el fin de aprender la lección. Sin embargo, tiendo a estar de acuerdo con Kenneth Grant cuando sugiere que esta acción puede servir para ampliar realmente el abismo entre las mentes consciente y subconsciente y por lo tanto no es recomendable. El entrenamiento por castigo siempre genera resentimientos secretos, que son la última cosa que queremos. En lugar de ello, si te das cuenta de que te has equivocado, sólo sonríe irónicamente y toma nota del hecho, prometiendo a toda tu mente que son su ayuda mejorarás. Este acercamiento más suave al entrenamiento puede durar más, pero los puentes mentales así construidos se mantendrán firmes y los fundamentos serán duraderos. Lo que quieres es convertir tu mente en una integrada y enfocada herramienta, no tenerla encogida de miedo gruñiendo como un perro apaleado.

Cuando algún grado de éxito haya sido conseguido con este ejercicio de retención de la lengua, puedes llevar las cosas un pasa más allá. Ahora intenta evitar que la palabra entre en tus mismos pensamientos, no sólo en tu discurso. Esto, por supuesto, es una tarea considerablemente más difícil. No más pronto te hayas dicho que no pensarás en algo para que surja justo frente tu mente. ¡Tío! No obstante, en esto como en todo, la práctica regular y determinada demostrará producir resultados, con la mente gradual y voluntariamente siguiendo el ejemplo de la fuerza de tu determinación y deseo.