quinta-feira, 21 de setembro de 2023

Gnosis Tifoniana - Triunfo de la Voluntad


El símbolo del Ojo significa el legendario poder hipnótico de Apep, el Yelmo del Terror que Fafnir porta. Pero como todos los practicantes de la magia Draconiana saben, la aquietada mirada muerta es sólo el principio del poder de la Serpiente. Una vez su hechizo ha atrapado y echado el lazo a su presa, la Serpiente se desenrosca a velocidad relámpago y ataca.

Uno de los peligros de nuestro Sendero es su foco interior, siempre interior. No necesitamos hacer esto: necesitamos desenredar cada hilo del Yo y rastrear sus orígenes; necesitamos ser únicos y completos en una extensión que la mayoría nunca soñaría posible. Pero esto sólo es la mitad de nuestra Tarea. Ir siempre hacia dentro es encontrar en última instancia sólo el olvido, porque es el Sendero de la Mano Derecha bajo otra apariencia.

No, mirar no es bastante. También debemos luchar como la Serpiente, inyectando el Veneno interior que hemos acumulado dentro del mundo que nos rodea. Así, dará coletazos y cambiará en su agonía, transformándose, y nos ofrecerá una nueva arena de Juego, un nuevo espejo en el que buscar nuestras Identidades, una nueva presa a la que paralizar con nuestra mirada y afligir una vez más con un bocado fresco de veneno recién preparado. De esta forma, nuestro foco debe ser siempre tanto interno como externo simultáneamente, el sentido del Yo localizado en un nexo entre estos puntos polarizados, continuamente alimentado por nuevos y siempre cambiantes estímulos. No te equivoques sobre ello, el Yo está hambriento y si no es alimentado se atrofiará y finalmente morirá.

La mayoría de tradiciones mágicas y mitológicas ignoran esta necesidad de intercambio dinámico. Algunas lo hacen así porque son ignorantes respecto a ello, cayendo dentro de la soporífera trampa de la introspección solamente. Otras lo hacen deliberadamente, porque su objetivo es la aniquilación del Yo como una entidad separada. Las religiones esclavas de Oriente Medio (Cristianismo/Judaísmo/Islam, etc.) todas empiezan con la suposición de que el Hombre es una especie caída, merecedora de sufrimiento, cuyo deber es la auto-negación y auto-renuncia y cuya meta para las masas es la visión de una eternidad sin cambio en algún Complejo Turístico sagrado. Pero las religiones Europeas originales tienen en sus corazones una suposición totalmente diferente: la vida es dura y es tan simple como eso. El hombre no es un infeliz caído, sino que un audaz y valiente ser que lucha contra duras condiciones, toma sus goces y placeres donde puede, y disfruta el desafío del juego de estar vivo. ¿Y cuando la corriente rodee el final? ¡Hey, hagámoslo de nuevo! Y haciendo, riendo, viviendo, muriendo, aprende cada vez más de sí mismo y los mundos.

Este Misterio es manifiesto en la runa dagaz d , que es indicativa de la realidad polarizada, la paradoja del amanecer y el anochecer. La forma zigzagueante de dagaz puede ser vista como una representación del sendero Serpentino. El punto de vista del Ojo está en el centro, donde todos los polos están en equilibrio y la paradoja es resuelta en el punto de quietud. Pero el activo, manifiesto Sendero de la Serpiente alcanza a abrazar todos los extremos de la existencia, abrazando todos los polos y paradojas con regocijo empírico. Nunca olvides esto. Debemos ser tanto contraídos como extendidos, aquietados y en movimiento. No en secuencia, sino que todo a la misma vez. Sólo en esos raros momentos transcendentales es lograda la verdadera perspectiva omnijetiva.